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Yo ví a un tal Riquelme y nunca voy a olvidarme de Román

Por Leandro Valdés @leandrovaldesVM

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Se acabó la magia nomás. Esta vez creo que es en serio. Me parece bien que sea el 25 de enero. Ese día cumple años Ricardo Bochini, el romántico de los 70´-80´, a quien admiraba Diego. El mismo Diego que le dijo en el entretiempo al Bambino Veira: -“Salgo yo, entra Riquelme”. Fue en el Monumental. Ya con Román en cancha, Boca dio vuelta el partido. El mismísimo Diego que se retiró del fútbol en una inolvidable fiesta en la Bombonera con la casaca del mejor Diez de la historia de Boca. Sí, Maradona, quien se equivocó con Román al tocarlo dónde no se debe (en los códigos al rey de los códigos), y la Bombonera eligió a Riquelme. Siempre eligió a Riquelme.

Aquel 4 de julio de 2012 fue mi inspiración para escribir “Los Verdaderos Mellizos de la Boca”. Fue por dolor, angustia, por sentirme vacío. Ahí lo describí, narré todos sus logros. No vale la pena volver a hacerlo. Ésta vez la sensación que tengo es otra. Román se fue a lo Riquelme, en el boliche de su hermano, hablando con un ex futbolista como Wolff, tomando agua y mate. No podía irse como aquella vez. Román no podía irse perdedor, sino como ocurrió contra Lanús, con la Bombonera aclamándolo. Como cuando debutó. Levantando la pelota, haciendo magia. Con la Bombonera a los pies de quien más la pisó.

Desde que escribí el libro, me volví más metódico para estudiar a Riquelme. Soy un Riquelmista de piel, lo admiro, lo respeto, lo idolatro con todas las letras. Sus gestos, sus palabras, sus silencios, sus momentos para hablar. Y su forma de jugar. Pero aún así, el caño sin tocar la pelota nos lo dejó para seguir deleitándolos. Otra jugada para patentar, el tercer caño que crea sólo con su mente y su talento inigualable.

Dije que tengo otra sensación, otro dolor. Sí, me duele escribir sobre Román. No por él, sino porque nos privaron de ver al crack. La historia se encargará de darle a cada personaje el lugar que supo conseguir. Ya me explayaré un poco sobre esto.

Entonces, omitamos el último campeonato. Mejor remitirse a una saga sobre Riquelme y el destrato de Angelici y la prensa adicta al presidente de Boca (muchos periodistas hoy elogian al por ellos mismos bastardeado ídolo). Fueron varios capítulos, 8 en total, entre el 10/05/14 al 19/07/14, es decir, desde que no jugó más en Boca hasta que eligió AAAJ para, Riquelmismo puro mediante, devolverle a su formador el favor de moldearlo. Eso también es Riquelme. De paso, llevarlo a primera y a las semifinales de la Copa Argentina (luego de eliminar a Racing, campeón AFA de primera). Estos son los capítulos para quien quiera abrirlos y leerlos:

Primero: "De la número 5 al número 10"
Segundo: "La nro. 5 le sigue hablando al número 10"
Tercero: "Y volvió la nro. 5 a hablarle a Román"
Cuarto: "De la 5 al 10"
Quinto: "Las pelotas siguen presionando por el 10"
Sexto: "La tristeza del balón"
Séptimo: "La pelota tiene la HIDALGUÍA de seguir esperando a Román"
Octavo: "Román, te vamos a extrañar, lo mejor para vos"

Ahí dije todo lo que tenía decir. Lo interesante son las fechas de cada capítulo, donde se narran los hechos que hacían a la negativa de la dirigencia para renovarle contrato, luego de obligarlo a rendir examen tras cada partido de Boca en los que, generalmente, Román era la figura del azul y oro. Negativa expresa inicial y luego vía de desgastes cuasi infrahumanos por dirigentes (algunos hinchas de Boca, otros no) encargados en dividir al público Xeneize, en bastardear a quien por U$S 2.000.000 fueron a buscar en enero de 2007 para tapar el tricampeonato perdido y quienes poco y nada hicieron para que juegue en Japón ese año.

Entonces, y no me sonrojo de decirlo (como hice con Maradona cuando debutó para Newell´s en la cancha de Independiente), fui a ver a Argentinos al Estadio Diego Armando Maradona con un hincha del Bicho y su hijo. Paradoja del destino, AAAJ jugó contra Boca Unidos. Le decía a mi amigo: -“Va a hacer esto, ahora lo otro”. Los plateístas no podían creer que no errara un solo movimiento del astro en la previa al juego. Se daban vuelta. Todos sabían que era bostero, todos se dieron cuenta de mi riquelmismo. Y rápidamente ellos también lo mamaron. Boca perdió ese fin de semana con Newell´s. Fue un atajable remate del juvenil visitante Tévez (apellido ilustre, a quien Riquelme le dejó sus botines cuando se fue a Barcelona, club al que también se fue Diego desde Boca). Ese tirito desde varios metros entró cercano al poste que tengo de frente en la cancha, adónde Riquelme le hizo el gol a Gremio en la final de la Copa 2007, pero desde otro ángulo. Todo se repite y se recicla, como lo conté en Los Verdaderos Mellizos de la Boca.

Cómo era de esperarse, AAAJ le ganó 1 a 0 a Boca Unidos con gol de Riquelme. A Román los simpatizantes del Bicho lo aclamaron antes que a Borghi, Caruzzo y Ledesma. Yo lo ví, no me contaron. Amor a primera vista.

Jugó mucho más de lo que su cuerpo podía dar, viajes al interior por doquier, varios partidos entresemana, regalando asistencias y goles. No hizo la pretemporada, palabra que nadie pronunció en 2007 cuando lo usaron, ni ahora se dice para los tardíos refuerzos llegados a Boca no la pudieron hacer. Ellos (prensa oficial) acomodan todo con la misma maestría con la que Riquelme te deja mano a mano. Pero esto último le servía a Boca, lo otro no lo creo. Riquelme se fue, lo otro sigue.

Angelici no lo fue a buscar. Se ocupó de aclarar –tras sus vacaciones- que no lo haría. El mismo Angelici que no se animó a rajar a Bianchi sino que lo tuvo que hacer en conferencia de prensa tras confirmarlo públicamente en el cargo. Quien se hizo famoso por no querer renovarle el contrato a Riquelme. Dijo algo así como que un contrato de más de dos años y en dólares es una locura en este país. Como presidente, y en dólares, le hizo contrato por tres años a los Ervitti, Juan Manuel Martínez y a Silva. A Orión le renovó el contrato un año antes de su vencimiento, y también por tres años a pesar de su edad y, obviamente, en dólares. Dejémoslo. Pensar que el anterior presidente se jugó el puesto por esa renovación de contrato a la que antes hice referencia. Volvamos al crack.

Román siguió haciendo Riquelmismo. Dijo que no podía enfrentar a Boca Juniors, palabras que los jugadores actuales de Boca deberían procesar y procesar. Pregúntenle a Bermúdez que es enfrentar a Boca tras jugar en Boca como lo hizo él. O a Serna. O a Mouzo. O a Márcico.

Es más, si Riquelme fuera el mal compañero, el egoísta, el dueño del club como lo acusan, fácil será para él jugar un año más para quedar como quien más veces vistió la camiseta de Boca en la historia, quien más veces representó al club en la Copa Libertadores y/o buscar la centena de goles con la azul y oro. Pero Riquelme no tiene esos récords personales, no le interesan. Tiene los récords de la gente: dos (o tres) banderazos (algo único en el mundo); la primera estatua y otra estatua con tapitas; programas radiales sólo sobre él; las palabras de cracks del mundo en su despedida; caballos de carrera con el nombre del caño a Yepes, libros varios; temas musicales y tantos etc. que se multiplican y se seguirán multiplicando.

Todos sabemos que Riquelme hizo lo que nadie pudo hacer: jugó las finales y los clásicos. Sí, a la cancha entra cualquiera pero sólo Román es figura en esos partidos.

Es Juan Román Riquelme, quien se encargó de ir pedirle la camiseta a Figo luego de bailotear a los cracks del Real Madrid (donde jugó Quique Wolff) en Tokio; y a quien Zidane acusó de arruinarle su despedida. Los dos mejores Diez de la historia (Maradona y Zidane) se despidieron con su camiseta. Eso en las estadísticas no lo vas a encontrar, como el enorme cariño que siempre le tendremos los hinchas de Boca. Se retiró el último Diez, el mejor y más trascendente jugador de la historia de Boca, y como todo héroe inmortal entre tiranos, lo hará en el ostracismo, expulsado por gente que jamás estuvo a la altura de las circunstancias.

La pelota perdió a su mejor amigo, los hinchas de Boca a nuestro prócer, el fútbol en sí no para llorar. Se fue Riquelme, mejor dicho, se fue Román, a secas. Eternamente gracias por todo.

Por Leandro Valdés* @Leandrovaldes12  @leandrovaldesVM

*Leandro Valdés es escritor, periodista y abogado. Hace poco publicó el libro  "Los verdaderos mellizos de la Boca" de editorial Corregidor. Pero además es mejor persona y un gran compañero en SoyBocaRadio.