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“Zárate es 9 como Benedetto” y otros cuentos

Por Martín Herrera para SoyBoca

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Los lunes siempre cuestan pero más si tenés que analizar y opinar sobre un partido tan malo como el que anoche protagonizó Boca. Perdón, en realidad lo protagonizó Huracán. Con muy modestas armas el encuentro se jugó a lo que quiso “el globo”. El equipo de Parque de los Patricios tiene poco material dentro de la cancha pero sí tiene un DT. Si muchos de nosotros advertíamos que a Boca lo complicaba el juego de presión y fricción en la mitad, Alfaro, vivo como pocos en esto, era obvio que le iba a sacar provecho. Pero esta película ya la vimos ¿No? La respuesta es sí y su última función fue hace solamente 6 días ante Estudiantes. Les dije que los días como hoy se hacían pesados…

Boca fue un espanto. Jugó igual o peor que ante “el pincha” pero con el agravante de repetir los mismos errores (una vez más y van…): sin 9, partido (y perdido) en la mitad, sin gestación de juego, pelotas paradas desastrosas a favor y mal marcadas (en zona) en contra. Para peor, Alfaro en conferencia de prensa previa al partido anticipó que su Huracán iba a salir a morder en cada sector del campo. Ni la fea derrota del lunes ni la advertencia del DT rival surtieron efecto en Guillermo Barros Schelotto. Con sólo 5 partidos en el lomo (y un viaje de egresados a Barcelona), el mellizo optó nuevamente por la rotación y plantó en el Ducó un equipo que no debe tener entrenamientos conjuntos. Es fútbol y puede pasar cualquier cosa pero con estas cartas la suerte parecía echada. El final de la película lo contamos en el inicio: Huracán, con poquito y con una gran presión de cada hombre a la pelota (recurriendo a la falta si era necesario), impuso condiciones. Boca, por su parte, estaba partido con la defensa muy atrás, el medio perdido y los delanteros muy aislados. A eso hay que sumarle que tenías dos extremos para tirarle centros a… Nadie, porque Mauro Zárate salía mucho a tratar de tomar contacto con la pelota. El as bajo la manga Xeneize era que Gago tuviese una vuelta de esas a las que nos tiene (mal) acostumbrados y con su talento le diera fluidez a lo atado con alambre, pero esta vez no sucedió. A Fernando se lo notó lento, falto de fútbol y sin su claridad habitual. Aun así, su regreso a las canchas después de su desgarro y los rumores de retiro fue la buena (y única) noticia de la noche.

Acabado el primer tiempo, ya era evidente que ¿el plan? no había salido y que Boca necesitaba un cambio. Y llegó… pero a los 60 minutos. Guillermo mandó a la cancha a Wanchope Ábila por el colombiano Villa y por suerte el ingreso del 9 fue con el partido 0-0. Y al decir “por suerte” es literal porque un minuto antes un cabezazo de Mancinelli tras un córner besó el palo derecho de Andrada. Sí, otra vez la pelota parada. La única diferencia con la derrota del último fin de semana fue que el testazo de Noguera  entró y el del pelado del globo no. El vaso medio lleno fue la inclusión del goleador y el medio vacío que, a los pocos minutos (7), Zárate, que había vuelto a la posición donde más rindió por detrás del 9, salió y entró Cardona pero a jugar de extremo. Más allá de las pinceladas del colombiano (de los pocos que aporta claridad últimamente), el problema de gestación de Boca no se solucionó y el partido se extinguió sin más.

El match dejó tan poco que se puede resumir al estilo tuitero en pocas líneas:

  • Aprobados Barrios, Olaza y Almendra;
  • Debut con dudas (lógicas) de Balerdi;
  • Flojísimo Buffarini (otra vez y le da de comer a la fogoneada vuelta de Peruzzi);
  • Preocupante actualidad de Pavón: el ancho de espadas del equipo que era el que muchas veces maquillaba malos partidos, errores de planteos, etc., y hoy está muy bajo.

Pero sin dudas lo peor pasó por Guillermo. Otro rival que sale a “meterle” y desde el banco (sistema, trabajo táctico y cambios) no hay respuestas ni soluciones. El DT no afianza una forma de juego y hoy el Boca al que se le caían los goles prácticamente ni genera chances ¿El plus? Sumó nubarrones en su manejo del grupo (alimentadas por su silencio durante días) por el caso Tevez (párrafo aparte para los que sostenían que se mandaban mensajes y eran mejores amigos mientras en Soy Boca te contábamos que nunca se quisieron). El momento futbolístico y de clima de Boca no es bueno y, en ambas situaciones, la responsabilidad es del DT. No es una tragedia, ni un escándalo pero si hay problemas a resolver y el momento para marcarlos es ahora que recién arranca el torneo y antes de la revancha por 8vos de Libertadores para que, con una profunda autocrítica, se limen errores y se potencien virtudes para poder festejar en diciembre.

Las últimas líneas parecen utópicas al escuchar a Guillermo salir de su disfonía para sacar a relucir su libro de fábulas:  “Zárate es 9 como Benedetto”  (cuando el 15-08, post Barcelona, hace sólo 11 días declaró que era “enganche” o quizás se refiera al Pipa jugando de extremo como ante IDV),  la culpa de los malos partidos de Boca fue “canchas donde no se puede jugar”, “con Tévez no hay pelea” y “marcar en zona u hombre la pelota parada es lo mismo”.

El partido con Libertad nos encuentra en un momento de involución pero con la ventaja de 2 goles arriba y hay que saber administrarla para pasar a cuartos de final. Después, si Guillermo realmente cree en estas declaraciones que dijo y no corrige el rumbo, la profecía de Jara estará cerca cumplirse.

Por Martín Herrera para SoyBoca



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