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Volver a empezar...El plantel xeneize ya comenzó a llegar al Complejo de Ezeiza para iniciar el proceso de hisopados

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El plantel xeneize ya comenzó a llegar al Complejo de Ezeiza para iniciar el proceso de hisopados. Será uno detrás del otro y de una manera muy particular. Conocé acá los detalles.

La espera se terminó. Después de casi cinco meses, los jugadores de Boca volvieron al Complejo de Ezeiza, aunque esta vez no para entrenarse, o casi, mejor dicho. El plantel xeneize comenzó esta mañana con el proceso de hisopados que indica el protocolo que se pactó hace unos días en la reunión que mantuvieron el Gobierno Nacional en conjunto con el Ministerio de Salud y Chiqui Tapia, el presidente de la AFA, en donde se definió que desde el lunes 10 de agosto volvieran los entrenamientos. Aunque todos, por supuesto, con sus medidas de prevención. Y el equipo de Miguel Angel Russo​ ya está en marcha.

Desde las 8 empezaron a llegar los primeros futbolistas uno detrás del otro, pero siempre sin mezclarse y tampoco teniendo contacto entre ellos. La metodología que diseñó Boca se hizo de tal forma para que sea poco el tiempo que los jugadores pasan dentro del predio. ¿Cómo es el proceso? Cada uno llega en su auto particular, ingresa al Complejo, se estaciona directamente delante de la puerta del consultorio, se hace el hisopado, electro, análisis de sangre y se va. Una especie de AutoMac.

Además, este viernes también todos los futbolistas se llevarán tres mudas de ropa cada uno, más una planilla y un termómetro que les da el club para que todos los días a partir de este sábado se tomen la temperatura y la anotan, más que nada para que los médicos puedan hacer un seguimiento detallado.

Respecto al cuerpo técnico, ya fueron hisopados este jueves, a excepción de Russo, quien llegará de Rosario en estas horas, se someterá al proceso durante el fin de semana y seguramente el lunes esté al pie del cañón en la vuelta a los entrenamientos, esa vez ya con los pantalones cortos. Por lo pronto, Boca ya volvió. Ole/Foto: La Nacion


Fueron 145 días. Cuatro meses y casi tres semanas sin estar juntos. Ese tiempo pasó el plantel de Boca sin verse de cerca, antes de reencontrarse este viernes en el Complejo de Ezeiza, donde volverán a entrenarse el próximo lunes bajo un estricto protocolo sanitario.

El 14 de marzo, el actual campeón del fútbol argentino goleó a Godoy Cruz 4 a 1 por la primera fecha de la Copa de la Superliga. Los jugadores regresaron de Mendoza el domingo 15. Regresaron a sus hogares. Fueron citados para el martes 17. Y ese mismo día se les avisó que el entrenamiento estaba suspendido hasta nuevo aviso. El comienzo de la Cuarentena anunciado por Alberto Fernández el jueves 19 por la noche derivó en la suspensión y luego cancelación de ese torneo, y dio comienzo al eterno período de entrenamiento a distancia, vía Zoom y otras plataformas.

LA NACION accedió a todos los detalles de este retorno a las prácticas presenciales del club de la Ribera. El trabajo está estipulado con todos los recaudos correspondientes, para evitar contagios. Nadie que no cumpla con el protocolo podrá acercarse al Complejo. Ni dirigentes, ni familiares, ni periodistas, ni hinchas.

Con la ausencia prevista del técnico Miguel Ángel Russo (luego de hacer la cuarentena en Rosario junto a su familia, volverá a Buenos Aires el fin de semana o el propio lunes), este jueves fueron a Ezeiza los integrantes del cuerpo técnico, cuerpo médico y colaboradores a hacerse los respectivos estudios e hisopado. Cada club que está en competencia internacional deberá pagarlo por sus propios medios, ya que la Conmebol exige los PCR. En cambio, el protocolo de AFA habla solo de testeos sanguíneos, es decir, el test rápido.

El caso de Russo es especial, y por eso aún no está definido que participe de todos los entrenamientos. Lo más factible es que diga presente el lunes o algún día de la semana próxima, y luego delegue la tarea al preparador físico Damián Lanata y al resto de sus asistentes, con los cuales seguirá en contacto permanente, e incluso pueda ver el trabajo desde su hogar. A sus 64 años, y luego de superar un cáncer de vejiga y próstata a comienzos de 2018 que en la actualidad le demandan controles de rutina, el DT de Boca es un paciente de alto riesgo de contagio.

ste viernes, finalmente, los jugadores volverán a verse las caras. Todos se harán el hisopado y el estudio serológico (para saber si alguno ya cuenta con los anticuerpos para enfrentar el Covid-19). Además, como es habitual antes de cada pretemporada, todos serán sometidos a chequeos médicos (estudios cardiológicos y extracción de sangre).

Una vez finalizados esos estudios, los jugadores se retirarán del complejo con tres mudas de ropa para entrenarse, vendas y otros elementos que contribuyan a minimizar las molestias que puedan llegar a sentir al volver a calzarse botines después de cuatro meses y medio sin hacerlo. También se llevarán a sus casas un termómetro y una planilla. Tendrán que tomarse la temperatura al menos dos veces por día y anotar en la planilla el resultado de esa medición. Lógicamente, si alguno levanta fiebre, avisa al club.

Gazebos, vianda. Y la ropa sucia se lava en casa

Cuando el lunes deban presentarse en Ezeiza, cada jugador tendrá que llegar solo y con su auto, ya cambiado para el entrenamiento. Excepcionalmente ese día, serán sometidos a un segundo hisopado, más allá del ya habitual control de temperatura. A pesar del contexto, será la primera vez que se entrenarán juntos, o casi, desde aquel 4-1 a Godoy Cruz del 14 de marzo en Mendoza.

Los dos grupos de 18 futbolistas están repartidos de acuerdo al puesto, la edad y la condición de titularidad o no. El objetivo de esta división es evitar que, en caso de algún contagio, Boca no se quede, por ejemplo, sin arquero.

A su vez, ese grupo de 18 jugadores se desdoblará en tres grupos de seis. Cuando cada uno ingrese al complejo se le asignará un estacionamiento y una cancha puntual, y así evitarán cruzarse con los otros dos mini grupos de seis. En cada campo trabajarán seis personas al mismo tiempo, distribuidas a lo largo para lograr la distancia correspondiente.

En cada cancha habrá seis gazebos (uno por jugador) donde tendrán una mesa con una silla, en la cual podrán cambiarse las zapatillas por los botines, donde podrán dejar sus pertenencias (el buzo y una remera seca). Por cada grupo y cancha habrá un profesor y un kinesiólogo o alguien de cuerpo médico, y obviamente alguien del cuerpo técnico a cargo del entrenamiento.

Una vez que finaliza el entrenamiento, cada jugador se cambiará en su correspondiente gazebo y se llevará la ropa sucia a su casa, donde tendrán que lavarla. Además, en esa mesa tendrán su vianda con fruta, bebida y cereales, que es lo que suelen comer después de las prácticas.

Esta rutina se repetirá todos los días, de lunes a sábados, durante las próximas dos semanas.

Todo es contrarreloj. Porque de no mediar reprogramaciones, el 17 de septiembre Boca deberá visitar a Libertad en Asunción, por la tercera fecha del Grupo H de la Copa Libertadores, que precisamente lidera el conjunto paraguayo que dirige Ramón Díaz.

No solo eso. De acuerdo al calendario que oficializó la Conmebol, apenas un mes y tres días más tarde culminará la etapa de grupos. En resumen: después de cuatro meses y 19 días, Boca tendrá 24 días para que su plantel se ponga en forma, para que luego dispute cuatro partidos en 35 días y los primeros tres en apenas 12 (después de visitar el 17 de septiembre a Libertad irá a Medellín a jugar el 24/9 con el DIM, y cinco días más tarde recibirá a Libertad). Finalmente, cerrará también de local el 22 de octubre frente a Caracas. Con un dato más: los tres rivales del Xeneize llevan más tiempo entrenándose. Libertad volvió a jugar de manera oficial el 23 de julio, Caracas se entrena en grupos reducidos desde el 24 de junio y el DIM, desde mediados de julio.

Aunque la pandemia por coronavirus no solamente no pasó sino que en nuestro país atraviesa por estos días el momento de más contagios y muertes, el planeta fútbol vuelve a girar. Y la pelota, a rodar. La Nacion