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La llegada de Carlos Bianchi a Boca Juniors: La fundación del virreinato...

La columna de historia: Por Alberto Moreno para "Boca es Nuestro"

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Nueve de julio, fecha patria (azul y oro, aunque no lo sabíamos aún). Tarde soleada de invierno. Van nueve del primer tiempo y por la punta izquierda, el Mellizo engancha una vez para adentro y otra para afuera, desparrama a su marcador, desborda y saca el centro perfecto, de zurda, al segundo palo, por donde entra el Titán para mandarla a guardar de cabeza.  Dieciséis minutos después, Román encara en tres cuartos con pelota dominada, amaga pegarle al arco de afuera, pero la abre para el Mellizo, que esta vez está por la punta derecha. Nuevamente un centro al segundo palo, por donde aparece de nuevo Palermo para marcar un gol calcado, solo que desde el ángulo opuesto. Y sobre el cierre del primer tiempo, justo cuando el rival está intentando reaccionar, termina de liquidarlo: el Vasco que va hasta el fondo por la izquierda y tira el centro con rosca para un Cagna que –otra vez de cabeza- marca el 3-0. El segundo tiempo se mantiene semejante, Boca conserva la intensidad, presionando con sus mediocampistas. Mucha llegada por los costados, tanto de los volantes como de los laterales, el Melli yendo por ambas puntas y Martín depredando el área.  Román la pone bajo la suela y la esconde primero, pero a los 59’ busca un pase bombeado del Melli, la baja con el guante y la clava abajo, contra el segundo palo. Asunto liquidadísimo. El rival descontará dos veces sobre el final, pero nada para preocuparse. ¿Cómo te ibas a preocupar con un equipo del Virrey?

Porque está claro con todas las características mencionadas que era un equipo del Virrey, ¿no? El temita, para nada menor, es que estamos hablando del primero de todos. De aquel que salió a la cancha un 9 de julio de 1998 para enfrentar a Central en Arroyito, en un amistoso invernal. Solo que desde entonces, desde el vamos nomás, estaban presentes todas las características que iban a definir al Boca de Bianchi. ¡Y eso que los colombianos todavía no habían vuelto del Mundial y Boca no había comprado al Negro Ibarra! Incluso la apuesta a los pibes para reemplazarlos: de 4 fue Ortiz, Samuel de 6, el Vasco de 3, Rosada de 5, Román de enganche, Navas por la banda izquierda y desde el banco entraron Alfredo Moreno y Matellán. Esa victoria abría la ilusión. Una ilusión moderada, desde ya. Una ilusión de imaginación corta. Nadie podía ni soñar todo lo que empezaba ese día…

Tras el derrumbe en el Clausura ’98 con el Bambino y el breve pero muy fructífero interinato de Carlitos García Cambón, Macri se decidió a buscar a Passarella. Sí señor, Macri quería a nuestro agente encubierto, quien venía de dirigir a la Selección y después de algunas charlas empezó a soltar la lengua y revelar que era bostero desde pibe. Empezaron a sonar nombres como Ortega, Almeyda, Ayala y Zamorano, para los puestos que luego ocuparían Román, Chicho, el Patrón y el Titán… Digamos que CLARAMENTE nos encaminábamos a una catástrofe. Por suerte, cuando esas novedades sonaron en la República de La Boca y sus inmediaciones, se produjo un ataque de alergia masiva ante tanta pluma y el rechazo fue total. Todavía no había nacido el Bostero 2.0, a Román gracias, había un claro entendimiento de con qué cosas no se jode. Así que surgieron banderas del tipo: “Faltan Alonso y Ramón Díaz y estamos todos…”, buscando hacer entrar en razón al presidente. Un pajarito me contó que Pedro Pompilio le terminó de abrir los ojos y finalmente Macri le cortó el embale al Kaiser y fue en busca de Bianchi, quien en ese momento era el máximo candidato a suceder en la Selección… a Pasarella.

El 19 de mayo lo fueron a buscar y el 27 ya estaba dando su primera conferencia en el Templo y dejando en claro que no quería vedetismos ni cabarets y que con él jugaban los que se rompían el alma. Quería bajarle el perfil al plantel y así se produjo una pequeña –y en general, diplomática- limpieza del plantel: partieron con otros rumbos Fabbri, Caniggia, Latorre y Solano. A cambio, el Virrey solo pidió a Chilavert e Ibarra. Y le propusieron a Guglienminpietro. Como se sabe, sólo llegarían el Negro y, un poquito más tarde, el Chipi Barijho. ¿El resto? El Virrey empezó a demostrar que era el Emperador del Sentido Común: “La pretensión es estar entre los mejores, como le corresponde a Boca Juniors. Prometer el campeonato sería hacer demagogia. Hay que aprovechar el material que dejaron Cambón y Veira. Hay buenos jugadores en inferiores y hay que darles oportunidades”. Algunos de los conceptos vertidos en su presentación en público con los colores xeneizes.  Así, con todo firmado, el 2 de julio largó la pretemporada en la Posada de los Pájaros de Tandil, con el querido profe Santella afinando los motores de la que sería la máquina de ganar del Virrey.  Detallista pero no obsesivo, tolerante excepto con la falta de actitud o el aburguesamiento, respetuoso,  simple, claro, sin intenciones de buscarle la cuadratura al círculo, con la idea clara de que los triunfos son consecuencia del laburo,  el Virrey se ganó rápido a sus jugadores, demostrándoles algo que hacía rato faltaba en la Boca: coherencia. Le habló a Román y lo convenció de que fuese eje y no apenas un gran lanzador; junto al Mellizo y al Titán y los transformó de enemigos platenses en una dupla letal; combinó la experiencia y liderazgo del Patrón con la velocidad y clásica de Samuel para ponerle un candado a la defensa; bancó a Córdoba cuando muchos dudaban, rescató del olvido al Pepe Basualdo, plantó a Chicho en el centro de la cancha y le dio la cinta a Cagna, un capitán acorde a su perfil, mandó al Negro y al Vasco a hacer surcos por los laterales…

Así, en unos pocos días, el motor estuvo bastante afinadito para el debut con Central. Lo que pocos recuerdan es que tras él , Boca jugaría varios amistosos más, el primero en Perú, ante Universitario, que terminaría en 0-0. Pero ya de vuelta en la Argentina, les ganó en fila a Independiente (2-0), el Toluca de México (2-0), y Racing (3-1), siempre demostrando una solidez llamativa, que contrastaba mucho con el Boca de la primera mitad del año. Y de a poco armando la formación ideal: ya contra Independiente formaría con Córdoba; Solano, Bermúdez, Samuel, Arruabarrena; Cagna, Serna, Navas; Riquelme; Barros Schelotto y Palermo. El debut oficial llegaría contra Vélez justamente, el 5 de agosto por la Copa Mercosur. Terminaría en derrota 0-1 y de local, un tropezón que poco tenía que ver con lo que vendría. La verdad, la historia más maravillosa que nos pueden contar a los bosteros, comenzaría apenas cuatro días después en cancha de Ferro. Boca debutaría en el Apertura ganándole al Verdolaga por 4-2, ya con el Negro Ibarra en el equipo, y compartiendo con aquel debut amistoso ante Central no solo el resultado, sino lo que es más importante: el funcionamiento. Ese que nacía un 9 de agosto de 1998 era un equipo de hombres, de guerreros hechos a la medida de la historia de Boca, dirigidos por un estratega tan brillante como lógico, tan sensato como ganador. Comenzaba la gloriosa historia del Virrey de la Boca.

Por Alberto Moreno para "Boca es Nuestro"


"Boca es Nuestro" Todos los jueves de 18.30 a 20.00 hs por Radio Ired. El equipo está conformado con Vanesa Raschella, Eduardo EliaschevClaudio Giardino en la conducción. Los columnistas que cubren las principales actividades de nuestro Club son Martín Marzolini en básquet, Vanesa Raschella en futbol femenino, Martín Herrera en fútbol profesional, Jacqueline Vezzosi en divisiones inferiores del fútbol masculino, Mariano Reverdito con el polideportivo y el invalorable aporte de Alberto Moreno recordándonos de dónde venimos en cada hecho histórico de nuestro Club. Con la producción general de Leo Zallio, Gabriel Martin, Fernando Burruso, Daniel Lubel Maximiliano Catanzano en diseño y gráfica.