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El enganche con título de extremo...

Por Marcelo Rodríguez para el blog Corazón y pases cortos

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Es rarísimo cómo en Boca se cuidan las palabras. Cómo hay una necesidad necia de no repensar lo que se dice y se repite como si fuéramos loritos, emborrachados con miga de pan mojada en vino tinto (los que peinan canas, sabrán de lo que hablo, los más jóvenes, que pregunten).

Es hasta ridículo escuchar que el entrenador Xeneize diga que Edwin Cardona es extremo, o mejor dicho, dijo: “Puede jugar de enganche, de extremo y de volante interno”.

A ver, pensemos. Cardona es un extremo como Cristian Pavón, ah no… pará, es extremo como Cristian Espinoza o como Junior Benítez… O es un extremo como Pablo Mouche en Lanús, o el Laucha Acosta en el mismo equipo.

Si esto es así: ¿Por qué a Cardona le ven cosas  de Riquelme, salvando las distancias? Riquelme no corría, Riquelme no cerraba como un lateral, Riquelme no te hacía la banda, sólo te hacía ganar el partido, un detalle nomás. Entonces, ¿en qué se parecen Cardona y Riquelme? Se parecen porque los dos son enganches. Se parecen porque lo dos son medios pachorrientos, los dos cuidan la pelota con los brazos y la cola. Marcarlos a los rivales se les hacía muy difícil…

Pero Cardona es extremo; o lo que es peor: volante interno. ¿Qué función cumple un volante interno? Acompañar al central, ponerse al lado, llegar al área propia para defender, llegar al área rival de sorpresa para definir. Ser una especie de rueda de auxilio en defensa para el lateral propio… Y Cardona no juega así. Circunstancialmente puede quitar una pelota en su propia área, pero él aparece del medio hacia adelante, como Riquelme.

Entonces, ¿extremo, volante interno o enganche? Enganche, señores. No le demos más vueltas y disfrutemos de un jugador que juega a la pelota; que piensa antes de correr; y si no puede correr, por gordo, por grandote, o porque la naturaleza no le dio velocidad, entonces que juegue como pueda. Con lo que demostró, bastante más le dio al equipo que muchos otros encumbrados jugadores hoy en Europa.

Sabemos de los “caprichitos” y de estas peleas internas que existen en no dar el brazo a torcer en tal o cual tema. Pero asegurar que el colombiano juega de extremo o que puede jugar así, es… no desconocer cuestiones futbolísticas, sino que es una manera de tomarnos por b… tontos. Y la verdad, alguno no lo somos tanto como para comprar todo lo que nos dicen.

Gracias a Dios, tenemos un tipo que juega a la pelota. Disfrutémoslo, apoyémoslo, banquémoslo. No lo hagamos trofeo de triunfo de no sé de qué guerra ni quienes pelearon.  El colombiano es como Román, juega a la pelota. En eso son iguales.

 

Por Marcelo Rodríguez* para el blog Corazón y pases cortos (Siempre Boca)

* Marcelo Rodríguez es periodista acreditado en Boca desde hace más de 20 años. Autor del libro "Con Alma y Corazón". Trabaja en el diario Crónica, escribe en Don Balón y fue uno de los puntales de Informe Xeneize. También trabajó en El Cronista Comercial, La Razón y Diario Popular. Y además en la inolvidable Asi es Boca.