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El Tévez por la boca muere

La opinión del hincha. Por Ragequit

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Se desprecia mucho lo extrafutbolístico a veces. Se cree que basta con que alguien juegue bien para ganarse la idolatría de la gente. Y no es así. Ser ídolo es muchísimo más. Ser ídolo se construye dentro y fuera de la cancha. Ser ídolo se construye con actitudes. Ser ídolo se logra entregando todo y sin pedir nada.

Tévez ha sido un tipo con un carisma muy especial que desde el vamos ha reunido todas las características para serlo. Humilde. Frontal. Nunca fue de ostentar, eso que tiene mucho con que hacerlo. Abocado a sus amigos y a sus afectos. Siempre dispuesto a atender al hincha. Uno de esos tipos que prácticamente se hace ídolo antes de jugar, y que cuando en la cancha demostró todavía encima que era de otra estirpe ni te digo. Con partidos consagratorios casi desde el vamos, con la única preocupación de jugar dentro de la cancha, ya que otros referentes se encargaban de absorber la presión y dar la cara si había que explicar derrotas.

Y se fue. Se sintió desbordado por el club, desbordado por la situación, o al menos eso dijo... se "cansó" y se fue a Brasil; jugando mucho con el "me voy" y "me quedo", vale recordar, como deshojando una margarita. Fue ídolo allá. Siguió en Inglaterra. Corrió igual suerte, con lo difícil que es para un argentino ser querido en ese país. Obviamente no tuvo problemas para meterse a la hinchada en el bolsillo en Italia (la misma que está tan desilusionada como muchos hinchas de Boca, ya que les había dicho que si se iba de su club era porque quería retirarse en el que lo vio nacer). Y decidió volver.

Y hubo varias operaciones mediáticas. Una para enaltecer la figura de un presidente que venía a capa caída, que estaba recibiendo puteadas feroces fecha tras fecha. Fue él, nos dijeron. Fue él el que logró lo imposible por creer en un sueño. Casi como si fuera un programa de Julián Weich. Un armado mediático patético. Que rindió sus frutos. Porque un presidente que tenía una imagen negativa como pocos en la historia, y eso que era el sucesor nada más y nada menos que de un DESASTRE como Ameal, de repente era el hábil artífice de la vuelta del hijo pródigo. ¿Y de Tévez? Se dijo...-no, ÉL dijo, que vino porque quería retirarse en Boca. Que venía por amor al club. Y cómo nos comimos el verso. Cómo caímos. Muchos incluso lo defendimos cuando le tiró pestes a una administración provincial kirchnerista, pensando que era un comentario que venía desde si alma ante el dolor innegable que provoca la pobreza, indisimulable (por más que intentaron hacerlo) en el litoral argentino. Muchos ignoramos a quienes nos dijeron que vino a jugar políticamente. Qué ilusos. Qué pelotudos.

El tipo vino. Y el club lo recibió con los honores que un jugador de su calidad y con su historia merecía. Los hinchas llenaron la cancha solamente para decirle gracias. Y jugó y fue figura. En esos 6 meses levantó un equipo muerto y lo hizo ganar dos campeonatos. Y así como no tardó en romperla, tampoco tardó en demostrar que sí, que efectivamente vino al club a hacer política. A responderle al patrón de estancia y darle su apoyo. A devolverle estatura eleccionaria a la figura de un hincha de otro club vapuleada por una gestión marcada por el desprecio a todo ídolo que no le haya sido funcional y una muy mediocre gestión deportiva; ni hablar de lo extradeportivo. No porque no importe, sino porque el tiempo es finito. Y está claro que no se resume una elección en el apoyo de un jugador o de un técnico. Sería una estupidez afirmarlo. También es una estupidez negar que su grado de influencia tuvo, porque en pocas semanas cambió radicalmente la imagen de esta paupérrima dirigencia.

Aún así, terminó el año y Tévez se quedó "con las llaves del club". Era, decían, el que decidía todo. El que decía cómo había que comer, el que pedía públicamente que se reforme el gimnasio y se hacía, el ejemplo a seguir. Su imagen estaba por las nubes. Hasta llegó a aceptar, sin sonrojarse, que le encantaría ser el ídolo más grande de la historia del club; era, eso sí y desde ya, el "líder positivo" que el macrismo tanto quería, la misma lacra que tácitamente echó como a un perro al mejor líder que hemos tenido desde los lejanos tiempos de Rattín (con el perdón de Mouzo, Rojitas y tantos otros próceres del club, que a mi limitadísimo entender no conjugaban rendimiento superlativo con liderazgo indiscutible de la manera excelsa en la que lo hicieron los otros dos). El lugarteniente leal, dicho por unos; el perfecto obsecuente, dicho por otros. A pesar de todo, en la cancha era indiscutido, y domingo tras domingo encomendábamos la suerte del equipo exclusivamente a él.

Pero de repente llegó el 2016 y San Lorenzo, que nos había dado una paliza en los escritorios para inventar una final ridícula, repitió la paliza en la cancha. Arruabarrena, pese al apoyo endeble del mismo "presi" al que le había vendido el alma, cayó fulminado cuando el resto de la comisión directiva exigió un sacrificio, vaya uno a saber a qué deidad (o a qué demonio, ejem...). Sí, estuvo un par de partidos más en el banco, pero era un muerto vivo. La situación ya no la podía dar vuelta. Ya estábamos todos, y probablemente también él mismo, hastiados de que cada vez que el tipo amagaba con levantarse volvía a caer. Y Tévez con un rendimiento paupérrimo, para desconcierto de todos. Fuera de forma. Y ahí se descalabró todo. Porque la sucesión del Vasco dejó secuelas. El representante de Tévez se reunió con un candidato a entrenador, algo nunca visto; qué nos sorprendería de todos modos, si nunca antes visto era que un jugador haga público su deseo de la relección del "presi". Pero ido Arruabarrena el presidente de la Nación tenía un sueño que, honestamente y para qué negarlo, muchos hinchas de Boca compartíamos: Guillermo Barros Schelotto. Y bajó la orden y no hubo discusión alguna: Guillermo al club.

Ahí, dice la prensa, empezó la puja de poder entre uno y otro. Desde el vamos Guillermo echó a su amigo Osvaldo, en una decisión muy polémica, aunque vale la pena remarcar que méritos para ser echado los hizo y a montones el "rolinga". En su libro de pases el club no trajo ninguno de los jugadores con los que Tévez se quería rodear, especialmente su amigo Wanchope Ábila. Es más, Angelici incluso había decidido deshacerse de otro de sus compinches, Tobio, quien inexplicablemente pasó de no ser tenido en cuenta a ser titular, mientras se rumoreaba que Tévez habría ofrecido pagar él la diferencia existente entre los deseos del club brasileño y la oferta de Boca. Y sí, que los periodistas digan lo que quieran, cuando no mienten inventan, pero lo cierto es que hubo una conferencia y Tévez, ensayando una "broma", le dijo a Aguilera que se iba y silenció completamente a la sala de prensa por unos cuantos segundos hasta que largó una carcajada; tan a gusto en el club no estaba. Y para peor no era momento para joder, al menos no para los hinchas de Boca, porque en el medio de todo eso nos había dejado afuera de la Libertadores un ignoto equipo ecuatoriano de manera humillante; y el tipo, que en la cancha se había escondido de un penal, reaccionó tomándose una semana de descanso para ir a jugar al golf, como si lo que pasase en el club no importase una mierda. Claro está, el operativo mediático para instalar que todos los hinchas de Boca habíamos sanado ya de la eliminación "porque al señorito se le ocurrió volver" empezó apenas terminó la conferencia de prensa, y seguramente estaba guionizado ya antes de ella, porque aparentemente la (nueva) vuelta del jugador era más relevante que la vergonzosa eliminación.

Volvió el fútbol, en definitiva, que era lo que importaba. Tévez seguía sin aparecer. Su nivel durante todo el 2016 había sido de bajo a bajísimo y no se entendía por qué. Volaban las elucubraciones, los adivinos y los cantantes de la posta, pero lo cierto es que en el césped no rendía. Y levantó un poco su nivel. De a poco. En un equipo donde nadie rendía y donde todos se escondían se fue haciendo importante de vez en cuando. Jugó un poquito mejor que el resto del equipo en la eliminación contra Central, o fue al menos el único que intentó jugar, pero no alcanzó; aunque también hay que decir que si no se ponía el equipo al hombro él contra Lanús ni siquiera llegábamos a esa instancia. Pero era poco. Muy poco.

Y volvió Gago de la lesión. Sí, Gago, Pintita, Fernando, Fer, Fernadito, Fernandín, como quieran llamarle; el mismo al que ahora están boludeando para su renovación. Y volvió al fútbol de manera esplendorosa, jugando al fútbol como pocos pueden hacerlo. Y con él se afirmó el esquema. Y con un esquema más equilibrado y con un tipo que jugaba al fútbol Tévez tuvo con quién dialogar. Y al tener con quién hacerlo su rendimiento creció muchísimo. Al tener un mediocampo que sabía cómo salir Tévez pudo ocuparse del ataque, no tuvo ya que "ir a buscar la pelota al lado del 5". Y vaya uno a saber si fue el esquema, si fue el efecto Gago, o si fue de pura obstinación para dar vuelta las cosas, pero la cosa es que ahí sí Tévez recuperó, finalmente, su nivel. Porque solamente él, en este Boca post-Riquelme, podía romperla en un superclásico de la manera en la que la rompió. Destrozando fantasmas, burlas, provocaciones, dudas propias. Jugó un partido a la altura del gol del Diego a Fillol, del caño a Yepes, del gol en muletas de Palermo, nombres mayúsculos en el club si los hay. Y no estoy jodiendo ni perdí la chaveta, fue un partido increíble; uno de esos partidos que son más que consagratorios: puso de rodillas al rival.

Pero en el medio de las cargadas a los hijos, en el medio del festejo de los tres clásicos consecutivos ganados, en el medio del festejo por alcanzar la punta en soledad, no se desmentía un rumor que crecía con el tiempo: que se iba de Boca. Y quedaba una fecha. Y la Bombonera explotó. Y que de la mano de Carlos Tévez, y que Tévez no se va, y banderas, carteles, cantos, gritos, llanto... todo. Todo su arsenal desplegó el hincha de Boca haciéndole saber a Tévez lo que lo quiere, intentando que entienda que su lugar en el mundo es el club; ese mismo hincha que lo había recibido con loas cuando ni siquiera había empezado a jugar en su vuelta. Y él se conmovió, y lloró y agradeció, pero cuando todos esperaban alguna confirmación se fue sin decir una palabra, quedándose con lo que venía diciendo desde hacía varios días: que todavía no lo había decidido.

Faltaba solamente la puñalada final. ¿Que se iba? No. El que no sabía que se iba por lo menos sabía que era muy posible, incluso los que preferimos creerle que la decisión final no estaba aún tomada. ¿Por qué se iba? Tampoco. En definitiva da lo mismo. Hacelo por la guita, hacelo porque querés comer sin que te "incomoden" en el restaurant (argumento muy similar del "jugador del pueblo" al del patrón que "como que le da cosa" que haya mendigos pidiendo limosna a la salida de su local de preferencia y los manda a correr), hacelo porque Guillermo es caracúlico o por la razón que se te cante, la realidad es que sos dueño de irte por lo que se te antoje y hasta solamente porque se te cantan las pelotas; el único tabú es que te vayas con las gallinas, ahí sí que no se contempla absolutamente ninguna razón y que no existe perdón (está clarísimo que Tévez, hincha de Boca él mismo, nunca llegaría a semejante bajeza). ¿Cuándo se iba? No voy a negarlo, esa molesta, y mucho, ya que nos deja en banda en el medio de un campeonato que es importantísimo para el club, porque en 6 meses se juega nuevamente la posibilidad de jugar un torneo internacional en el 2018; y de no lograrlo serán 2 años seguidos sin salir de las fronteras, algo que en Boca duele, y mucho. Pero no, no fue lo peor.

La puñalada fue el cómo. Y la puñalada se agiganta cada vez que nos enteramos más de la cocina de esta traición. Porque la traición no es irte. La traición es tomar al hincha de pelotudo y mentirle sistemáticamente desde el vamos. Porque se cansó de repetir que tenía que decidirlo cuando se había sacado una foto con la camiseta un tiempo antes; estaba cocinadísimo a pesar de que él se encargó, una y otra vez, de negarlo. Porque dijo cada vez que pudo hablar que el primero en enterarse iba a ser el hincha, y si bien está claro que es una manera de decir "yo voy a ser quien le confirme personalmente la noticia" (porque lógicamente la dirigencia se entera de algo así antes que uno), lo cierto es que la noticia nos la confirmó una página web de un club chino; lo que sería casi bizarro si no fuese tan vergonzoso y, peor aún, tan doloroso. Porque ni siquiera tuvo las pelotas para enfrentar una conferencia de prensa y decirlo frente a los periodistas, que, por amarillistas que sean en su mayoría y por decadente que esté la profesión (con escasas excepciones), no dejan de ser el contacto entre la gente y el protagonista, ya que pueden hacerle las mismas preguntas que nos hacemos vos y yo pero que no tenemos manera de formular porque no tenemos acceso a su majestad; y claro, si le da cosa que lo "jodan" en un restaurant, cómo carajo va a estar dispuesto a que le hagan preguntas incisivas en una conferencia de prensa... No, para nada, después de rajar como un fugitivo del país y de refugiarse en China dio sus razones a través de un tristísimo video de Instagram donde todavía encima responsabilizó a terceros por no querer él dar la cara; cosa de locos, pero seguramente sus acólitos y adláteres pronunciarán semejante barbaridad no sólo como cierta sino además como dogma de fe. Entre paréntesis, dejá de tomarnos por pelotudos, Tévez, vos más que nadie sabés que si hacés conferencia de prensa no es necesario ni hablar con uno en específico ni con otro en particular para evitar que terceros, cuartos y quintos se pongan "celosos", ya que en ellas les hablás a todos. ¿Y decís que querés evitar las críticas todavía encima? ¿Nos estás jodiendo? Es retórica la pregunta, ya sé que nos tomás por idiotas.
Y lo que más repugna ante todo esto no es solamente el cinismo con el que se manejó para negar una decisión tomada, sino, como digo, es que esto viene desde el vamos. Que la mentira lleva un año y medio. Porque si bien dijo que volvía en ese momento específicamente porque amaba el club quedó clarísimo que no fue casual que haya venido el año pasado en lugar de esperar a que termine su vínculo con la Juventus, ya que apoyó como pocos a Angelici en su reelección. Porque ni se le movió un pelo cuando el presidente del club dijo que su vuelta no le costaba a Boca un centavo, algo que quedó completamente desmentido una vez consumada la traición. Porque queda clarísimo que NO pueden ser casuales sus declaraciones sobre la pobreza formoseña cuando su amistad con Macri es tal que este asistió a su casamiento; que "era amigo de los dos", nos decían, pero yo no vi fotos del otrora motonauta en dicha celebración, eso que hoy por hoy tiene muchas menos responsabilidades que el otro (ni hablar del niño hablando de la importancia del carisma de Carleto en China para mejorar el turismo de los asiáticos en Argentina). Porque el hombre que dijo que la plata no hace la felicidad no sólo baila y migra por ella, sino que los rumores dicen que aquella seguidilla de partidos en las que, preocupados por él, poníamos el grito en el cielo pidiendo que se le dé un descanso, en los que él salía a hablar de los dolores de espalda y de su sufrimiento, había una cláusula en el contrato que le aumentaba el sueldo si jugaba 10 o 15 partidos seguidos* (*ver); y cuando hablo de "rumores" hablo de lo que escribe un periodista que, coincidan con él o no, le crean o no, hace años sigue apasionadamente a Boca y cuya profesión es informarse de lo que pasa en el club. Un tipo que es tan bostero como vos o yo.

Entonces acá el problema no es solamente lo económico. Ojo, digo "solamente" porque yo no concuerdo con los que justifican que este hombre se cague en el contrato que él mismo firmó sin que ni siquiera se pague completa la cláusula de resición y que abandone al club y a sus compañeros en el medio del campeonato porque "la cantidad de guita que le ofrecen es irrechazable"; hasta Lodeiro tuvo la delicadeza de esperar unos partidos, eso que el uruguayo en Boca no es nadie y que tranquilamente pudo irse y lavarse las manos de la eliminación. Y a los que defienden la conducta del jugador les pido que si la guita justifica todo sean coherentes, y que entonces no condenen ni a los mercenarios ni a las putas, que en definitiva también se venden al mejor postor, y en el caso de las prostitutas todavía encima a veces no les queda otra. Cada uno es dueño de "venderse" como se le cante. El problema acá es que haya hecho política en las elecciones siendo empleado del club, algo prohibido en el estatuto; pero claro, los tristes imbéciles que se autodenominan paladines de la democracia parecen creer que esta se construye a base de la ausencia de hostilidad y no en base al respeto de la ley, que en el caso de Boca es su estatuto. El problema acá es que se va EN EL MEDIO DE UN CAMPEONATO FUNDAMENTAL por un valor INFERIOR al que la cláusula de resición estipula, cagándose nuevamente en las normas, con la complicidad de esta dirigencia. El problema acá es es el cinismo con el que el tipo se manejó desde su vuelta y la manera desvergonzada con la que nos mintió a los bosteros. A los que no cabíamos en nosotros de la alegría por su vuelta. A los que reventamos el estadio para recibirlo y también a los que no pudimos ir a hacerlo. Nos mintió cuando dijo por qué vino en el momento que vino, nos mintió cuando nos dijo que no había tomado su decisión, nos miente en el patético video que acaba de postear en Instagram y seguramente nos mentirá si es que enfrenta los micrófonos cuando vuelva, si es que vuelve. Y el que todavía duda que por favor vea nuevamente el programa aquél con Fantino y que contraste dichos y hechos.

Y es por todo esto que yo niego la idolatría de Tévez en el club de mis amores. Habrá muchos que lo seguirán idolatrando, está clarísimo. Allá ellos; yo no. Serán los mismos que dirán que se fue por "cómo lo trataron", cuando la realidad es que el hincha de Boca lo único que le dio fue su aliento inagotable. Serán los mismos que hablan de "campañas mediáticas" en su contra, cuando lo cierto es que la gran mayoría de los periodistas lo han tratado como a una señorita, incluso cuando quebró un rival. Serán los mismos para quien ídolo es quien practica la obsecuencia y "conoce su lugar" (¿tengo que explicarlo?). Para mí un ídolo se hace dentro y fuera de la cancha. Y si bien dentro de la cancha nos ha dado partidos excelentes, lo que hizo afuera yo no lo tolero. El "ídolo más grande de la historia" se cagó en el club. El "jugador del pueblo" es cómplice voluntario del empresariado más cabeza del país. El que juró venir a retirarse se fue a la mierda como una rata en el medio de un campeonato. Y para colmo esta gente, que no da puntada sin hilo, ya está armando el posible operativo regreso; que podrá ser para el 2018, pero que si es en el 2019 no me sorprendería en lo más mínimo tampoco. Y voy a ser honesto. Yo no querría verlo nunca más con la camiseta del club; yo lo mandaría a los genésicos de quien lo engendró. Pero aún así, lo más importante de todo sigue siendo Boca. Y si vuelve y su vuelta ES PARA EL BIEN DE BOCA, dicho esto de manera integral y teniendo en cuenta no sólo un resultado sino todo lo que hace a la institución, ojalá que vuelva cuanto antes y siga tapando bocas en la cancha. Pero para mí será uno más. Uno de los 11 que rendirán examen semana tras semana. Un tipo al que alentaré cuando lleve la camiseta, ya que es la investidura y no el hombre lo que uno alienta, y que me importará un corno fuera del estadio. Porque me cansé de las mentiras de Tévez. Porque el Tévez no muere por Boca; sino que por la boca muere.

Por Ragequit



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