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Dos colores: Blanco y negro. Columna de opinión

Por Jorge Marchena desde Colombia. Columnista de AM 700 Córdoba y SoyBoca

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La noche en el sur no fue la esperada, tal vez si para algunos, quienes ansiosamente anhelaban la primera derrota de los mellizos al frente de Boca y que mejor marco para hacerlo, frente a Lanús, su ex equipo y líder de la zona. Era una situación que en algún momento debía llegar, todos conocemos lo que es el plantel en la actualidad, pero francamente no dejan de sorprendernos y no precisamente por los buenos resultados.

En algún momento escuche a Mourinho tratando de explicar, a su manera, cómo comprender el fútbol moderno en base de lo físico, psicológico y lo táctico. Esto sumado con el defender la globalización del trabajo dentro de la cancha.

Ahora, tratemos de llevar este concepto al Boca que tenemos hoy.

Observar jugadores candados al minuto 20 del primer tiempo no es normal, esto parte de una mala preparación física previa al inicio de la competencia. Aquí se puede indicar que no solamente falló el cuerpo técnico anterior en las planificaciones, también el jugador tiene su cuota de culpa, los tiempos cambian y las vacaciones se toman más a fondo sin pensar que en pocos días se vuelve al trabajo, entonces, volver a la forma con la que se terminó o el querer mejorar se vuelve más difícil y se refleja durante los partidos.

Lo psicológico también influye dentro de la cancha, existen situaciones personales que afectan el rendimiento diario del jugador donde el marco familiar es clave en este punto, sin embargo, el profesionalismo de un jugador puede superar los obstáculos y convertirlos en motivaciones. Por otra parte, este plantel tiene a más de un “rockstar” frustrado, caminan en burbujas sin tocar el suelo, niveles de ego que superan los límites del cielo son el fruto de una fama efímera, sustentada por el club dónde juega y los ceros que tenga el contrato y que al momento de ver su palmarés deportivo son escasos y en algunos casos nulos, a excepción de Carlos Tévez. Ahí es donde a muchos les gustaría preguntar: - Y vos, ¿qué has ganado que te crees tanto? -

Cuando llega el momento de analizar los partidos, se entiende que los créditos a los apellidos se están acabando, errores conceptuales básicos que determinan el desarrollo de un partido y que en este año a Boca le ha generado dolores de cabeza y derrotas. Ninguna línea se salva, va desde el arquero hasta los de arriba. Punto a punto, analice usted a Boca y encontrará que por lo menos de los 11 titulares que enfrentaron a Lanús, Insaurralde es el único de posible rescate. En este equipo no existe una globalización del trabajo (que es vital para los equipos ganadores) debido a que para alcanzar ese nivel, se necesita contar con un desempeño que hoy brilla por su ausencia.

Boca anoche fue un equipo de dos colores: Blanco y negro; Blanco por la palidez en las caras de los jugadores, sin pulso, desorientados, sin reacción alguna. Negro, por el color del camino en que se está transitando, donde junio es mucho tiempo y el hincha reclama reacciones de forma inmediata. La Libertadores no espera, no es piadosa, si se juega mal quedas eliminado y el papelón estará a la vuelta de la esquina. El cuerpo técnico es realista, sabe que los desempeños son flojos, pero sueña con ganarla y tiene las condiciones, claro, quien así no lo desea, pero debemos preguntar: ¿los jugadores lo desean?

Por Jorge Marchena desde Colombia. Columnista de AM 700 Córdoba y SoyBoca.

Foto: Facebook Boca Juniors



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