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Actitud

Por Marcelo Rodríguez* para el blog Corazón y pases cortos (Siempre Boca)

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Hacía mucho que no gritaba un gol como el de Carrizo, así, desde las venas. Y me puse a pensar qué me llevó a gritarlo así. Me dirán, bueno, sos de Boca, hace un gol tu club, en un partido de mediana importancia, entonces lo gritás. Sí, es cierto, pero creo que hay otros componentes, hay otros motivos... Pensando y analizando creo que lo grité por Boca, pero también por el mellizo Guillermo (incluido su hermano). Porque realmente los vi sufrir en los primeros partidos ante la desidia de cierto grupo de jugadores que estaban más preocupados por su presencia o por lo que dirán, que preocupados por cómo estaban jugando.

Las giras mediáticas, más otro hecho "social" sorprendiendo a niños que estaban en silla de ruedas, me hizo mucho ruido. Alguien se contactó para decirme que lo del hecho social no fue armado si no que bueno, hubo algo que ya estaba diagramado. Y al fin y al cabo, si dos chicos con problemas tuvieron su gran momento de felicidad, eso está más que bárbaro. Pero creo que hay un mensaje por abajo, un segundo mensaje, un metamensaje. Y de eso los periodistas lo sabemos de memoria como el himno nacional.

Tenemos un olfato tan adiestrado que nos damos cuenta al instante. Yo me di cuenta, aunque claro, puedo estar equivocado. Dejo esa posibilidad, remota, pero posibilidad al fin.

Mientras algunos buscaron lavarse delante de la opinión pública, Carrizo metió el gol que le dio a Boca el merecido empate y si me dan un poco más de soga, creo que hasta mereció ganar.

Y me parece, sin haber estado ahí, que la charla en el entretiempo debe haber sido importante, porque Boca salió a jugar el segundo tiempo con otra actitud. Con una manera mucho más cercana a lo que era el mellizo cuando jugador. En definitiva, este Boca necesita eso: trabajo, picardía, valentía y no darse nunca vencido; así era el mellizo en la cancha.

Recuerdo que una vez Bianchi en un diálogo "privado", me dijo: Los jugadores son muy inocentes, no ponen pierna fuerte, el único que pega un poco es Pablo (por Ledesma). Y además se quejaba de que no veía rebeldía, que daba todo lo mismo.

Y si bien Boca jugó en líneas generales mal, porque están pésimamente preparados, el Boca del segundo tiempo demostró que no le daba igual. Que no era lo mismo ganar, perder o empatar. Que por primera vez y hace mucho tiempo, que se hicieron cargo de la responsabilidad que les cabe, que es ganar. Porque hasta ahora, los que pagaban los platos rotos eran los hinchas y después los entrenadores. Mientras tanto, los dirigentes conseguían alguna zanahoria para entretener a la masa y algunos medios adictos, se hacían los tremendos boludos.

Hoy creo que la cuenta cambió. La ecuación ya no tiene los mismos componentes y que antes de hacer saltar el fusible del mellizo, van a saltar los fusibles de los jugadores y de los dirigentes.

Es una sensación de cambio, que generó el partido con Bolívar, fue positiva desde ese sentido, no desde la categoría del rival. Por eso, ahora habrá que refrendarlo, confirmarlo. No contra Unión solamente, sino cuando lleguen los encuentros realmente decisivos.

En Boca todos saben que el mellizo es la última carta. Es la esperanza. La dirigencia sabe también que si la cosa va mal, no les va a quedar otro camino que el que recorrió Bilardo: limpiar un plantel de jugadores en el cual, muchos, les da todo absolutamente lo mismo.

Guillermo es el límite. El límite deportivo y por sobre todo, político, aunque por delante, a Angelici, le quede algo menos de cuatro años.

Por Marcelo Rodríguez* para el blog Corazón y pases cortos (Siempre Boca)

* Marcelo Rodríguez es periodista acreditado en Boca desde hace más de 20 años. Trabaja en el diario Crónica, escribe en Don Balón y fue uno de los puntales de Informe Xeneize. También trabajó en El Cronista Comercial, La Razón y Diario Popular. Y además  en la inolvidable Asi es Boca.