Crónicas Bosteras. La vida a pedir de Boca. Hoy: Seis segundos, Pax y Prensa anti Boca
Todos los jueves una nueva entrega. Exclusivo de SoyBoca. Por Ricardo Poilischer |
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Seis segundos
El partido por la primera fecha de la Supercopa no concitaba demasiado interés, aunque el rival fuera Cruzeiro de Brasil.
Los ojos estaban puestos principalmente en el debut de Palermo, goleador que venía de Estudiantes.
También debutaba un tal Bermúdez, un central colombiano que no era muy conocido por estas tierras.
Mueve el visitante del medio, dos toques y le alargan la pelota al nueve.
El central colombiano lo cruzó “abajo”.
Y en el tiempo en que usted tardó en leer estas líneas, los millones de hinchas de Boca alrededor del mundo supieron que habían encontrado al patrón de su defensa.
Amor a primera vista. Le dicen…
Pax
Año 2000
Ese día habíamos ido a la Social sur.
Para ser más gráfico, la popular baja a cuyas espaldas está el riachuelo.
El arco lejano, hay que adivinarlo, pero como los segundos tiempos Boca terminaba atacando precisamente hacia el sur, el deleite de la cercanía compensaba todo.
Charlaba con Gabriel cuando se nos aparecen tres viejos referentes de la barra brava, el Chueco, el Ruso y Chaca, todos pibes de San Martín, que, en la época del liderazgo del Abuelo, habían pisado fuerte y eran del círculo íntimo.
Quiero aclarar que nunca fuimos de la barra, pero como íbamos siempre, a todas las canchas, nos conocían perfectamente.
Hacía mucho que no aparecían por la bombonera y fuertes abrazos fueron los del reencuentro.
¿En que andan?, le pregunto al Chueco, con quien tenía un poco más de onda.
Todo bien, capo, y me señala a la Nº 12, vamos a hablar para volver, la barra de Boca tiene que ser la más grande y no podemos quedar afuera.
Eso sí, me aclara, - Los tiempos cambiaron, ya no va el tema de la violencia, se acabó.
Yo lo miraba atónito, hacía años había sido testigo de combates memorables y que claramente mi interlocutor disfrutaba.
¡Qué bueno!, le respondo, me parece bien. Además, mejor para ustedes, no tienen que lidiar con la ley!
Si si, es verdad, vamos a hablar con estos pibes, me señala al centro de la barra adelantando el mentón.
Volvemos, pero nada de violencia…y si no entienden, si no entienden bueno…los cagamos bien a trompadas a todos¡!!
El Chueco no entendía de paradojas…
Prensa anti Boca
Pibe...es la misma historia desde el 3 de abril de 1905…Boca contra todos, y todos contra Boca. (José Barrita)
Renzo Milano jugó 6 años en Sportivo Bragado, sus buenas actuaciones llevaron a que Douglas Haig de Pergamino pusiera sus ojos en él, allí fue dueño de la número 8 durante tres temporadas y quedó en libertad de acción.
Dueño de su pase firmó para Sportivo Patria de Formosa donde terminó su carrera y emigró hacia Santiago del Estero, donde se afincó definitivamente con su pareja y abrió una panadería muy coqueta en el centro de la capital.
Quizá el negocio no fue muy bueno y por eso empezó a beber, su humor cambió y ya no era esa persona amable que siempre tenía una sonrisa para regalar. Se volvió hosco y peleador.
Un día, tres una discusión en el boliche durante un juego de cartas, ya en estado de ebriedad, hundió una faca en el abdomen de otro parroquiano causándole la muerte.
Renzo había hecho las inferiores en Boca y llegó a jugar 20 minutos en reserva.
En los diarios y en los portales de noticias, el título fue.
“EX JUGADOR DE BOCA ACUSADO DE HOMICIDIO”
Este relato es pura ficción, cualquier parecido con la realidad, no es casual...
Ricardo Poilischer es socio vitalicio, asambleísta casi sin interrupciones entre los años 2000 y 2015 por la Agrupación Nuevo Boca, recordado por su oratoria a la hora de solicitar la inclusión de estrellas toda vez que la ocasión lo ameritaba. Es Técnico en turismo e instructor de spinning, desarrolla su actividad laboral en el ámbito privado. Apasionado de la azul y oro, el cine y la historia argentina.
Todos los jueves una nueva entrega. Exclusivo de SoyBoca. Esta recopilación no pretende ser un libro de cabecera ni mucho menos un best seller. Es apenas una crónica de recuerdos, anécdotas, que pueden ser propias y colectivas, porque así es Boca, un fenómeno de masas unidas por el hilo conductor de sus colores, memorias que se transmiten de generación en generación, memorias que pueden ser mías y de todos a la vez. Es un homenaje a la gente que La Bombonera me hizo conocer y querer, semblanzas de algunos de nuestros héroes donde siempre faltará alguna pues el olimpo de nuestros dioses es infinito, ficciones de insomne y notas que fueron publicadas en momentos urgentes. En definitiva, la necesidad de volcar en el papel, el amor incondicional a nuestra camiseta. A veces creo que lo que van a leer no lo he escrito yo, lo hemos escrito todos, por lo menos los que estamos de este lado de la vereda, donde da el amarillo del sol, y el azul del cielo.
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