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Crónicas Bosteras. La vida a pedir de Boca. Hoy: Un Señor y Preliminares II

Todos los jueves una nueva entrega. Exclusivo de SoyBoca. Por Ricardo Poilischer

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Un señor
 
En medio de la euforia por la obtención de la Copa Libertadores 2003 en el Morumbì, Nicolás Burdisso defensor y figura del campeón, aprovechó el micrófono, y como un caballero recordó al Maestro Tabárez y a su equipo, que habían dejado el Club hacía unos meses.
 
“Un reconocimiento para ellos, son muy buena gente y lo merecen”
 
Hay que ser buen tipo para que, en el mundo del futbol, en un momento así te reconozcan.
 
Y el Maestro lo era.
 
Oscar Washington Tabàrez había llegado a Boca proveniente de su tierra, Uruguay, en 1991 para terminar con una racha nefasta de 11 años sin títulos.
 
Dejó un enorme recuerdo en el Club, no solo por los logros, también por su docencia y caballerosidad.
 
Volvió en 2002 y estuvo a punto de repetir, no lo logró, cargaba con el peso de reemplazar nada menos que a Bianchi a quien le retornaría el puesto a fin de año.
 
Dejó su marca indeleble en los corazones Bosteros, nunca perdió con el clásico rival.
 
En aquellos principios de los 90, Guillermo Nimo, un ex árbitro devenido en comentarista de futbol, se había metido al pobre Tabàrez entre ceja y ceja.
 
Nimo tenía un cierto éxito, para que negarlo. Era histriónico, políticamente incorrecto, chistoso, excéntrico, y su opinión para bien o para mal, pesaba.
 
Repartía “perlas blancas" para la figura de la cancha y “perlas negras” para el peor desempeño.
 
El uruguayo coleccionaba de estas últimas, lo acusaba de no saber “absolutamente nada” de fútbol.
 
Cuando finalmente Boca se coronó, el entrenador y flamante campeón fue entrevistado en horario central, en un importante canal de aire y no era para menos.
 
La entrevista recorrió todos los lugares comunes, se recordaron momentos, partidos, entrenamientos, goles importantes, en fin, lo usual.
 
Para terminar, quisieron sacarlo de eje.
 
-¿Y ahora?, le preguntaron...

-¿Que tiene para contestarle a Nimo, después de haber recibido tantas críticas de su parte?
 
El tipo negó con la cabeza, y con una altura singular lo liquidó
 
- “No veo por qué me debería molestar algo que diga el señor Nimo..., nuestras profesiones no se cruzan para nada. Yo soy un Técnico de fútbol, y él, es un cómico de la televisión”
 
Oscar Washington Tabárez, docente y decente dentro y fuera de la cancha


Preliminares II

Podría escribir que años después, otro pibe nos deslumbraría en el preliminar , que por esos caprichos pasó a llamarse “tercera”.

Que pese a su físico pequeño se cansaba de hacer goles, pero no solo en eso se quedaba, los hacía todos lindos.

Y que sí, que el inolvidable Toto Lorenzo, en un nuevo y no muy triunfal paso por el Club, lo hizo debutar en primera anotándose otro acierto y que, pese a perder con Platense, el pibe cumplió con un gol.
 
Y de allí no se movió más.

Que lindo sería poder contarles que ese chico era Diego Fernando Latorre y se dedicó a meterla en el arco rival de todas las maneras imaginables.

A River ,nada menos , lo sometió reiteradamente y en todos los estilos, entrando al arco con pelota y todo, con misiles de larga distancia, y hasta con una inolvidable pirueta sobre la hora en una noche de Copa Libertadores a falta de un minuto para poner un 4  a 3  después de levantar increíblemente un 1 a 3.
 
Podría contar que hacía goles decisivos, que cada vez que la agarraba se podía esperar un final feliz...

Que cuando tenía un mano a mano, el gol era inevitable, gambeteaba a los arqueros con la misma facilidad con la que yo manejo el control remoto de la tele.

Sin dudas diría que fue uno de los mejores definidores que vi en mi vida.

Pero un día, por algún desgaste con el plantel, lo vendieron a Racing y se fue a jugar del otro lado del riachuelo.

Y cuando vino a jugar a nuestra casa, no supo interpretar que los abucheos contra él, eran la contrariedad lógica comparable a la del novio a quien su amada lo deja y se va con otro, y, aunque la sigue queriendo, la bronca no deja de aflorar y mirando desafiante a la tribuna que tanto lo había idolatrado, se tapo la nariz con sus dedos pulgar e índice en un inconfundible gesto.

Que pena no poder escribir sobre aquel gol a San Lorenzo cuando recorrió todo el campo de juego para gritarles el gol de frente, o aquel gol sobre la hora a Ferro clavándola en un ángulo o aquella noche donde con un remate esquinado, lo dejó a Islas, aquel arquerazo de Independiente golpeando con bronca el césped al ver la pelota adentro en la última jugada del partido.

Una verdadera lástima que no pueda reflejarlo en mis recuerdos.

O tal vez lo haga, pero eso sí, tapándome la nariz...


Ricardo Poilischer es socio vitalicio, asambleísta casi sin interrupciones entre los años 2000 y 2015 por la Agrupación Nuevo Boca, recordado por su oratoria a la hora de solicitar la inclusión de estrellas toda vez que la ocasión lo ameritaba. Es Técnico en turismo e instructor de spinning, desarrolla su actividad laboral en el ámbito privado. Apasionado de la azul y oro, el cine y la historia argentina.

Todos los jueves una nueva entrega. Exclusivo de SoyBoca. Esta recopilación no pretende ser un libro de cabecera ni mucho menos un best seller. Es apenas una crónica de recuerdos, anécdotas, que pueden ser propias y colectivas, porque así es Boca, un fenómeno de masas unidas por el hilo conductor de sus colores, memorias que se transmiten de generación en generación, memorias que pueden ser mías y de todos a la vez. Es un homenaje a la gente que La Bombonera me hizo conocer y querer, semblanzas de algunos de nuestros héroes donde siempre faltará alguna pues el olimpo de nuestros dioses es infinito, ficciones de insomne y notas que fueron publicadas en momentos urgentes. En definitiva, la necesidad de volcar en el papel, el amor incondicional a nuestra camiseta. A veces creo que lo que van a leer no lo he escrito yo, lo hemos escrito todos, por lo menos los que estamos de este lado de la vereda, donde da el amarillo del sol, y el azul del cielo.