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Crónicas Bosteras: La vida a pedir de Boca. Hoy Flamengo y Tradición

Todos los jueves una nueva entrega. Exclusivo de SoyBoca. Por Ricardo Poilischer

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Flamengo

Al negro Víctor lo conocí a finales de los 70, un tipo muy simpático y entrador.
 
Nos veíamos todos los domingos en la tribuna, siempre en el mismo sector, del medio tirando para la derecha, había un paravalancha roto y siempre nos ubicábamos debajo de él, ya viejos tribuneros a pesar de nuestra juventud, sabíamos que así, estaríamos a salvo de empujones o avalanchas.

Le llegó el servicio militar obligatorio y sin solución de continuidad terminó combatiendo en Malvinas.

De todo esto me enteré a su regreso, había dejado de verlo y supuse que le había perdido el sabor al rito dominguero.

Pero no, el negro Víctor se fue como colimba y volvió como héroe.

Aun hoy, seguimos en contacto y siempre está listo para organizar ayudas a sus queridos ex combatientes, contar sus experiencias y mantener viva la memoria de aquella gesta.

La cuestión que el negro era un artista nato, se subía al fierro para arengar a la gente y era un espectáculo en sí mismo. Siempre con su uniforme, una musculosa del Flamengo de Brasil.
 
El negro no hacía cantar a la gente simplemente con un clásico “vaaaamos” ni necesitaba amenazarla con promesa de golpes o “lluvia salival”, era un animador nato.

No cantaba, interpretaba.

Ni hacía falta escucharlo, con solo ver el movimiento de su cuerpo y sus gestos, no solo tiraba letra, además, le ponía gracia y humor. Marcel Mareceau se hubiera sacado el sombrero ante él.

La gente lo amaba...

Uno de aquellos días, la barra hizo lapiceras para vender y juntar plata para viajes, banderas y bombos.

Las había azules y las había amarillas.

En uno de sus lados se leía “Jugador No 12.  José Barrita “El Abuelo”.

Los muchachos recorrían la tribuna, “Compren, la concha de su madre “, sin éxito alguno.

El negro Víctor utilizó otra estrategia, y subido al fierro vociferaba y gestualizaba.

Lapiceras che ¡!  ¡¡Todos las usan!!

¿O con que escriben? ¿Con la poronga?

Y agotó el stock


Tradición

La canción empieza con una confesión.

“Somos de Boca, muchachos buenos”.

Sigue con una autodescripción como para que todos sepan con quien están tratando.

“El que no es chorro, es criminal”, cosa que claramente no es cierta, pero como para meter miedo, digamos.

Y si esto no es suficiente se grafica mejor, ilustrando con una metáfora un tanto exagerada.

“El más cobarde, mató a su madre, el más valiente…pa’ qué vamos a hablar”.

Y como somos de Boca, y buenos, el siguiente paso es un consejo.

“Cuide señora, su gallinero”.

Y acto seguido, porque el que avisa no traiciona y si hay algo que nos caracteriza es la falta absoluta de infidelidad, se avisa nomás.

“Porque esta noche vamo’ a afanar una gallina para el puchero”.

Pero... ¿por maldad? No no, simplemente por necesidad.

“Porque mañana, tenemos que morfar”.

Y claro, hay que tener la panza llena porque se viene el domingo.

“Y el domingo vamo’ a ver a Boca, a ver a Boca de corazón”.

Y razones no faltan.

“Porque este año, desde la Boca, desde la Boca, salió el nuevo campeón”.

Y si esto resulta poco, como para que todos entiendan, en el caso de que alguno tenga dudas.

Se firma...

“Si si, señores, yo soy de Boca, si si, señores, de corazón".

Como ya dijimos.

“Porque este año, desde la Boca, desde la Boca, salió el nuevo campeón...

Esta canción ha atravesado todas las generaciones.

El cantico tribunero ha evolucionado mucho, desde el Dale Bo, o el dale Boca adaptado a innumerables músicas, desde el vals “desde el Alma” hasta “María “pasando por “Obladì Oblada, hasta verdaderas historias que describen momentos, verdaderos cuentos cortos plenos de rimas y originalidad.

Pero ningún canto nos identifica más que este, lo cantamos de chicos y lo cantamos de grandes, lo cantan los chicos y lo cantan los grandes, generación tras generación.

Ninguna otra hace que golpeemos nuestros pechos mientras la cantamos y nuestra propia historia nos atraviesa.

El “SI SI, SEÑORES” es nuestra herencia y nuestro legado, nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro.

Esa canción, sencillamente, es BOCA


Ricardo Poilischer es socio vitalicio, asambleísta casi sin interrupciones entre los años 2000 y 2015 por la Agrupación Nuevo Boca, recordado por su oratoria a la hora de solicitar la inclusión de estrellas toda vez que la ocasión lo ameritaba. Es Técnico en turismo e instructor de spinning, desarrolla su actividad laboral en el ámbito privado. Apasionado de la azul y oro, el cine y la historia argentina.

Todos los jueves una nueva entrega. Exclusivo de SoyBoca. Esta recopilación no pretende ser un libro de cabecera ni mucho menos un best seller. Es apenas una crónica de recuerdos, anécdotas, que pueden ser propias y colectivas, porque así es Boca, un fenómeno de masas unidas por el hilo conductor de sus colores, memorias que se transmiten de generación en generación, memorias que pueden ser mías y de todos a la vez. Es un homenaje a la gente que La Bombonera me hizo conocer y querer, semblanzas de algunos de nuestros héroes donde siempre faltará alguna pues el olimpo de nuestros dioses es infinito, ficciones de insomne y notas que fueron publicadas en momentos urgentes. En definitiva, la necesidad de volcar en el papel, el amor incondicional a nuestra camiseta. A veces creo que lo que van a leer no lo he escrito yo, lo hemos escrito todos, por lo menos los que estamos de este lado de la vereda, donde da el amarillo del sol, y el azul del cielo.