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Testigo presencial: Juan Farenga, nos relató la historia viva del día que inauguraron La Bombonera

Gacetilla de prensa

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Juan Antonio Farenga es el hijo de Juan, uno de los cinco fundadores del Club Atlético Boca Juniors. A 80 años del 25 de mayo de 1940, revivimos ese día histórico donde quedó inaugurada La Bombonera. Él fue testigo: “Ese día ya nos marcó; fue el primer latido”. A los 92 años, con su relato nos hace viajar a través del tiempo. Mientras pinta imágenes y hace sentir como si estuviésemos en La Boca de antaño, también conmueve con un sentimiento que no puede contener: su familia y su amor por nuestros colores.

Su jugador preferido entre todos los que pisaron ese césped, las travesías que tuvo que sortear el club para comprar los terrenos, la construcción y una perlita: qué piensa sobre la ampliación de La Bombonera. Son 80 años de un mito viviente. El Templo, corazón de nuestro club, late cada día con más fuerza.

-¿Cómo fue aquel 25 de mayo de 1940?

-La familia Farenga éramos ocho hermanos y vivíamos en Colegiales, ya no vivíamos en La Boca. Ese 25 de mayo de 1940 fue sábado. Para nosotros todos los domingos que Boca jugaba como local lo más normal era a las 9 o 10 de la mañana ya estar preparados y viajar hacía La Boca con tren hasta Retiro, colectivo hasta Brandsen y Almirante Brown y luego caminar esas tres cuadras hasta la cancha. Fue como un domingo de esos. Lo que sí me acuerdo es que ese día había mucha algarabía ya a las 11 o 12 de la mañana, había autos que daban vueltas y había mucha gente. Yo tenía la ventaja de que mis tíos vivían cerca de la Bombonera, sobre la calle Pinzón al 900, del otro lado de Almirante Brown. Ahí siempre nos reuníamos con la familia. Hasta aquí era muy común a todos los domingos. Pero ese sábado a las doce del mediodía, (Camilo) Cichero, bajo cuya presidencia se construyó la cancha, cortó la cinta inaugural, dio un discurso y a eso de la una y media o dos de la tarde habremos entrado a la cancha. Me acuerdo la banda de la Policía Federal tocando el himno y luego vendría la parte más emotiva y la que más recuerdo. Nosotros estábamos ubicados detrás del túnel y desde allí salen unos hombres, entre ellos mi padre y mi tío (Juan Antonio y Teodoro Farenga), más el señor (Pedro) Moltedo. Estaban (Marcelino) Vergara, (Juan Bautista) Priano y otros más. En total eran seis. Llevando la bandera de Boca, cruzaron la cancha hacía el mástil del frente, que nosotros llamábamos el mástil olímpico. Se reunieron en la mitad de la cancha con otros ex jugadores, continuaron los seis y le entregaron la bandera de Boca a (Américo) Tesoriere y a Arico Suárez que era el capitán en aquel entonces del equipo, no jugó ese día por enfermedad pero estuvo en el acto. La bandera se unió a la de Argentina que ya estaba en el mástil y la izaron por primera vez en el estadio. Esta parte la recuerdo perfectamente, luego estos ex jugadores y fundadores recorrieron la cancha e hicieron una especie de vuelta olímpica. Se reunieron en el medio del campo, se hicieron hurras que en aquel entonces era muy común, y después entró una lámpara votiva que, había leído por ahí, recorrió como 70 kilómetros y era traída por gimnastas. Y bueno… después vino el partido inaugural (amistoso de 70 minutos ante San Lorenzo de Almagro, que Boca ganó 2-0 con goles del Ricardo Alarcón y Aníbal Tenorio).

-¿Cómo estaba su padre en esos días previos a la inauguración?


-Me cuesta responderte porque es mucha emoción; demasiada. A mi me cuesta mucho narrar todo esto. No me preguntes por qué, pero veo esos domingos levantándonos desde los 6 o 7 años para ir a La Boca y los veo siempre con sol. No se me ocurre haberme levantado e ir a la cancha con lluvia. Era una alegría porque ir con el viejo a La Boca era muy lindo. Lo que pasa que recuerdo con mucho dolor que 7 años después, el 13 de abril de 1947, por primera vez el Presidente de Boca en aquel entonces, Alfredo López, le manda un telegrama a mi padre invitándolo a izar esa bandera que hasta ese momento ninguno de los fundadores lo había hecho. Para mí es muy emocionante porque toda la familia estaba entusiasmada porque a mi viejo siempre le hubiese gustado hacer lo que hicieron Suárez y Tesoriere en la inauguración del 40. Fue un día muy emotivo. Estábamos todos preparados, ya salíamos para La Boca y mi padre tuvo una descompostura. Hubo que llamar al medico y le dijeron que tenía un problema intestinal. Los médicos dijeron que había que operar ya. Esto lo recuerdo con absoluta tristeza. Mi padre les pide que lo dejen  ir a izar la bandera y después iba al hospital y le dijeron que no. Entonces él me dice a mi, yo estaba al pie de la cama, “llámalo a Tesoriere que no puedo ir”. Tesoriere en aquel entonces era el Intendente del Estadio. Yo llamé a La Boca y le conté. Desgraciadamente, una semana después, mi padre fallecía sin poder haber izado esa bandera que siempre quiso tanto.

-Hay muchas historias personales y sentimientos detrás de un hecho tan importante para el club como fue la inauguración de La Bombonera...

-Sí, es muy emotivo. Para quienes somos hinchas de Boca, y lo digo porque lo viví más que ustedes desde el punto de vista familiar, hablar de La Bombonera, de ese minuto inicial cuando se movió la pelota por primera vez, esa sensación que te eriza la piel... es muy difícil que otros la tengan. No sé si otros hinchas tienen una emoción tan grande como la que tenemos nosotros cuando estamos en La Bombonera.

-En 1940 tenía 12 años... ¿Recorría en ese tiempo la obra en construcción?

-Sí, claro. Como mi padre era jefe en el embarque de La Forestal Argentina en Dock Sud, íbamos los veranos con mis hermanos y nos quedábamos días y días ahí con él. Mi padre todas la mañanas se tenía que tomar una lancha para ir hasta su trabajo y a la vuelta bajábamos en Pedro de Mendoza y Almirante Brown. Entonces, necesariamente, él durante la semana siempre volvía a la sede social de Boca y muchas veces íbamos nosotros. Así varios años. En el verano de 1939 nosotros volvíamos de Dock Sud y en vez de ir a la sede social, mi padre nos llevaba a ver cómo se estaba construyendo el estadio. He entrado unas diez veces y entrábamos fácil porque, lógicamente, con el viejo era como entrar a su casa. Una cosa que siempre remarco es que el campo, el césped, nunca se movió. Se construyó respetando el terreno de juego de la vieja cancha donde vi jugar a (Francisco) Varallo, a (Roberto) Cherro. La obra del ingeniero (José Luis) Delpini, que después fue premiado, fue extraordinaria. Era una construcción muy difícil y se hizo alrededor del viejo campo porque para más no daba el espacio. Todavía me veo estando esos días de construcción en la cancha, rodeado de latas de pintura, materiales, tierra… Todavía veo ese pasto y cómo se estaba levantando la platea. Es una alegría de haber podido ver eso.

-Su padre (Juan Farenga, uno de los fundadores de Boca) seguía muy de cerca la construcción...


-Sí. Incluso desde antes participó del proyecto. En 1932, aunque no era dirigente, participó de una comisión junto a Molfino (Roberto, ex presidente del club) para comprar los terrenos de la actual Bombonera. Hasta ese entonces, y desde 1923, Boca le alquilaba los terrenos a Ferrocarril Sud en Del Crucero y Brandsen. La compra de los terrenos nació a partir de un crédito especial que se daba para la construcción de los clubes pero para aprovecharlo se necesitaban los terrenos propios. Con mucho esfuerzo e ingenio se consiguió el dinero y se compró. Ahora se habla mucho de la compra de las dos manzanas para la ampliación, pero eso ya se quería hacer en aquel entonces y no se pudo por disposiciones de la municipalidad. Porque se cortaba una calle, según recuerdo. Después se pudo sacar ese crédito que también lo consiguió River con Liberti (Antonio Vespucio, ex presidente histórico de la institución) que, dicho sea de paso, era un gran amigo de mi viejo.

-Después de la inauguración, Boca consiguió 13 triunfos consecutivos en La Bombonera y salió campeón... ¿Ya se sentía que arrancaba una mística en esa cancha?

-Yo pienso que sí. Ya el día de la inauguración marcó la locura que se vivía. El proyecto original era para 50 mil personas pero cuando se inauguró todavía faltaban cosas como por ejemplo la tribuna donde hoy va La 12 e igual, por los recortes de la época, se sabe que fueron más de 50 mil a la inauguración. Estaba repleta, era un loquero. Ese día ya nos marcó; fue el primer latido. La pasión por Boca es muy difícil de explicar desde el 3 de abril de 1905. Sin esa pasión es imposible explicar cómo esos hombres (los fundadores) hicieron lo que hicieron con dos mangos con cincuenta en el bolsillo.

-¿Cuál es el momento qué mas recuerda en La Bombonera?

-Ufff… Son tantos… Hay tantas alegrías… Creo que si tengo que elegir, es la inauguración. Desde ese día empezó la sana costumbre de ir a nuestra cancha y fueron varias décadas.

-¿Cuál es tu sector preferido del estadio?


-Yo iba siempre a la platea. Era la costumbre familiar con mi papá y mi hermano. He ido a todos los sectores pero en La Bombonera es imposible elegir un lugar.

-¿Y cuál fue el mejor jugador que vio en La Bombonera?

-Mi favorito tiene una tribuna con su nombre: Natalio Pescia (gloria del club surgida de las Inferiores, 500 partidos jugados, 9 goles y 7 títulos entre 1942 y 1956, solo jugó en el Xeneize y la tribuna media que da la espalda a Casa Amarilla lleva su nombre). Pescia marcó a La Bombonera. Estuvo desde el arranque. Yo lo he visto jugar desde la tercera. Se iba a ver la tercera división por él. Después hubo muchos cracks que han pasado por Boca… Boyé, Roma, Rattín. Jaime Sarlanga era un bailarín por lo sofisticado haciendo goles. Ninguno ha puesto un pase a un compañero como Juan Román Riquelme. Pero, para mí, Boca es Natalio Pescia. Representa la sangre azul y oro. Para que los más pibes se hagan la idea, Natalio era como un Chicho Serna.

-¿Conoce los diferentes proyectos de ampliación del estadio?

-Sí, estoy al tanto. Conozco que Ameal quiere comprar las manzanas detrás de los palcos. Va a ser difícil. Pero yo siempre dije: “No me toquen la Bombonera”. No desde la maldad, pero si entran 10 mil personas más todavía no solucionás el problema de la capacidad. Y también me da miedo que por ejemplo se cambie la sonoridad de la cancha...

-¿Qué te provoca este mito viviente que es la Bombonera?

-La mejor respuesta la escribí en el cierre de mi libro (“Nosotros Boca”, de 2013). Boca es una epopeya. Desde la fundación por parte de un grupo de amigos que sólo querían juntar 11 para jugar al fútbol hasta lo que somos hoy… ¿Y cuál es el secreto para haber crecido a lo que somos hoy? Porque tuvimos la suerte de ser del barrio de La Boca y nunca nos fuimos de ahí. Hay un amor por ese barrio que es el empuje, el trabajo, el fútbol, la familia, el abrazo de la gente, un sentimiento de alegría constante. Y si Boca es una epopeya, la Bombonera es una odisea.  Desde su primera cancha, pasando por el estadio de 1923 en la misma tierra que hoy está nuestro templo; ese fue el origen. Una odisea que se hizo a pulmón por gente humilde a la que solo la movía la pasión.


Más contenidos sobre los 80 años de la Bombonera:

Fotos: https://we.tl/t-WNmT8D4HmM
Vídeos: https://we.tl/t-RdyLx4JZ7Y

80 hitos de los 80 años: https://bit.ly/2TDoQbD