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SoyBocaRadio con todo lo que dejó la victoria ante San Lorenzo de algún barrio

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Como es costumbre les dejamos el programa del día de SoyBocaRadio. Hoy con mucho oyente analizando lo que fue la gran victoria ante San Lorenzo que arrimo un poco al equipo al puntero y que dejo buenas sensaciones de cara a lo que se viene. Además hablamos de la intercontinental del 2000 a 16 maños de la epopeya y les dejamos el texto de lo que publico el profe Alberto Moreno en “Boca es Nuestro” al cumplirse 38 años de la Libertadores del 78.  Al estilo SoyBocaRadio….





Rey hay uno solo: En 25 junio de 1978, la Selección Argentina se consagró campeona del mundo por primera vez, dirigida por César Luis Menotti. El mismo técnico, enfrentado desde su ideología futbolística con el Toto Lorenzo, no convocó jugadores de un Boca –la excepción podría ser el Conejo Tarantini, que fue en condición de libre- que venía de ser bicampeón argentino y campeón de América. Poco más de un mes más tarde, el 1° de agosto, esos jugadores que habían tenido chance en la Selección, le dejarían claro a Menotti que se había equivocado fiero y Boca se adjudicaría su primera Intercontinental, ganando en Alemania. Pero para el Sportivo Ganar Siempre del Toto, nada era suficiente y el 28 de noviembre, en una Bombonera en la que no cabía un alfiler y con los reyes de España como testigos privilegiados de lo que es la pasión boquense, aplastaría al Deportivo Cali del Doctor Bilardo, y se llevó la segunda Libertadores consecutiva.

A diferencia de antiguos reyes que quieren recuperar su alcurnia copera, esta fue la única Copa que Boca ganó accediendo directamente a semifinales. En esa instancia, el Xeneize se enfrentó al Atlético Mineiro y a riBer ya que, como se apreciará, en aquel entonces las semifinales eran grupales. El debut fue el 19 de septiembre ante riBer, en el Templo, y Boca le pegó un paseo de aquellos al equipo de Labruna. Esa noche El Gráfico le puso un 10 a Fillol, única explicación del resultado final ya que gracias a su actuación extraplanetaria el partido terminó empatado en cero. Cómo habrá sido la actuación de Boca, que Roberto Perfumo empezó a contemplar la posibilidad de dejar el fútbol, cansado de tomarle la chapa a los rivales.

El empate inicial y de local sembró cierta preocupación que se disipó cinco días después, y en Brasil. El Toto, viejo zorro, plantó un equipo distinto en el Mineirao, haciendo un cambio que resultaría clave. Que lo cuente el Heber: “El Toto estaba 20 años adelantado. Tenía toda la información. Anticipaba cómo iban a ser los goles. Al Colorado Suárez le dijo antes del partido contra Atlético Mineiro que en su lugar iba a jugar Bordón, porque iba a hacer un gol de tiro libre. Ganamos 2-1 con dos goles de Bordón de tiro libre”. Así fue, el Toto imaginó un partido cerrado que podía definirse de pelota parada, así que incluyó a un experto pateador de tiros libres como Miguel Ángel Bordón, quien devolvió la confianza en contante y sonante, clavando dos joyas para llevarse una victoria de aquellas.

La revancha ante los brasileños en el Templo se jugó el 5 de octubre y fue otra historia: un partido mucho más abierto, que Boca resolvió de manera inapelable con un 3-1 que lo puso con un pie en la final. Claro, faltaba el otro pie y debía dirimirlo mano a mano con riBer, en la Heladera, el 17 de octubre. Boca pasaba con un empate, mientras riBer necesitaba ganar. Las cosas estaban servidas para el paladar del Toto, quien fue muñequeando el partido durante el primer tiempo, jugando con los nervios plumíferos. Y en el segundo le dio un pesto bárbaro y en dos contraataques fulminantes, los goles del Heber y el Loco Salinas, hundieron a riBer en las tinieblas, y depositaron a Boca en la antesala de la gloria.

El rival era el Deportivo Cali de Bilardo, un equipo forjado en la escuela pincharrata: áspero y casi imposible de vulnerar. El Toto y Bilardo eran el hambre y las ganas de comer, motivo por el que ya habían tenido todo tipo de cruces en la Copa del ’77 por la zona de grupos. Imagínense con una final en juego. El Doctor apeló a todos los recursos posibles para sacar de su eje al Toto y los jugadores. Por ejemplo, cuenta el Chapa Suñé que “durante el reconocimiento del estadio, Bilardo, se colgó de un portón del Pascual Guerrero y gritó ‘¡Lorenzo, te estoy espiando!’ El Toto se puso como loco y nos mandó a todos para adentro”. De poco le sirvió al Doctor, ya que la ida fue uno de esos partidos típicos de Copa de antes, durísimo, trabado, feo, sin goles... perfecto para el Toto.

Claro, tras ser testigos de ese engendro, para la Confederación Sudamericana la cosa iba derecho al desempate, así que reservaron el Centenario de Montevideo para el tercer partido. No hizo falta. En La Bombonera, Boca salió a quedarse con la Copa de la mano de Gatti; Pernía, Sá, Mouzo, Bordón; Benítez, Suñé, Zanabria; Mastrángelo, Salinas y Perotti. Formación clásica del Toto y un rendimiento que expresaba el ideario futbolístico de Lorenzo en su más acabada versión: presión asfixiante, rigor en la marca, velocidad en el traslado de la pelota y contundencia en el área rival, para reducir al Cali a su mínima expresión. Boca apabulló a los colombianos y les hizo cuatro (dos de Perotti en una noche consagratoria, uno del Heber y el otro de Salinas), pero les podría haber hecho ocho. Como habrá sido que Bilardo atinó a balbucear que "esta noche a Boca no le ganaba nadie. Lo que le pasó al Cali, le puede pasar a cualquier equipo del mundo. Al mismo tiempo tuvimos la mala suerte de jugar en la cancha más difícil de América. El público influye...". Gracias Doctor, nunca mejor expresado.

Por el profesor Alberto Moreno para "Boca es Nuestro"

Foto: Facebook Boca Juniors