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Silvio Marzolini...74 años de gloria Xeneize

Hoy cumple años este inconmensurable crack de la historia de Boca

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Silvio Marzolini nació en la Ciudad de Buenos Aires el 04/10/40 y marcó una época en el club, jugando de lateral izquierdo. Disputó 408 partidos oficiales y fue campeón como jugador y técnico

Cuando era muy chico allá por  1965 o tal vez por 1966 mi viejo, Don Luis, me llevo por primera vez a La Bombonera. No se por qué (creo que salimos de raje de la casa de mi bobe) llegamos tarde a la cancha y llegamos con el partido ya comenzado. Y la primera imagen que tengo en mi mente de ver a Boca es precisamente a Silvio saliendo por la izquierda de la defensa de con una altura, elegancia y habilidad increíble...Hoy Silvio cumple 74 años y queremos recordar a este gran jugador de la historia de Boca, el mejor 3 que vi, en esta humilde página con una nota que hace un par de años le hizo "El Grafico"

La nota:  Rubio, alto, físico privilegiado, ojos muy claros, considerado por propios y ajenos como un tipo de caballerosidad distintiva. Ganador nato, dueño de una técnica prodigiosa, ídolo indiscutido de Boca Juniors, referente de la Selección Argentina, elegido mundialmente como el mejor de todos los futbolistas en su puesto. Si en el fútbol actual existiese un jugador que reúna las características que se acaban de describir, estaríamos hablando de un fenómeno único que iría mucho más allá del deporte…

Pero el personaje en cuestión es Silvio Marzolini, gloria futbolera de la década del 60, cuando el marketing y el business – y ni hablar de la globalización mediática– no tenían cabida en la vida de los deportistas. Como si fuera poco, Marzolini además jugaba de número 3, lateral izquierdo, puesto ultra desvalorizado en el fútbol de hoy. Será por eso que, salvo para los que lo vieron en un campo de juego, se hace tan difícil explicar la exacta dimensión que tuvo como futbolista.

Silvio nació en Barracas el 4 de octubre de 1940 pero pasó su infancia en Belgrano, cuando todavía el barrio estaba lleno de potreros. A los pibes de la cuadra le tiraban más los colores rojo y blanco, pero él se hizo de Boca desde bien chiquito. Hizo sus primeras armas en Deportivo Italiano –quizá por la sangre tana de su familia paterna– pero las divisiones inferiores las completó en Ferro. Con sólo 15 años, se peleó con los dirigentes del club de Caballito por exigir que lo dejen jugar en primera a pesar de su corta edad. La sanción fue exagerada: lo suspendieron por dos años. Cualquier otro se hubiese ido de un portazo del club, pero Marzolini se la bancó, siguió entrenando sabiendo que tenía prohibido jugar y finalmente el tiempo le dio la razón: debutó en primera a los 18 años con la camiseta verde. ¿Contra quién? Contra Boca…

Por entonces, el hombre fuerte en la dirigencia del club Xeneize ya era Alberto J. Armando, que aquella misma tarde presenció el partido y decidió incorporar a dos jugadores de Ferro: el propio Marzolini y el Tano Antonio Roma, nada menos. Así empezó la historia de Silvio en Boca, que se extendió durante 12 años y que incluyó seis títulos: cuatro veces el Campeonato Argentino (1962, 64, 65 y 69), la Copa Argentina de 1969 y el Torneo Nacional de 1970. Vistiendo la celeste y blanca de la Selección Nacional, Marzolini también jugó el Mundial de Chile del 62 y el de Inglaterra del 66, siendo una pieza clave del equipo y resultando elegido por la prensa deportiva del planeta como “el mejor marcador lateral izquierdo del mundo”, ganándole en la elección al mítico italiano Giacinto Fiachetti.

Un capítulo aparte merece aquel Boca bicampeón de 1969, quizás uno de los mejores equipos de la historia Xeneize. Roma; Suñé, Meléndez, Rogel, Marzolini; Novello, Madurga, Medina; Ponce, Angel Rojas y Peña, es la formación más recordada de aquel plantel donde también alternaban Nicolau, Rattin, y Savoy, entre otros. El técnico era el gran Alfredo Di Stéfano. El fútbol argentino venía de un golpe durísimo como fue la eliminación para el Mundial de México de 1970 en manos de Perú, el público se había alejado de los estadios y el torneo local parecía devaluado. Allí mismo apareció un Boca brillante, demoledor y contundente, tanto desde lo futbolístico como desde lo anímico, donde Silvio Marzolini fue uno de sus máximos estandartes. El torneo Nacional fue paliativo mayúsculo para los hinchas Xeneizes y la Doce cantaba desde las primeras fechas: “...carnaval, carnaval, la vuelta la daremos en el gran Monumental...”. Es que el fixture regalaba una perlita: el superclásico se jugaba en la última fecha y en Núñez. Así, el 14 de diciembre de 1969 se jugó el partido del año. Boca llegó con dos puntos de ventaja sobre River. Con sendos goles tempraneros de Norberto Madurga, la fiesta fue toda azul y amarillo. Es cierto que River logró empatarlo 2 -2 remontando la diferencia, pero también lo es que aquel Boca de Marzolini y compañía era ampliamente superior. “Yo era el capitán –recuerda Silvio- y me habían pedido que ni se nos ocurra dar la vuelta olímpica. Pero nosotros ya lo habíamos decidido: la dábamos igual. Y así lo hicimos, aunque nos abrieron los grifos de las mangueras que estaban al costado de la cancha y nos tiraban con botellas desde las tribunas”.

Al año siguiente empezó el principio del fin de la carrera de Marzolini en Boca. La recordada huelga de futbolistas de 1971, cuando los jugadores plantearon la necesidad de que se los considerara trabajadores comunes y no trabajadores deportivos, lo tuvo a él entre los más activos protagonistas. El mismo Alberto J. Armando que lo había contratado cuando pibe, nunca se lo perdonó: le rechazó una posible venta a Francia y, más tarde, le dio el pase libre con la condición de que solamente jugara en el interior del país. Ante ese panorama, a los 32 años, Marzolini decidió colgar los botines.

Pero el destino le guardaba otra alegría y obviamente en Boca. Exactamente una década después, en 1981, fue el director técnico del equipazo que comandaron Maradona y Brindisi, con el Loco Gatti en el arco, el Cabezón Ruggeri y Roberto Mouzo como zagueros, el Chino Benítez en el mediocampo y el Mono Perotti en la ofensiva, entre otros. Así, Silvio Marzolini también escribió su página de gloria como DT.

Los últimos años los dedicó a entrenar divisiones inferiores en Banfield. A transmitir experiencias y conocimientos futbolísticos, tanto como caballerosidad deportiva y convicciones personales. Todo eso fue Silvio Marzolini para el fútbol. Y son muy pocos quienes ocupan ese lugar tan importante en la historia de la mayor pasión argentina.

Fuente: El Grafico.

Imagen vía Historia de Boca