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Carlos Bianchi, es humano. Por Marcelo Lerner

La opinión de un periodista

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El tipo se levanta todas las mañanas a las 6. Prepara el mate y se sienta a leer los diarios. Ya no lee más la sección deportes de los mismos, le produce lastima, tristeza. No escucha  programas deportivos, no mira programas deportivos, pero si se come cuanto partido transmiten.
 
Al rato aparece Margarita, y sonriente le da el beso de buen día. Marga transmite paz, contagia alegría, son de esas parejas indestructibles.
En ese desayuno no habrá ningún comentario hostil ni negativo hacia alguien, se ignoraran las sucesivas bombas arrojadas hacia su persona, solo se hablara de la familia, DE Boca, de las ganas de revertir este momento difícil, de la energía que tiene, y del apoyo incondicional del hincha.
Marga se ríe cuando él le pide el protector solar para la pelada, agarra su bolso y a las 7 ya sale para Casa Amarilla a iniciar otra jornada de enseñanza, de trabajo, de estrategia, de ilusión.
Carlos Bianchi no conoce, no registra a aquellos que diariamente lo denostan, le faltan el respeto, lo ensucian una y otra vez con burdas mentiras. Carlos Bianchi no los conoce, no los registra, simplemente porque intelectualmente están muy por debajo de él.
 
En ese bolso que el lleno a la mañana puso su perfume, su desodorante, sus camisas y todas sus ilusiones, sus ganas, su capacidad, su alegría, no hay lugar para el odio, no hay lugar para el resentimiento, solo hay lugar para el laburo, la esperanza y las ideas.
 
Carlos Bianchi se puede equivocar, lo hace, como cualquier humano, lo hizo este último domingo, pero generalmente acierta, y si no, él lo tratara de corregir para un futuro.
 
Es el técnico más ganador de la historia del futbol argentino, es patrimonio de Boca, y no merece ese destrato que muchos medios, periodistas, le dan, dirigentes le dan, jugadores despechados le dan, simplemente y mal que les pese porque él  es Carlos Bianchi, al que el hincha respalda mayoritariamente
 
Carlos Bianchi, pone sus cosas en el bolso, saluda a los utileros, camina a su auto, firma autógrafos y se sube al auto pensando en la inmensa sonrisa de Margarita cuando lo vea entrar  de nuevo en su casa.
 
Carlos Bianchi, es humano.
 
Por Marcelo Lerner periodista de “Boca de Selección” y "Dale Bo"