La selección, la selección, se va a la...Por Diego “Morsa” Fernández
La opinión del hincha |
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¿Quién de nosotros podrá olvidar algún día aquella oportunidad en que el Coco Basile se llevó a Latorre y a Batistuta para las finales del campeonato 1991, que se definía entre los “ganadores” de los torneos Apertura y Clausura de esa temporada? ¡Qué desilusión!
En ese entonces tenía 16 años, y se me reveló como nunca antes (en clara diferencia con mis compañeros de colegio, hinchas de otros equipos) que Boca estaba muy por encima de la Selección Nacional en mi escala de sentimientos. Esta es una característica que nos define a los xeneizes auténticos, en oposición al resto de los hinchas de fútbol.
En esta ocasión no pasaron 10 años desde la última vez que boca salió campeón ni jugamos una final decisiva, pero sí se disputan partidos fundamentales para lograr una estrella que, si tenemos en cuenta el contexto, es muy valiosa para el club. Más que nada porque además de situarnos por sobre los equipos del ámbito doméstico nos da la llave para abrir la puerta que más nos gusta: la de la Libertadores.
Dicen que el hombre es inteligente porque aprende de sus errores, y hoy por hoy me pregunto seriamente acerca de la capacidad cognitiva de ciertos dirigentes del club, en especial me refiero a Juan Carlos Crespi y a Daniel Angelici, los principales responsables de que este fin de semana Orión este de paseo por EEEUU con Sabella y su equipo.
Bianchi señaló esta situación en la semana. Aunque ya tarde me parece bien que lo exponga. Orión también podría haber hecho un poco de fuerza para quedarse, pero bueno, su lugar es el más difícil y lo comprendemos (además no sabemos qué pudo haber dicho o hecho en la trastienda).
En Boca queremos y necesitamos dirigentes que se planten, así como lo hizo nuestro DT en la medida de sus posibilidades. Por incapacidad o desidia una vez más nos vemos perjudicados en una instancia determinante de la vida del club.
Así como yo aprendí en la adolescencia el lugar que ocupa la selección para un hincha de Boca, debo cuestionar hoy también el amor de estos dirigentes por el club que, más allá de su rol institucional, los lleva a bajar la cabeza de esta manera y a guardar silencio ante esta situación.
Tal vez todo esto no termine siendo costoso para Boca si el domingo le termina ganado a Arsenal, ni sea tampoco Orión un jugador tan determinante para Boca (aunque pienso que sí lo es), pero lo importante es que de una vez por todas nos representen dirigentes que se nos parezcan. Ni pre candidatos a cargos públicos, ni barras con traje, ni comerciantes encubiertos, ni sindicalistas rosqueros. Dirigentes con la camiseta puesta, no la rosa ni la violeta, la de mi Boca Juniors querido.
Por Diego “Morsa” Fernández
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