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Falcioni el emperador del panico. 2da parte

Por Hugo "Chito" Reyna

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Pidiendo las disculpas del caso, voy a reiterar este comentario (un poco aggiornado) que envié cuando ocurrió lo de Venezuela, al que titulé, “FALSONI … EL EMPERADOR DEL PÁNICO”, porque estimo que es un momento muy propicio y adecuado para recordarlo.

FALSONI vive y actúa de la misma forma como él quiere que jueguen sus equipos. Temeroso hasta la paranoia, siempre a la defensiva, agazapado tratando de atacar de contra cuando puede hacerlo, y con una inocultable inclinación a urdir colisiones, forzando situaciones, que luego sirvan para justificar sus actitudes. Por eso en sus declaraciones y conferencias de prensa, actúa de igual modo, escueto en sus respuestas y opiniones, tanto como lo es en sus planteos futbolísticos y con gran dosis de hipocresía, como en sus relaciones con el plantel. Nadie puede decir si Boca hubiera salido campeón, o no, con otro técnico, yo opino que sí, pero si de algo estoy más que seguro es que Falsoni jamás debió ser el DT de Boca, en mi modesta y sincera opinión. Y todos lo que me conocen saben que siempre opiné así.  

HAGAMOS MEMORIA:

 “Falsoni” llegó a Boca con la chapa de campeón (con Banfield) y con la espalda de todo aquel al que lo van a buscar. Entró pisando fuerte y con discursos demagogos y mentirosos, tratando de enamorar a la hinchada y a esos dirigentes que lo rechazaban (entre los que estaba Angelici). De todos sus dichos podemos recordar algunos como: “el que tiene a Riquelme, juega con ventaja”… ”Hay que formar un equipo donde él pueda rendir al máximo”… “es nuestro jugador emblema”… “No es cierto que yo juegue solamente con el 4-4-2, yo se jugar con todos los sistemas”…“el sistema se elige de acuerdo al plantel que se tiene”… “sería maravilloso que Riquelme y Erviti, jueguen juntos”…”la sola presencia de Riquelme en la cancha es un problema para los rivales”… y bla...bla...bla..., verso, más verso, más verso. Hipocresía pura.

Pero luego las cosas fueron quedando cada vez más en evidencia y bastó un solo partido para que lo sacara del equipo. Después de aquel partido con Racing, que se ganó jugando horrible y con mucha suerte (pareció el partido Argentina-Brasil del mundial del 90), donde Falsoni se autoconvenció (por el resultado), que podía ganar sin Román. Pero luego, la lesión que lo marginó contra Racing ya había pasado y Riquelme ya estaba en condiciones de volver contra All Boys, sin embargo ya se rumoreaba que Falsoni no lo quería y para sacarlo forzó una situación. Durante esa semana Riquelme hizo fútbol para los suplentes y la rompió, luego lo pasaron para los titulares con igual resultado (le salió el tiro por la culata al DT), entonces sorpresivamente, al día siguiente ya no lo dejaron hacer fútbol y lo mandaron a trotar durante dos horas alrededor de la cancha, mientras sus compañeros jugaban, porque si Román volvía a hacer fútbol, ya no habría excusas para sacarlo. Después, mientras el equipo jugaba con All Boys, lo obligaron durante ese fin de semana, a un entrenamiento sólo comparable con el de los marines de los EEUU, buscando sin duda, que se resienta de alguna de sus dolencias. Y parece que lo lograron, apareció ese líquido en la rodilla y se agarraron de eso. Ese líquido en la rodilla de Román (problema sencillo que se soluciona con una infiltración), lesión provocada adrede por la brutalidad del PF, le vino como anillo al dedo a Falsoni, que ya se encontraba en serios aprietos para justificar la salida de Riquelme, porque ni siquiera podía argumentar una sola causa sólida. Nunca se escucharon tantas contradicciones e incoherencias. Habló de lo futbolístico, del funcionamiento, del equilibrio, de la condición física, etc., etc ... se contradijo muchas veces y tiró mil excusas distintas y a esto se le sumaban los chimentos periodísticos que siempre aportan basura. Lo cierto y concreto es que cuando Falsoni llegó a Boca, ya venía predispuesto con Román, aún sin conocerlo ni haberlo tenido nunca como dirigido. Lo detesta por lo que representa, un fútbol que a Falsoni no le gusta y que no practica y un jugador por el que iba a tener que modificar su “libretito”.

LA HISTORIA SE REPITE:

Un año después “Falsoni” renovó contrato, con la chapa de campeón (ahora con Boca) y con la espalda de aquel al que le renuevan el contrato, pero nada menos que Angelici, el que se había opuesto a su contratación. Después de una tremenda pretemporada, vinieron los partidos de verano (horribles también), pero luego llegaron los dos triunfos contra River y eso le sirvió a Falsoni como un respiro en medio de las críticas por el juego de Boca. Luego vino Santamarina y las críticas arreciaban, e incluso la prensa devaluaba el Campeonato Apertura, como una forma indirecta de desvalorizar el triunfo de Boca, pese a los doce puntos de ventaja. Ante tanta crítica Falsoni empezó a sentir la necesidad de forzar una situación (como es su costumbre, de siempre), creyó necesario tirarles la pelota a los jugadores, hablando en criollo: “sacarse el lazo de encima”. Para ello debía generar una situación enojosa en el vestuario y del resto se ocuparía la prensa. Él sabía que enseguida algunos periodistas le saltarían a Román a la yugular, sin detenerse a averiguar si fue el culpable o no, total ya le han hecho la fama y dirían que está peleado con Falsoni, que los jugadores juegan mal a propósito porque Román se los ordena, que no le hacen caso al DT, que con ese clima no se puede trabajar, etc, etc, etc. Y como por arte de magia el entrenador pasaría de villano a víctima, en lo que dura un suspiro. Falsoni sabe perfectamente que Román da indicaciones dentro de la cancha, lo cual es muy lógico y normal, e incluso con el conocimiento de Falsoni, porque ocurre que Riquelme, además de ser el capitán es el conductor del equipo, el organizador del juego y eso no es desobedecer las órdenes del DT, sino ayudar a que los compañeros puedan cumplir de la mejor manera la función que el DT les ha indicado. Román no le va a pedir a Cvitanich que juegue de 3, ni lo va a mandar a Mouche a jugar de arquero. A esto Falsoni siempre lo aceptó, pero parece que en el fondo no es tan así y fue el argumento elegido para elaborar su plan de enfrentamiento. Ante el desastroso partido en Venezuela, no estaba dispuesto a comerse las críticas él solo y era necesario actuar y forzar la situación. Es mentira que los exabruptos de Falsoni fueron producto de una reacción en caliente al terminar el partido, porque la discusión comenzó unos 50 minutos después y mientras tanto el DT estuvo con sus ayudantes conversando el tema: la cuestión era apuntarle a Riquelme, usándolo a Cvitanich como la víctima. Mientras tanto, sus ayudantes se ocupaban de hablar con la prensa y adelantarles lo que iba a ocurrir, descontando una discusión con Riquelme, porque era lógico suponer que Román tenía que intervenir al sentirse agredido y además por ser el capitán, que debe hablar por el plantel y defender a sus compañeros. Pero nuevamente le salió el tiro por la culata a “cara de tótem”, jamás se imaginó Falsoni la intervención de Erviti haciéndose cargo del problema y la reacción del resto del plantel, sobre todo del flaco Schiavi increpándolo duramente al “emperador”. Luego vendrían los pedidos de disculpas por los supuestos “malos entendidos” y toda la farsa acostumbrada para estos casos, pero no obstante, el objetivo de Falsoni estaba cumplido en parte. El tema quedó instalado y de ahí en más, cualquier problema que ocurriera en Boca sería por culpa de la mala relación de Román con Falsoni. Si a Boca no le iba bien este semestre, o si el DT renunciaba, sería por culpa de lo que pasó, y por ende, sería por culpa de Riquelme. Las hipótesis de conflictos de este miedoso paranoico consuetudinario le hacen mucho daño a Boca, porque aparte de todos estos líos, el equipo debe jugar de acuerdo a la personalidad del técnico y quizás eso sea lo peor.

EL ÚLTIMO CAPÍTULO:

No hay lugar a dudas que a Falsoni y Riquelme los separa su juego y estos conflictos sobre gustos futbolísticos revelan algo más profundo. Más allá de todas las falsedades, hipocresía y demagogia con la que Falsoni se refirió siempre a Román, la verdad es que piensa el fútbol muy distinto a Riquelme. Si Riquelme juega, le imprime su estilo al equipo y por eso no lo quiere en la cancha. No es el divismo de Román lo que le molesta, sino lo que juega. Y eso es lo más grave: “Que Boca tenga a un DT al que no le gusta el fútbol”.

Pero no es sólo Falsoni el culpable de esto, sin dudas que Angelici es un actor principalísimo en esta película. Al margen de todas las declaraciones demagógicas, era sabido que Angelici en algún momento iba a tratar de cumplir con el mandato de Mauricio Macri. Al parecer, Román se cansó de tantas desestabilizaciones, de tantos empujones hacia la puerta y les dio con el gusto. El detonante no fue sólo la ratificación de Falsoni por parte del presidente, en forma tan enfática y ostentosa, sino la declaración de prescindibles de Viatri, Erbes, Clemente y Araujo, casualmente todos muy allegados a Román, lo cual constituye una evidente provocación. Por eso cuando Riquelme dice sentirse vacío, se refiere precisamente a este vacío que decidieron fabricarle y cuando dice no estar al 100% para brindarse a Boca, se refiere a la parte anímica y espiritual y no a la condición física o futbolística como algunos creen. Riquelme jamás diría “es él o yo” como lo hizo Gallardo en River y le costó la cabeza a Merlo. Román prefiere dar un paso al costado y guardarse los detalles en su intimidad, porque esa ha sido siempre su forma de actuar. Si él quisiera, lo voltea a Falsoni en cinco minutos y de paso lo deja muy mal parado a Angelici, pero esa no es su forma y prefiere culparse él ante sus hinchas.

Pero en algún momento, Falsoni dejará de aceptar tan a gusto, que Angelici lo esté usando para hacer el trabajo sucio, se cansará de ser el preservativo de Angelici, para allanarle el terreno al que venga (¿Palermo?) y seguramente también él pegará el portazo.
 

Por Hugo "Chito" Reyna