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Predator Mauricio versus la mitad + uno. La película

Protagonista el pibe "Yo no fui..."

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Macri criticó la forma de manejar Boca que tiene Riquelme: "No es sano". El expresidente del Xeneize se refirió a la gestión de Román al frente del club. Sus comentarios.

Son personajes antagónicos en el mundo Boca desde hace décadas. Y esas diferencias se ven más reflejadas que nunca ahora que uno de los dos lidera la gestión política del club. Mauricio Macri fue consultado por el manejo institucional de Juan Román Riquelme en el Xeneize y no se aguantó las ganas de dejar marcada su postura.

En una charla con Radio Mitre Córdoba, el expresidente opinó sobre las decisiones toma Román. "Estoy contento porque estamos cerca de salir campeones de vuelta, pero no cambia mi opinión: no me gustan los personalismos y, como está conducido el club, no me parece que sea bueno, no es sano", dijo.

Además, Macri recordó que por ahora el club no pudo recuperar su lugar entre los mejores del mundo. "No es para lo que trabajé tantos años para poner a Boca... Éramos uno de los cinco equipos más importantes del fútbol mundial. Estamos muy lejos de ese lugar, lamentablemente, muy lejos", sostuvo. BolaVip

Hoy en Clarín con lo mejor que sabe hacer, operar para el macrismo:

Gallardo ganó el partido que Boca pierde. Mientras en el entrenador de River siempre prevaleció la idea de reflexión y respeto, los "dirigentes" de Boca, con su vicepresidente a la cabeza, transmiten intolerancia y prepotencia.

Para empezar resulta necesario excluir del debate las verdades “mentirosas” del extendido sentido común futbolero. La número 1, aquella que afirma: “del segundo no se acuerda nadie”. Y se repite desde hace años.

Nada más falso.

Primera ley del decálogo bilardiano cuyo máximo representante actual es Oscar Ruggeri, columnista al que la televisión le permitió mostrar una simpatía que la cancha, y la obsesión por el triunfo, le cohibían.

El defensor y el bilardismo (categoría del pasado, es cierto, pero aún presente en los discursos) confunden memoria con estadística. Todos los campeones quedan en la estadística, el registro numérico de una actividad. Otra cosa son aquellos que permanecen en la memoria, campeones o no. Para merecer este privilegio se requieren virtudes que exceden lo utilitario: la belleza, el goce,el coraje. Lenguaje filosófico que en el fútbol se emparenta con “chamuyo”.

Las estadísticas responden con apatía a preguntas básicas; ¿quién hizo más goles?, ¿quién ganó más partidos?, ¿más campeonatos? No es poco. Pero está lejos de ser todo. La memoria colectiva, en cambio, sintetiza números y emoción. No pocos subcampeones lo alcanzaron y hoy son recordados con gesto orgulloso del hincha. Otros tantos campeones apenas sobreviven en la economía emotiva del número. Aquellos que conectan con ambos universos escriben la historia. Marcelo Gallardo no será olvidado porque los equipos a los que dio forma en River lo hicieron.

Segunda idea, que ya se ha dicho con razón. El triunfo del entrenador de River es deportivo, pero mucho más es cultural. Y la valoración resulta más elocuente cuando se compara con lo que ofrece Boca, su máximo rival, con grandes posibilidades de ser el próximo campeón. A propósito, si lo es, ¿quién se acordará de este Boca en veinte o treinta años? ¿Quién se acuerda ya del último Boca campeón?

Sin embargo, no es lo más importante. Para explicar el triunfo cultural es necesario remitirse a un episodio de hace unos meses. La pelea, con trompada incluida, entre Benedetto y Zambrano, futbolistas de Boca. En un acto de pretendida autoridad, ambos fueron suspendidos por el club. La paradoja fue ver, en las horas siguientes, a Juan Román Riquelme, vicepresidente del club, interrumpir con prepotencia una pregunta periodística. “Pará, pará, yo hablo y después vos contestás, sino hablá vos solo”, dijo. ¿Acaso no habita en ese gesto de intolerancia el germen que deriva en la agresión? ¿No es la misma actitud que ofrece Alfredo Cascini, otro “dirigente”, en cada una de sus apariciones? ¿Cuál es, entonces, la sorpresa por los golpes?

Si el fútbol envía mensajes multitudinarios, los dirigentes de Boca deben saber que están mandando el equivocado. Y ninguna vuelta olímpica lo cambiará.

Gallardo se ganó la paz interior que lo acompaña. Al final del recorrido se valoran sus triunfos, pero se agradece sobre todo su actitud de reflexión y respeto. Clarin

La gestión Angelici en fotos: El legado y herencia de Mauricio Macri en Boca

 Ahhhh pero Riquelme....

Nosotros de la redacción: Mauricio Macri y sus aliados no cesan el asedio a lo que creen que fue su pertenencia: Boca Juniors.

Este Boca que transita un buen momento en general, institucional, deportivo y político pese a los constantes dardos que tira este verdadero energúmeno ex presidente de Boca.

Del país que dejó en llamas y arruinado con una economía inexistente no se hace cargo.

Tampoco se hizo cargo de los desfalcos de sus empresas, ni del correo, ni del viejo Franco entre otras cuestiones, y que vienen a cuento porque su herencia la estamos pagando todos los argentinos. 

Y los clubes de futbol también garpamos, sin competitividad en el mundo dado nuestro tortuoso presente, del cual él y sus socios de negocios tienen una parte importante de la responsabilidad, aunque no toda.

En fin...vamos Boca carajo! 



 

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