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¿Se dio vuelta la página? Por Martín Herrera

Todavía con el dolor a cuestas por la final perdida con River, Boca rescató de tanto ir un empate en 1 sobre el final en su visita a Tucumán.

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Era un partido que ninguno de nosotros queríamos jugar. Los hinchas aún por la calentura de la final perdida y los jugadores porque después de una derrota importante además sufrieron la filtración de supuestas frases del mandamás del club (porque eso es lo que es Angelici en Boca, no un presidente), donde no quedaban bien parados. Encima. del otro lado había un rival de los que nunca son buenos anfitriones. El Atlético Tucumán del Ruso Zielinski es un equipo duro, aguerrido y metedor que se potencia al jugar en una cancha donde la localía se siente. Incómodo. Esa parecía ser la palabra que mejor describía el domingo xeneize. En un campo de juego malo, el plan del local consistió en lo que ya todos saben que le molesta al equipo de los Barros Schelotto: presión alta para no dejar jugar y dar libertad a los centrales que, sin opciones, deben recurrir al pelotazo largo. Boca no podía hacer pie en la mitad con un Barrios muy errático y hasta molesto con la posición casi de doble 5 de un Pablo Pérez que retenía de más y no le daba buen destino al balón y un Carlos Tevez que nunca se "enganchó" en el partido ni con su nueva posición. Así y todo el puntero del campeonato se las ingenió para tener varias chances de gol y dos muy claras con una volea de Pavón a centímetros del palo y una tijera de Wanchope al lado del poste a los 30 minutos. El baldazo llegó sólo 60 segundos después cuando en un tiro libre (¿Cuándo no?), Atlético aprovechó una pésima defensa en linea de Boca, Goltz siguió a su marcador de atrás, Rossi dudó en salir y Toledo la mandó a guardar. El problema del xeneize y las pelotas paradas en contra (y también a favor) ya viene de larga data. Nunca en el ciclo Barros Schelotto se dio seguridad en ese aspecto. Además de la falencia de la marca en zona, lo peor es que se supone que la defensa se para lejos del área justamente para que el arquero salga con mayor facilidad cosa que el 1, dubitativo todo el partido como si lo hubieran afectado algunas críticas o elogios desmedidos a Armani, no hizo. El escenario más temido se hacía realidad, pero menos de un minuto después Tevez, en su primera y casi única intervención en el partido, deja mano a mano a su amigo Ábila que se pierde el empate en una definición pésima. Todo parecía en contra. Boca, ya golpeado, se encontraba nuevamente ante una prueba de lo que está en el debe: el carácter.



Esta vez sí pareció haber una lavada de cabeza en el entretiempo por parte del DT. El equipo salió con otro hambre y con más ganas que fútbol fue acechando el arco que defendía el querido Batalla. Lo tuvo primero Pavón con un tiro libre y después Tevez en un cabezazo. El partido no pasaba de ordinario pero Boca, con su empuje, estaba ya haciendo los méritos para empatarle a un Atlético que se resignaba a cada vez más esporádicas contras. El ingreso de Reynoso, en un nuevo acierto de Barros Schelotto, fue la cuota de fútbol que faltaba. El ex Talleres entró con personalidad y, ante la ausencia total nuevamente de los referentes Tevez y Pérez, se puso al xeneize al hombro. Enseguida "Bebelo" se adueñó de la pelota, jugó, hizo jugar y le hicieron un penal proporcionalmente grande como el llanto por la "AFA bostera" que Herrera eligió no cobrar (¿Dónde habrá estado el mandamás en las últimas designaciones de árbitros?). Boca iba y ya merecía largamente la igualdad. Batalla, los palos y hasta Cabral en la línea le negaban el gol al puntero que seguía quemando las naves con el ingreso de Bou por Más y dejaba sólo a 2 defensores en cancha. Otro cambio que le pagó al mellizo. De tanto ir, buscar y cascotearle el rancho al decano, en el minuto 46 después de un muy buen desborde y centro de Pavón, Nandez que jugó de 4, de 8 y de wing, la bajo de cabeza para que después de una pifia del defensor, Bou de arremetida le doble las manos al 1. Gol de Boca. Un gol típico de ese Boca que algunos añoramos. De arremetida, a lo guapo. El xeneize rescataba un punto en donde parecía que ya no iba a llevarse nada y se avizoraban en el horizonte las nubes negras de la tormenta mediática sobrevolando toda la semana.

El gol de Bou fue como una señal de un camino a recuperar. Un camino que quizás puede no ser el principal pero que nunca debe faltar en el repertorio azul y oro. Algo que debe dejar de ser "mal visto" por este nuevo Boca. Ese ímpetu de ir aunque sea desprolijamente sin más armas quizás que el empuje y las ganas de llevarse puesto al que tenés enfrente.... Con lo que queríamos para la final, Boca terminó encontrando su premio en el final y terminó trayéndose un punto de su incómoda visita a Tucumán. En un partido que mereció más que empatar, pagó demasiado caro su ineficacia en las áreas. Sí, eso que enojó a Guillermo en la conferencia de prensa post Tigre, se volvió a hacer notar y los números así lo demuestran. Desde que se arrancó la participación en Libertadores jugó 5 partidos, en los cuales convirtió sólo en 2 (Tigre y ayer, ambos con goles después de los 90) y le marcaron en 4 (fueron 6 goles y sólo mantuvo el 0 en Lima). El gol que era algo que le salía fácil a este Boca, con y sin Benedetto, ahora le cuesta más que a un socio sacar el adicional para la copa, y la que era valla menos vencida ya es cosa del pasado gracias a rivales que a veces convierten sin merecerlo y a otros que sí capitalizan errores que ya se veían en el pasado. Finalmente el empate no es un mal resultado para el momento de Boca y más teniendo en cuenta que toda su columna vertebral estuvo en deuda, como habiendo sentido el golpe: el 1, el 2, el 5, el 10 y el 9. El parate por la fecha FIFA le vendrá excelente al xeneize para volver a ser. La pausa es justa para que el DT reflexione sobre cómo a Boca le están tomando el tiempo en muchas situaciones del juego y también para que los referentes comiencen a demostrar en cancha, y no en los micrófonos. El margen de error se achicó y ya no alcanza sólo con "levantarse a las 6am" como Pablito o con analizar que "el rival nunca nos dominó" para dar vuelta la página y realmente crecer después de lo que fue el porrazo con River. El desafío de estas semanas, en la previa de un partido clave ante el escolta Talleres, es volver a enfocarse en lo que este equipo supo hacer y sumarles las reminicencias del viejo Boca vencedor que se vieron ayer. Mientras en Boca se tenga lo que se tuvo en Tucumán, los hinchas nos vamos a ir satisfechos por el deber cumplido.


Por Martín Herrera @MartinNHerrera para Soy Boca