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¿Gran técnico o uno más del montón? Parte II

Por Marcelo Rodríguez para el blog Corazón y pases cortos

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No suelo contestar los tantos mensajes que generó la nota anterior, porque cada uno está en el derecho de pensar lo que quiera. Lo que acá importa es poder discutir para encontrar la verdad de lo que pasa, porque al fin y al cabo, a todos nos importa Boca por sobre todas las cosas.

La cuestión no pasa por caerle al DT por la primera derrota después de un tiempo prolongado. No ser anti Boca, ni gallina ni nada por el estilo. Es solamente volver a remarcar que cuando se necesita la muñeca del técnico porque el plan previo no está funcionando, esa muñeca (y no lo relacionen con el muñeco), no aparece. Y hay cierto placer personal de haber escuchado análisis parecidos en otros medios de que Boca no encontró respuestas en el campo de juego, pero en el banco tampoco. Como tampoco estoy de acuerdo con los mellisistas que ahora le echan la culpa a que no tiene un banco de calidad… Increíble que se quejen del plantel Xeneize.

Desde que llegó Guillermo a Boca que vengo notando este tipo de cosas. Que no hay plan B, que si lo planificado en la semana no puede desarrollarse a la hora del partido, no hay otra forma de jugar. Y esto se vio muy patente por ejemplo, en el partido con Godoy Cruz.

El equipo mendocino le tapaba la salida a Boca y Rossi se pasaba casi un minuto en cada saque de arco amagando para ver qué hacía, si la tiraba larga, si salía jugando o si alguno se distraía para hacer un pase corto. Me pregunto y les pregunto: un equipo como Boca, ¿no debe tener acaso ese tema resuelto antes de que suceda? Eso que parece tan simple, marcar la salida del rival, a Boca lo complicó, más allá de que luego ganara el partido por goleada.

Para Guillermo ser técnico de Boca es como haber cursado seis años de facultad, pero aún no le pueden dar el título porque tiene una materia sin rendir. Y esa materia que no puede rendir es la de tener la claridad y la CALMA suficiente para poder cambiar el juego en medio de un partido; más no sea,  los últimos 20 minutos.

Si hacemos un repaso, unas estadísticas de los cambios que realiza el DT, veremos que se repiten y que en la mayoría de los casos, sólo aportó mayor frescura física que un cambio táctico estratégico. Y la verdad, me gustaría tener un técnico que en cinco minutos sea capaz de dar vuelta tácticamente un encuentro, sin que esto necesariamente tenga que terminar en victoria.

Se nota. Se nota mucho. Otros técnicos analizan más a los rivales; buscan variantes, tienen otras maneras de llegar al área rival. Mientras tanto, Boca se aferra solamente a una forma. Si esta funciona, el equipo es imparable y hasta debería temer el mismísimo Real Madrid; pero cuando las cosas no salen del todo bien, es como resignarse a la derrota, porque no sólo que no hay rebeldía individual, sino que tampoco hay nuevas ideas desde el banco para implementar.

Central presionó los costados y en el medio. Jara tapado, Fabra tapado, Gago tapado y Pérez tapado. Cardona en la izquierda allá lejos, sin que le llegue la pelota. Ante esto, ¿hay que estudiar en la escuela de técnicos para resolver el problema?

Boca tendría que haber en principio, variado el dibujo táctico: dejar que Cardona jugara a espaldas del cinco rival, que Gago se desplegara bien por la izquierda, Barrios libre en el medio y Pérez por la derecha. Si no podemos jugar porque nos presionan, porque no tenemos espacios, necesariamente tenés que buscar saltar líneas. Buscar la segunda jugada; desarticular el esquema defensivo del adversario. Porque si el adversario pone minas en los primeros 20 metros de su campo, no vayas con pelota dominada por ahí porque vas a volar en mil pedazos. Lo que tenés que hacer es evitar esa zona. Con pelotazos salteás los problemas y le generás a Central un dilema que hasta ese momento no tenía, que es la de rechazar apoyando. Sacar y apoyar se le iba a hacer a Central fundamental porque si simplemente la rechaza y la pelota vuelve a poder de Boca, entramos en la segunda jugada que puede disparar para cualquier lado, con marcas que se pierden. Y además generás de alguna manera, la posibilidad de que exista un mal rechazo, una pifia o un rebote que termine beneficiándote. Pero nada de eso pasó. Boca jugó siempre igual, de minuto uno al noventa.

Esto no es ser un gran entrenador, al contrario. Es una característica de un buen técnico, que más o menos trabaja en la semana. Que llega a la cancha con un planteo claro, definido; pero dependiendo siempre de  que el rival no lo obligue a tener que hacer otra cosa, otro juego.

Por ejemplo, destaqué la victoria ante Godoy Cruz porque el conjunto de Mendoza realmente jugó bien. Había que verlo en la cancha para darse cuenta cómo se desplegó. Fueron momentos donde ellos manejaron el destino del partido pero poco a poco fueron cediendo y fueron doblegados por el esquema ORIGINAL con el cual Boca salió a jugar ese partido. Lo hizo ya en el primer tiempo dando vuelta el resultado. Pero, me pregunto, si ese primer tiempo terminaba a favor de la visita sin que Boca pudiera encontrar los caminos al gol, ¿qué cambios se habrían visto en el segundo tiempo? No lo sabemos, pero si nos dejamos llevar por la manera de ver el juego del Mellizo, sin dudas que variantes tácticas, no se verían.

Un dato más que sigue demostrando que Guillermo es un gran trabajador, nada extraordinario. Su idea desde que llegó a Boca fue jugar un 433. No pudo al comienzo porque Tevez no encajaba, porque no tenía los extremos que necesitaba (recuerden que Benedetto debutó en Boca jugando de extremo por derecha o volante tipo 8).

Refunfuñando, Guillermo fue aceptando que la cosa no iba a funcionar así, hasta que, con la vuelta de Gago tras la lesión, pudo encontrarle el mejor lugar a Tevez, unos metros más adelante del 5. Que Pintita encuentre siempre al Apache y desde ahí construir. Cuando esto se logró, Tevez se fue y con una buena racha de Centurión,  el equipo se fue reacomodando no sin problemas. Pero Boca comenzó a hacer agua y entonces, tras la derrota con River, apareció lo inesperado o mejor dicho, lo no hecho: salió Bentancur y entró Barrios.

¿Lo quiso Guillermo? No. Se vio obligado a hacer ese cambio porque el uruguayo gracias a Dios, se fue vendido. Y Barrios le dio unas bombas de desagote bárbaras a un barco que se hundía. Por lo tanto nos encontramos con un cambio obligado y no analizado ni ensayado. Ni siquiera soñado por el DT.

Con el nuevo libro de pases, todos creíamos que el 433 se imponía nuevamente. Buscó en Pizarro  el eje del futuro equipo, y terminó conformándose con Cardona, dos jugadores totalmente distintos, de posiciones diferentes. El colombiano es un talentoso, y en la idea del DT, apareció la chance de poner al colombiano por la izquierda, como jugaba Centurión. Pero no se dieron cuenta que Cardona es ENGANCHE. Que puede arrancar por un costado como por el otro, pero siempre con la tendencia de ir hacia el medio. Es tan ENGANCHE que necesita tener a sus espaldas las plateas. Posicionarse de costado, no frente al arco rival. Y a partir de ahí, construir.

En fin. Ejemplos de que Guillermo quiere una cosa, le traen otra; arma una idea de equipo que luego se cambia; y cuando se debe volver a replantearse un partido, no hay argumentos para hacerlo. Por eso hoy la discusión en algunos medios se dijo que Boca no está acostumbrado a las finales o a los “mata mata”, como se dice ahora. Y no sé si esto es tan así. Sí estoy seguro que Guillermo es un gran técnico en la semana, pero los domingos se pierde en discusiones con rivales y el cuarto árbitro.

Por Marcelo Rodríguez* para el blog Corazón y pases cortos (Siempre Boca)

* Marcelo Rodríguez es periodista acreditado en Boca desde hace más de 20 años. Autor del libro "Con Alma y Corazón". Trabaja en el diario Crónica, escribe en Don Balón y fue uno de los puntales de Informe Xeneize. También trabajó en El Cronista Comercial, La Razón y Diario Popular. Y además en la inolvidable Asi es Boca.

Foto: La Nacion