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Despues de Gago, ¿la nada?

Por Marcelo Rodríguez* para el blog Corazón y pases cortos

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Tengo la lamentable costumbre de no quedarme con lo que pasa por delante de mis ojos y pensar en el mañana. Siempre trato de estar un paso más adelante… No es sano, les aclaro, pero me pasa.

Ver a Boca, a este Boca de Gago es, después de tanto tiempo de ojos rojos por el sueño o por las ganas de llorar que daba el equipo, fue un verdadero festín. Ver lo que se vio ante San Lorenzo y ante Racing, fue hasta diría que emocionante, porque al fin de cuenta nada estaba perdido… Y fue algo que, particularmente, he buscado. A partir de todas mis notas le he pedido al entrenador que cambie. Que no se podía jugar con dos volantes frente a cuatro o cinco del rival; que no había sistema, no había defensa que se bancara eso. Las pruebas me dieron la razón, pero no porque Guillermo haya leído (o sí, ¿por qué no? él me conoce), pero celebro que por casualidad o por decisión técnica, Boca haya cambiado de esquema.

Es cierto que el apellido Gago lo obligó. De eso no me caben dudas. Tener a Gago en el plantel y en condiciones de jugar, es una obligación para cualquier técnico. Pero acá, como digo que Guillermo se vio obligado, el ingreso de Pintita por un extremo fue pura decisión del DT. Ahí acertó.

Sin dudas que Gago le dio a Boca todo lo que le faltaba; especialmente equilibrio. Boca dejó de ser un equipo “alocado”, sin sentido, que jugaba casi que con vendas en los ojos. Fue clara esta posición cuando Racing hizo los dos goles, Fernando siguió manejando la pelota con tranquilidad. Y su juego, liberó a Pablo Pérez y hasta hizo jugar bien a Bentancur, un verdadero milagro.

Si bien uno no puede dejar de lado a los jugadores, creo que lo mejor que le pasó a Boca fue cambiar el sistema. Dejar los inventos, dejar de lado este sistema 4231 que cuanto técnico pelotudo uno se cruce, lo pone en práctica con su equipo. Un esquema que se hizo moda vaya uno a saber por qué.

Pero a esto tenemos que agregarle que Guillermo llegó a Boca para jugar 433. Minga! cambiar el esquema. Pero otra vez el apellido de un pesado lo obligó: Tevez. Y ahí apareció este engendro táctico del 4231, un sistema que, ya veremos, da más dolores de cabeza que satisfacciones.

Sin el 433, pasó al invento del 4231. Tampoco le dio resultados. Y ahí apareció la fortuna, la suerte o lo que sea, con la recuperación de Gago.

Boca jugó como tenía que jugar hace tiempo: 4312. Por el simple hecho de que cubrís el ancho de la cancha, no volvés loco a los extremo o al extremo, que tiene que correr diez veces más que si fuera un atacante normal. Le quitás fuerza, oxígeno para definir. Algo estratégicamente imperdonable. Me pregunto si Boca tuviera a Messi, dónde  y de qué jugaría Lío en el viejo esquema de Boca.

Y el 4312 provocó varias cosas: primero, ordenó el medio. Segundo, los defensores ya no sufren tanto. Tercero, liberó a Pérez y Bentancur que en esa doble función de cortar y atacar se volvían locos. Cuarto: puso a Tevez donde siempre quiso jugar.

Muchos se mataban diciendo que Tevez tiene que ser un nueve retrasado o que tiene que jugar atrás del nueve… Muchachos, no jodan. Tevez tiene que jugar en la posición del enganche. Tiene la cancha de frente, puede volcarse indistintamente por derecha o por izquierda, y no entra en el roce del área porque, cuando él llega a la misma, la jugada ya está a punto de resolverse.

Gago generó todo esto; pero mucho más creo, el cambio de esquema. Porque ese cambio sirvió para que apareciera Gago. Porque sin ese pequeño movimiento táctico, nada hubiera cambiado.

¿Y si no está Gago? Bueno, es sencillo, jugará otro volante, con menos técnica, con la misma marca o tal vez más, y el juego no va a cambiar. No tendrá tantas ideas frescas, pero el equipo se va a posicionar de tal manera en la cual el rival tendrá que pensar dos veces si sale como loco a apretar allá arriba, como lo quisieron hacer varios equipos que Boca terminó liquidando con sus contras o con sus ataques constantes.

Lo importante es que el esquema llegó para quedarse. Basta de inventos. Pareciera que los técnicos juegan su propio ego y quieren inventar algo que ya fue inventado muchachos. Lo dije en este mismo blog, Boca utilizaba un esquema táctico de los años 50; y lo que había que hacer era simple: volver a las raíces.

Y esto ya no es dicho por mí, lo dijo el propio Rodrigo Bentancur: “Y ahora jugamos con un volante central…”. A confesión de parte, relevo de pruebas, ¿no?
 

Por Marcelo Rodríguez* para el blog Corazón y pases cortos (Siempre Boca)

* Marcelo Rodríguez es periodista acreditado en Boca desde hace más de 20 años. Autor del libro "Con Alma y Corazón". Trabaja en el diario Crónica, escribe en Don Balón y fue uno de los puntales de Informe Xeneize. También trabajó en El Cronista Comercial, La Razón y Diario Popular. Y además en la inolvidable Asi es Boca.