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Recuperar la mística aguerrida

Por Marcelo Merkato

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Muchas veces se cae en la tentación de indagar y raspar la mente como buscando algunas imágenes y sensaciones que mitiguen un poco el dolor que transita el hincha. Se acabó la tolerancia, se acabó la espera, se acabó la paciencia. El hincha necesita recuperar su identidad ante River, esa que le genera orgullo y que le permitió, a lo largo de la historia, plantar bandera y no dejar recoveco alguno para cualquier discusión. "Le tiramos la camiseta y la gallinean; ponemos huevo y la gallinean; imponemos presencia y la gallinean; Somos Boca y la gallinean".

El hincha no despotrica sin razón. El hincha es genuino y pasional. Quiere salir campeón, sí, pero le quiere ganar al rival de toda su vida. Porque quiere identificarse con estos jugadores, quiere que salgan a defender el sentido de pertenencia. No pide que peguen, pide que tengan carácter y personalidad. Al hincha de Boca le pueden criticar y discutir mil cosas, pero jamás poner en tela de juicio lo que a actitud se refiere. Los famosos huevos son parte del ADN bostero. "Ganar a lo Boca" es un grito desgarrador que sólo se limita su entendimiento a quienes portan el azul y oro como estandarte de vida.

El hincha quiere ganar, como sea, ante cualquier panorama. Necesita esa caricia. Por más caños y gambetas que puedan desglosarse, el hincha quiere llevarse la victoria. Desde chico mama y respira la mística aguerrida. Ansía con que sus jugadores desempolven el manual que les permita trabar cada pelota como si fuese la última. Implora que instalen esos pergaminos como un arte de vida, que los transformen en un concepto de lucha. Porque para el hincha de Boca este partido es una guerra de identidades. Y la identidad de Boca se basa en la garra y el corazón. La de ellos no importa. Total, siempre fueron destacados por el famoso fútbol champagne y sus famosos insultos.

El próximo domingo no es un partido más para el hincha. Ya no hay margen de error. Es el momento clave de reivindicar esa mística aguerrida. De recuperar la identidad. De dejar en claro que Boca no es solo la pelota y que toda su vida se caracterizó por sus marcas de guerra. De personalidad. De huevos. De muchos huevos. El domingo, el hincha estará en cada pelota que vayan a trabar sus jugadores. Porque de eso se trata el fútbol, de eso se trata la vida, de trabar para salir adelante. Ustedes sean 11 leones en la cancha, que el hincha será el jugador número 12 que les brindará la dosis de pasión.

No se confunda señor. El verdadero hincha de Boca no está enojado, pero mastica bronca. Porque sabe que River no es superior. Porque sabe que este Boca sí lo es. Porque sabe que tiene todo para ganar y que su historia así lo avala. Porque es el primero en estar alentando sin parar, de desgarrarse por arengar, de dejar su última gota de sudor con tal de bancar la parada y generarle ese contagio a los jugadores para que saquen a relucir sus facetas más gloriosas. La gloria que Boca genera. La que está dibujada por los garabatos más hermosos de todos: La mística bostera.

Por Marcelo Merkato