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La pelota no puede ser el único eje de una elección partidaria

Por Leandro Valdés @leandrovaldes12

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Cerraba el año 2014. Desde lo deportivo Boca se había asegurando un lugar para la Copa Libertadores al ser el mejor equipo de la temporada (junto a Vélez). Riquelme había dejado la institución, a pesar de ser el mejor jugador del equipo. Luego sería el referente y estrella de Argentinos Juniors, y clave en su pronto regreso a la Primera División.
 
Una rápida eliminación en la Copa Argentina -de manos de Huracán (futuro campeón)- y un muy irregular arranque de torneo anticiparon la salida de Carlos Bianchi. La decisión, desde lo deportivo, parecía acertada y hoy no caben dudas que efectivamente lo fue –como lo fue elegir al Vasco Arruabarrena como su reemplazante-. La forma del despido fue a lo patrón de estancia. Vergonzosa por donde se la mire, ni hablar por que el despedido era el DT cuyo apellido trascenderá a todos los demás.
 
Lo más grave: la derrota en Sudamericana –única en la historia- con el ex vecino de La Boca. Arbitrajes bochornosos con los primos los hubo en todo el año pasado, que incluyeron goles con dos pelotas, penales inventados en contra, goles erróneamente anulados, rojas injustas, jugadores de Boca lesionados, rivales con licencia para pegar y lastimar sin sanción. Hubo silencio total de la dirigencia de Boca, sólo se cuestionó a Merlos por otorgar un tiempo adicional al recuperado a favor de Lanús (la declaración de Angelici fue capitalistamente cruel). Eso sí, nada se dijo cuando Vigliano autorizó a patear un tiro libre fuera de tiempo en Central-Boca (Sudamericana) y ello dio lugar al empate Canalla. El propio Vigliano fue quien se comió un enorme penal en la Copa Libertadores 2013 con Newell´s en La Boca pero fue premiado para dirigir el River-Boca AFA (inventó penal de Gago con roja incluida y no expulsó a Mercado por un planchazo criminal). Es más, Vigliano fue quien arbitró la final de la Copa Argentina. Boca consintió todo, mientras acompañaba a Tinelli, por quien no tienen problemas en modificar el estatuto o reglamento de AFA para que asuma en el cargo que hoy ocupa Segura. Encima los restantes cinco grandes ganaron algo.
 
Pero lo peor no fue la pelotita. En el año 2014, Boca vivió momentos institucionales de los más negativos desde los inicios del Macrismo en Boca a la fecha.
 
El basket, el fútbol femenino, futsal el vóley y demás competencias amateurs se sostuvieron a pulmón, merced a sus heroicos integrantes, quiénes lograron increíbles y ejemplares resultados a pesar del casi nulo apoyo de la institución, mientras Boca recaudaba fortunas extras a partir del aporte del socio adherente.
 
Sigamos: luego de generar discordias varias por el uso de camisetas rosas, violetas, fue el turno de verde flúo. Eso aumentó las divisiones propias del hincha, máxime a partir del destrato a Carlos Bianchi y Juan Román Riquelme, pilares centrales de la historia de Boca Juniors.
 
La identidad Xeneize como tal era constantemente puesta en jaque. Se filtró que varios integrantes de la comisión directiva no serían hinchas de Boca. Angelici se defendió diciendo que de pibe era socio de Huracán –por ser el club de su barrio- y Moscariello afirmando, insólitamente, que no conocía la cancha de Vélez. Con esta CD Boca fue local en Vélez con Rafaela, por caso.
 
El propio Angelici, juntamente a Moscariello, Pagani y Aguas, se autocolocaban como administradores de una Fundación, la cuál llevaba el nombre de Boca Social, que cuenta con domicilio en Brandsen 805 y su aportante no es otro que el propio club que amamos. Sus cargos como administradores –según el puesto que se autoadjudicaron- fenecía tres años más allá de la vigencia de sus mandatos institucionales. En rigor de verdad, la Fundación, en su estatuto original –aprobado en la asamblea- contemplaba que el primer mandato concluía con las elecciones a celebrarse este año. El primer acto de la Fundación –en plena etapa de constitución, puesto que no me consta que aún se encuentre debidamente inscripta en la IGJ- fue derogar esa cláusula transitoria. Una denuncia de la Agrupación Juntos por Boca generó una lógica marcha atrás en dicho atropello. Sigamos con la Fundación. Hoy Pagani es el encargado del Departamento Boca Social, y junto a Moscariello, ambos son legisladores porteños por el PRO. A pesar de su doble rol, olvidaron en su declaración jurada consignar que son personas políticamente expuestas y debieron rehacer su declaración. Esto fue otro rebote de la denuncia de Juntos por Boca.
 
Y cuando uno olvida que ocupa roles institucionales importantes en distintos rubros, pueden pasar estas cosas: Tweet de  @BOCASocialcabj: “¡Llego el día! ¿Viniste a #MDQ para alentar? Pasá por el @balneario12 y sumate a la campaña solidaria #YOAMOABOCA.” Pienso en Balneario 12 y aparece en mi mente el Sr. Augusto Digiovanni, vice de marketing de Boca. Una casi inevitable mezcla entre actividades privadas y las que realiza el Club, presumiendo que Balneario 12 prestó sus instalaciones. Pagani ya es cabeza de Boca Social, ocupar un cargo en la Fundación Boca Social –y por un período que pretendió ir más allá de su mandato- no parecería ser lo más equitativo.
 
Moscariello, ya como legislador, introdujo un proyecto de ley en la legislatura porteña a los efectos que Boca expropie unas parcelas en desuso que hoy están en el llamado predio de Casa Amarilla, pero con la rezonificación incorporada de las mismas para hacer allí un nuevo estadio. El hincha se movilizó. Varias agrupaciones convocaron a marchas (Boca es Pueblo, por caso), otras directamente hablaron en la legislatura (Juntos por Boca, Boca es Nuestro) y la jubilación de la Bombonera quedó en el tintero. Eso sí, se seguía pegándole a la identidad Xeneize.
 
Debo seguir, dije que Moscariello y Pagani son legisladores porteños por el PRO. Miren esto: Tweet de @PaganiEnzo: “#SigamosConElCambio Todos con @horaciorlarreta Com 15 @PROCapitalBA @estebanbullrich“. Miremos esto: ‏@omoscariello: “La Ciudad es para vos y la decisión es tuya. Nosotros elegimos juntos: @GabiMichetti para el @GCBA #hayequipo http://vimeo.com/124559278 
 
Vemos entonces una mini interna PRO de dos dirigentes de Boca, avocados a la campaña de sus candidatos. ¿Y Boca? Las consecuencias de mezclar política y club las podemos ver con la frenada obra en el predio de Ezeiza.
 
Sobre ese tema, el día 21 de octubre pasado escribí en este mismo blog: Predio de Ezeiza, costos y beneficios.... El análisis lo había circunscripto a lo económico. Hoy –repito- debo ponderarlo desde lo político. Angelici dijo que Boca invirtió 90 millones de pesos (ya superó lo presupuestado entonces, incluyendo la triste tercerización de la explotación del Museo de Boca y las aún más tristes sillas aéreas) y las obras están paradas. No dudo de la buena fe de los dirigentes de Boca al iniciar las obras, pero dada la poca información sobre el asunto, poco se puede agregar. Solamente reafirmar que el introducir la política en un club de fútbol trae nefastas consecuencias. Pierde Boca, siempre.
 
Lo insólito del asunto que Angelici, en plena campaña electora 2011 declaró: “Yo digo que cuando la política entra a los clubes el fútbol sale por la ventana”. Acto seguido, del angelicismo se acusó –falsamente- a Ameal de ser parte de La Cámpora. Increíble.
 
Podía seguir enumerando hechos (la Candela, inferiores en Catalán, exhibición de contrato de Bianchi, renuncia de tesorero, y tantos etc) pero no tiene tanto sentido si el votante sólo se guía por este hermoso –que ojalá prosiga en el tiempo- presente futbolístico.
Todos queremos ganar la Copa Libertadores, lo ansiamos, lo necesitamos, somos el Rey de Copas y debemos refrendar nuestro merecido rótulo. No va por ahí el debate. Nada que ver. Lo que planteo es ver al club más allá del resultado del domingo.
 
Y tengamos en cuenta que se va a votar un domingo, que forma parte de un fin de semana largo, y que no cuenta con fecha AFA de fútbol. Escribí esto recientemente: Votar un sábado... sobre la fecha elegida para que votemos.
 
En resumidas cuentas, todos estos temas motivaron la presente columna: a la hora de votar hay que tener memoria. La memoria debe incluir los 4 años de mandato, no sólo este presente de mieles futbolísticas. Analizar el resumen de esos cuatro años y las propuestas de los demás, para luego sí elegir libremente a que candidato uno decide votar.

Por Leandro Valdés* @Leandrovaldes12 

*Leandro Valdés es escritor, periodista y abogado. Hace un año publicó el libro  "Los verdaderos mellizos de la Boca" y ahora salió "Mística 2000: la Boca se copó para siempre" con la co-autoría de Leandro Ulloa ambos de editorial Corregidor. Pero además es mejor persona y un gran compañero en SoyBocaRadio.