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Para el jueves: Orión-Fuenzalida, Burdisso, Torsiglieri, Colazo-Pérez, Erbes, Gago- Lodeiro-Palacios y Osvaldo

Una gran nota a Nicolás Lodeiro Por Sebastián Varela del Río para Clarín

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Boca se entrenó por la mañana en Casa Amarilla con vistas al partido del próximo jueves ante Montevideo Wanderers, por la segunda fecha del Grupo 5 de la Copa Libertadores, y Rodolfo Arruabarrena comenzó a delinear el equipo titular.

La idea del Vasco es continuar con la rotación que mostró en los encuentros frente a Olimpo, Palestino y Temperley, y solo cuatro jugadores de los que enfrentaron al Celeste seguirían en cancha. Además, Daniel Osvaldo tendría su debut con la camiseta xeneize.

Los once serían: Agustín Orión; José Pedro Fuenzalida, Guillermo Burdisso, Marco Torsiglieri, Nicolás Colazo; Pablo Pérez, Cristian Erbes, Fernando Gago; Nicolás Lodeiro; Sebastián Palacios y Osvaldo.

Por otra parte, los hinchas coparon desde temprano las boleterías de la Bombonera con la ilusión de conseguir una entrada para el choque ante Wanderers. A las 9 de la mañana ya había 400 metros de cola.

Fuente: TYC

La información de Marcelo Merkato:

Esta mañana, hubo una práctica formal de fútbol. La novedad pasó por el ataque: jugaron Palacios y Osvaldo. El equipo comenzó con un 4-4-2 y luego mutó a un 4-3-3. Salió Pablo Pérez e ingresó Andrés Chávez. Así formó con el 4-4-2: Orión; Fuenzalida, Burdisso, Torsiglieri, Colazo; Pérez, Erbes, Gago, Lodeiro; Palacios y Osvaldo. Así formó con el 4-3-3: Orión; Marín, Burdisso, Torsiglieri, Colazo; Erbes, Gago, Lodeiro; Palacios, Osvaldo, Chávez.

Por otro lado, tanto Rolín como Magallán entrenaron de manera diferenciada.

Desde las 3 AM, ya hubo una cola de hinchas para conseguir una entrada para el partido del jueves. Ahora hay más de 4 cuadras. Hoy hasta las 17 hs, se venden PLATEAS para Activos, Abonados y Adherentes en Casa Amarilla. Precios: $200 a 400$.

El Vasco entregó la lista de los 19 jugadores que concentrarán. Quedaron afuera Monzón, Meli y Martínez.

Los 19 concentrados: Orion/Sara/Burdisso/Torsiglieri/Komar/Fuenzalida/Marín/Colazo/Erbes/Cubas/Gago/Lodeiro/Pérez/Carrizo/Chávez/Osvaldo/Bentancur/Gigliotti/Palacios.


Ahí anda Nicolás Lodeiro, haciendo gala de un amor sin etiquetas con la camiseta número 10. La lleva, la atesora y le hace gala, pero, como aquellos nocheros piratas que estiran al máximo a la pronunciación formal de la palabra noviazgo para definir a una relación en ciernes, Lodeiro asegura no ser enganche, aunque el romance de su zurda ya dibuje pases de magia en los mismos pedacitos de pasto en los que Juan Román Riquelme conquistó a una generación. El uruguayo evita los rótulos y disfruta de una promisoria primera entrada al corazón de los bosteros, en la que cuatro de los últimos cinco goles de su equipo lo tuvieron al mando de la gestación de la jugada.

-En vos buscaron a un jugador para llevar la 10, pero en los tres partidos que jugaste pasaste poco por la posición de enganche. A la vez, te mostraste como un asistidor. ¿Cómo te definís?

-Yo no soy enganche. No me siento enganche. Lo que me gusta es ser protagonista en los ataques de mi equipo. Disfruto de dar el último pase y creo que por eso se me llama enganche. Pero es una condición de mi juego. Me gusta asistir. Para mí, una asistencia se festeja igual que un gol. La disfruto igual. Para redondear, si me ponen de enganche, puedo hacerlo, pero no me defino como tal.

-¿Eso tiene que ver con que te gusta resolver con la jugada de frente y no de espaldas?

-Claro. Acomodo el perfil para recibir de frente, orientado. Es una cuestión de panorama y de espacio, que me permite resolver mejor de acuerdo a mis características. Fijate que contra Olimpo entré como volante interior y Fernando Gago pasó de cinco. Con Palestino, entré por el Puma Gigliotti e hice el papel de falso nueve. En Temperley me paré de extremo izquierdo, con libertades para entrar al juego desde ahí. Tres posiciones distintas y nunca como enganche.

-Llevás la 10. Hablar de Riquelme resulta inevitable...

-Yo siempre lo miré a Román. Durante toda mi carrera. Hoy siento que llevo la camiseta de él. Lo escuché decir eso, que es su camiseta, y la verdad que tiene razón y se lo ganó con autoridad. Yo la tomo prestada un rato, solamente. Para mí es un orgullo. No soy ni parecido a él, pero es lindo llevarla.

-Antes hablabas de asistencias. ¿Cuáles son los elementos necesarios para inventar una? ¿Es sólo inspiración o también hay trabajo?

-Tiene los dos condimentos. A veces sale sobre la marcha, cuando uno ve, o a veces incluso siente, algo. También es muy necesaria la generación del espacio para colocar la asistencia. Y el compañero que espere o que marque el pase. Dar un pase-gol es mezcla de atención y de tranquilidad. Son segundos mágicos en los que aparece el lugar para definir un partido.

-Los jugadores que arriesgan esos pases tienen mayores elogios en las victorias y mayores costos en las derrotas. ¿Por qué pasa eso?

-No sé. A mí me gusta arriesgar. Es parte de mi naturaleza. Yo pienso que el fútbol es un lugar para los arriesgados. Y que hay que arriesgar para ganar. Yo prefiero arriesgar en un pase-gol y hay otros que eligen tirarla a la tribuna. Son formas de verlo. Tengo en claro que a veces puede no salir y que voy a perder la pelota. Pero seguiré insistiendo.

-Insististe para venir a Boca cuando estabas cómodo en Corinthians. ¿Eso fue arriesgar también?

-Desde el momento en que hablé con el Vasco, a fines de diciembre, me agarraron ganas de venir. No podía dejar de pensar en eso. Estaba muy ilusionado. Me imaginaba esto que vivo hoy. Hablamos hasta que a Corinthians, que no me quería largar, entró en dudas. Ahí, me tocó decidir a mí. Entonces, me fui a hablar con el técnico y le dije que lo tenía decidido. Fue algo jugado, porque yo era titular allá.

-¿Qué fue lo que te llamó la atención en particular?

-Boca es uno de los más grandes del mundo. Y no lo digo para quedar bien. En Uruguay siempre miramos al fútbol argentino y sabemos que Boca ganó todo. Jugar en la Bombonera es especial, cualquier jugador puede decírtelo. Parece una frase hecha, pero Boca es Boca. Es muy importante. Yo estaba en Corinthians, pero Boca es más grande. No tengo dudas.

-¿Con qué soñás ahora que lograste ponerte la camiseta de Boca?

-Es obvio que quiero ganar todo. La Libertadores, el campeonato y lo que toque. Eso se sueña durante todo el año. Pero, hoy, me muero por hacer un gol en la Bombonera. Cuando entré contra Olimpo, quedé sorprendido por lo que es el estadio. Y ahora estoy esperando gritar un gol ahí. Mirá, si el penal que pateó el Burrito Martínez contra Temperley, en vez de ser de visitante era en la Bombonera, creo que se lo peleaba.

-¿Tu promesa es seguir arriesgando?

-Es que no puedo prometerlo, porque así soy. Esa es mi filosofía. Voy a dejar todo y a intentar jugar siempre bien al fútbol.

Nicolás Lodeiro apuesta al amor y promete llenar de poemas y de pases a todo el firmamento de las ilusiones azules y amarillas. Allí, en el terreno de los riesgos que desanda en un mediodía de febrero, el 10 sin etiquetas convive en una ruleta de sueños a la que sólo se suben los que tienen con qué. Arriesga Lodeiro, porque arriesgar es, al cabo, la mejor manera de sentirse vivo.

Por Sebastián Varela del Río para Clarín