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Román jugará de titular. ¿Podrá cargarse el club al hombro y plantar la bandera del la recuperación Xeneize?

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En un momento de desconcierto institucional, Román tratara de poner las cosas en su lugar. Próximo a cumplir 36 años, volviendo de una fuerte lesión y a pesar de no estar aun al 100 % Juan Román Riquelme tendrá la difícil tarea en este contexto de ponerse una vez más al hombro a Boca Juniors. El club navega por una etapa confusa que baja desde su cabeza, Daniel Angelici, se hace carne en el ser Boquense y explota en el futbol que ha perdido identidad y no encuentra la ruta de grandeza. ¿Podrá Román cargarse al hombro y plantar la bandera del la recuperación Xeneize sin la ayuda de un equipo apático y de un club sin rumbo? El miércoles ante Olimpo se comenzara a develar la cuestión...

La info: Después de la derrota ante Vélez en Liniers, Carlos Bianchi ya diagrama el equipo que pondrá en cancha para recibir a Olimpo de Bahía Blanca el miércoles en la Bombonera. Y es una fija que Juan Román Riquelme será de la partida ya que ayer participó de un fútbol reducido y se sintió bien. Pero el ingreso del enganche no será la única variante...

Riquelme será titular con Olimpo. Román volverá a jugar desde el arranque, el miércoles, tras tres meses y medio. Reemplazará a Fernando Gago, quien está con la Selección. La larga espera llegará a su fin. Juan Román Riquelme volverá a ser titular en Boca este miércoles ante Olimpo, por la sexta fecha del Torneo Final, situación que no se da desde el 24 de noviembre del año pasado, en la caída por 2-0 ante All Boys, cuando sufrió un desprendimiento muscular en el aductor derecho. El enganche, que hasta ahora acumula sólo un cuarto de hora en el triunfo ante Estudiantes de La Plata, ingresará en reemplazo de Fernando Gago, quien se encuentra en Rumania con la Selección de Sabella. Su aparición es la gran esperanza de Bianchi y Boca para cambiarle la cara a un equipo que no encuentra el rumbo y que ya acumula tres caídas en el campeonato.

Además, de cara al cruce con lo bahienses, podría volver Cristian Erbes en reemplazo a Diego Rivero, quien después de una prolongada inactividad estuvo desde el comienzo en el cruce ante Vélez.

¿Los once probables? Emanuel Trípodi; Leandro Marín, Daniel Díaz, Juan Forlín, Emiliano Emanuel Insúa; Pablo Ledesma, Cristian Erbes, Juan Sánchez Miño: Juan Román Riquelme; Luciano Acosta o Juan Manuel Martínez y Emanuel Gigliotti.

Román el ídolo popular, el odiado por algunos medios y por demasiados dirigentes mediocres y estúpidos... ¿Será el salvador de este proceso?

Fuentes: Propias-Clarín-TYC


 "¿Qué pasa? ¿No quieren ganar? Quiero creer que sí, pero les quiero decir que como están jugando parece que no."

Sonó con más fuerza que nunca esa frase en el vestuario visitante del estadio de Vélez, tras los primeros 45 minutos ante el Fortín. Incluso, por encima de las discusiones entre Gago y Sánchez Miño, dos que desde el partido con Atlético de Rafaela se sacan chispas.

Pero a Bianchi estas cuestiones no lo preocupan, porque son diferencias normales, por el momento que vive el equipo. En realidad, lo que el Virrey entendió es que debía ser fuerte con todo su grupo porque ésa era la mejor forma de intentar una reacción de sus jugadores. También les cuestionó su falta de ambición, pero el silencio y las cabezas gachas dominaron la escena. Algunos de los futbolistas no emitieron sonido por vergüenza deportiva; otros, porque se sintieron molestos con esas palabras. Un síntoma conocido de este equipo, que también se había sentido tocado por aquella frase de Bianchi cuando criticó la actitud de todos tras perder con Belgrano por 3-2.

Más que regularidad, nos está faltando la ambición, la viveza, la malicia... Muchas cosas no utilizamos y el rival sí

Por eso también, tras la derrota con Vélez, Bianchi dejó una frase muy contundente y con mensaje directo: "Más que regularidad, nos está faltando la ambición, la viveza, la malicia... Muchas cosas no utilizamos y el rival sí". Sabe el técnico que sus palabras no son del agrado de muchos de sus jugadores, conoce el pulso de su vestuario, por eso en la práctica de ayer estuvo más de 20 minutos charlando con todo el grupo, marcando los errores, tratando de sacar conclusiones acerca de una nueva derrota, la número 20 en este tercer ciclo del Virrey.

Sin embargo, continúan por lo bajo los comentarios de los jugadores. Algunos lo cuestionan porque ensayan cosas que no aplica en el campo, otros porque cuida futbolistas, otros tantos porque saca futbolistas y algunos no salen nunca del equipo... Pero nadie se atreve a decirle nada al entrenador. Sólo murmullos. Incluso, también los dirigentes por lo bajo hablan acerca de este momento crítico de Boca. Ellos tampoco tienen la espalda suficiente para cuestionar al Virrey.

Hasta se volvieron a escuchar algunos cuestionamientos en referencia a la conformación del cuerpo técnico de Bianchi. Y en el centro de la escena aparece el nombre de José María Castro. Muchos se preguntan por qué el Virrey no se apoyó en algunos de sus ex dirigidos que conocen mejor qué significa ser jugador de Boca. Además, alguien que pudiese tener una relación más intensa con el plantel, así como Carlos Ischia lo hacía cuando era colaborador de Bianchi en la etapa más gloriosa de los Xeneizes.

Los dirigentes están en silencio, sin mover ni una ficha, ya que saben que lo que sucedió antes del partido con Rafaela, cuando el presidente Daniel Angelici dijo que no le iba a temblar el pulso para decirle a Bianchi que su ciclo debía terminar, derivó en una Bombonera exultante en favor del Virrey en la siguiente jornada ante Estudiantes. Los dirigentes no quieren correr el altísimo costo político que significaría tocar al técnico más ganador de la historia de la entidad de la Ribera.

Todo es desconfianza y desgaste en Boca. Jugadores, dirigentes y hasta el entrenador parecen estar demasiado perdidos sin saber qué hacer. Es que la credibilidad entre todas las partes parece estar desgastada. Aunque Bianchi no quiere que su tercer ciclo termine de esta manera, porque siente que toda su experiencia aún puede imponerse. De todas formas, también el Virrey sabe bien que ya no tiene más por hacer si continúa este nivel colectivo. Canchallena