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Entre vueltas y obligados, Bianchi prepara varios cambios para enfrentar a Lanús

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Bianchi cambia medio equipo. El DT probó con los ingresos de Gago, Sánchez Miño, Marín, Insúa, Cata Díaz y Burrito Martínez en los lugares de Riquelme, Méndez, Caruzzo, Zárate, Chiqui Pérez y Martínez.

Boca, con el ingreso como titular de Fernando Gago, el retorno de Juan Sánchez Miño y otros cuatro cambios respecto de su última actuación en falso, realizó la práctica de fútbol formal en la que el DT Carlos Bianchi armó el equipo que visitará el domingo a Lanús.

La práctica boquense se desarrolló en el predio de Casa Amarilla y a puertas cerradas, y el once Xeneize formó con Agustín Orión; Leandro Marín, Ribair Rodríguez, Daniel Díaz, Emanuel  Insúa; Cristian Erbes, Pablo Ledesma, Fernando Gago, Juan Sánchez Miño; Juan Manuel Martínez y Emmanuel Gigliotti.

En consecuencia, los cambios respecto de la formación que perdió el fin de semana con All Boys serán los ingresos de los mencionados Gago y Sánchez Miño, más Marín, Insúa, el Cata Díaz y el Burrito Martínez.

Asimismo, dejarán la titularidad Juan Román Riquelme, desgarrado, Nahuel Zárate, suspendido, y Matías Caruzzo, Claudio Pérez, Jesús Méndez y el cordobés Claudio Riaño.

En la práctica, los que serán titulares ante Lanús el domingo desde las 18 enfrentaron a otro equipo integrado de la siguiente manera: Emanuel Trípodi; Alan Aguirre, Caruzzo, Pérez, Maximiliano Padilla; Méndez, Federico Bravo, Leandro Paredes; Riaño, Nicolás Blandi y Franco Cángele. TYC


Una nota de Clarín, repito de Clarín, no de SoyBoca

El macrismo versus Bianchi. Por Sebastián Varela Del Río

La guerra fría está declarada. Los poderes que rigen los destinos de Boca como institución se despertaron de la siesta con un objetivo claro. La operación mediática que tiene como destinatarios a Carlos Bianchi y Juan Román Riquelme ya está en marcha. El enfrentamiento es viejo en las ideas y en los modos y se renueva en términos de una tregua pactada que duró desde la contratación del Virrey a la actualidad. Y que parece haber terminado.

Mauricio Macri y Daniel Angelici, casi al mismo tiempo y con palabras muy similares, recorrieron el paño público de micrófonos. “El año de Boca fue muy, muy pobre, sobre todo por el plantel que tiene. El equipo es un desastre, no juega bien”, disparó el jefe de Gobierno. Y amplió: “Cuando se fue Falcioni yo dije que tenía que empezar la era de los ex Boca...” “Boca tiene un gran plantel, pero no supo aprovechar su oportunidad. Matemáticamente es factible poder salir campeón, pero futbolísticamente es imposible. Sabemos que no tuvimos un buen semestre y que jugamos a un nivel muy lejos del ideal. Vamos a producir cambios, ya he hablado con la parte médica, cuerpo técnico y físico”, amenazó el presidente de Boca.

No es casualidad la avanzada del macrismo sobre Bianchi y Riquelme. Aunque lo nieguen públicamente, jamás los quisieron. Si ambos están hoy en el club, se debe a la presión popular de diciembre del 2012. En aquella oportunidad, Angelici debió recibir la bendición de Macri, que se abstuvo de intervenir en la contratación del sucesor de Falcioni. En las entrañas del PRO azul y oro, la cuestión está planteada. “Lo trajimos para ganar campeonatos. No por un enamoramiento”, dice un hombre del armado político de la institución.

No hubo casualidades en la aparición de varios nombres como posibles sucesores del entrenador. Que la dirigencia o su referencia virtual (Macri) hablen de Martín Palermo o Guillermo Barros Schelotto es toda una acción. Sorpresivamente, la renovación de Palermo con Godoy Cruz, que estaba encaminada, quedó frenada por diferencias económicas.

Bianchi, mientras tanto, está convencido de seguir en el club. En la cláusula contractual del entrenador figura la posibilidad de interrumpir el vínculo, que se extiende hasta finales de 2015, a fin de año. Y la dirigencia tiene la potestad de hacerlo en junio del 2014. Desde el entorno del entrenador explicaron que esto “lo hará más fuerte”. El Virrey sabe que la gente sigue de su lado y, por ahora, no acusa recibo de desgaste. Riquelme, que finaliza su vínculo en junio del próximo año, va de la mano del entrenador con el que quiere retirarse. El DT y el 10 son una misma trinchera.

Por si fuera poco, la tensión política tiene un costado vinculado a la barra del club. Se sabe, claro, que Boca está en el medio de una disputa interna entre el grupo que lideraron Mauro Martín y Maxi Mazzaro y la agrupación que se identifica con Rafael Di Zeo. Como los rumores vinculaban a Di Zeo con un intento por pactar con el sector de seguridad del club, la barra oficial, que hoy lidera Cristian Fido Debaux, realizó una declaración pública impensada. El último domingo, en el partido ante All Boys, los barras cantaron por Bianchi, algo que jamás hubiera ocurrido antes, ya que el DT, siempre opuesto a los mercaderes de la tribuna, nunca fue apoyado por La 12.

Las versiones de pasillo sostienen que la dirigencia apuntará al cuerpo técnico de Bianchi. Y hablan de encuestas de imagen respecto de los dos ídolos del club. Siempre por la fina frontera que implica no terminar de ponerse a la gente en contra con un enfrentamiento público. La operación está montada. Y mientras Pablo Ledesma declaraba que Riquelme y Bianchi “hicieron gigante a Boca”, Angelici respondía diciendo que “los jugadores tienen que hablar en la cancha”. Mucho de política. De fútbol, nada.

Por Sebastián Varela Del Río para Clarín