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El fin del futbol Argentino. Por César Marschoff

La opinión del hincha

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Imagen: Boca es Pueblo

Me motiva a escribir estos renglones una de esas tantas casualidades que tiene el destino, y que hacen las delicias de los amantes de las estadísticas. Fríos números que hoy en día rigen gran parte de nuestra vida, y aún más en el ámbito deportivo. En cada partido de fútbol podemos ver la cantidad de metros recorridos por un jugador, la posesión del balón de un equipo, el tiempo neto de juego del partido e infinidad de datos más (inútiles, por cierto) tales como “Huracán nunca le pudo ganar a Lanús de visitante en partidos jugados un viernes de lluvia”.
 
Pero vamos a lo que me trae aquí: resulta ser que en menos de un mes, se condensan tal vez los 3 acontecimientos más significativos de la historia del fútbol argentino, a nivel de clubes, si nos referimos a los torneos locales. Es probable que luego de ésta reseña algunos dirigentes pidan que no haya encuentros deportivos durante el mes de junio. Retrotraigámonos (verbo que tanto le gusta al comentarista deportivo “Julio Ricardo”) al año 1931, más precisamente al 31 de mayo de ese año. Ese día, Boca Juniors disputó el primer partido de la era profesional ante Chacarita Juniors. Curiosidades (o no) del destino, que fuera el mismo club el que abra y cierre una larga etapa.
 
Desde ese día, hace 82 años y algunos días más, se desarrollaron todo tipo de torneos futbolísticos, con resultados diversos, aunque inclinándose la balanza de los éxitos deportivos para cierto grupo reducido de clubes, los cuales, por uno u otro motivo dieron en llamarse “grandes” (aunque luego veríamos que no todos lo serían). Durante todos esos años, varios clubes fueron perdiendo la categoría para disputar torneos en ligas menores (de nombres variables tales como “Nacional B, B Nacional, B metropolitana, Torneo Argentino, etc.).
 
Pasaron 50 años para que el primero de los llamados “grandes”, perdiera la categoría, demostrando una vez más que no estaba a la altura de las circunstancias (los otros 4 ya habían obtenido logros internacionales mientras que ellos no) y cayera al Nacional “B”. Marcado a fuego desde entonces con el nombre de “San Descenso”, la modesta institución de San Lorenzo de Almagro (aunque esto último debe ser tomado con pinzas debido a que la pérdida de su estadio lo ha hecho deambular por varios barrios) inició lo que sería el comienzo del fin.
 
No pasó mucho tiempo para que lo siguiera otra modesta institución, que sustentó casi toda su fama en un supuesto apoyo incondicional de su hinchada (falacia demostrada innumerables veces). Ra Sin Club de Avellaneda perdió la categoría en diciembre de 1983, dejando en claro que futbolísticamente –al igual que su colega San Descenso- no estaba a la altura (¿tendrá algo que ver la vestimenta con franjas verticales?).
 
Desde entonces se instaló el mito (remarco esta palabra, dado que el descenso de Ra Sin Club se produjo debido a que se instalara el sistema de promedios para salvar a otra modesta institución) de que había 3 clubes que jamás descenderían. Dos de esos clubes eran los archirrivales, y el otro, el archirrival del Ra Sin Club.
 
Varios años se vivió con esa creencia. En ese transcurso Boca Juniors, ese club al que casi no hemos mencionado en esta nota, logró 15 torneos Internacionales, mientras que los otros dos clubes que aún no habían descendido (sin olvidarnos del pequeño artilugio del promedio) habían conseguido 5 (en el caso de Riber Plate) y 6 en el caso del Club Atlético Indesingente (nombre adquirido gracias a la poca aglomeración de gente en las tribunas de su estadio).
 
En esa aparente estabilidad se vivió 28 años, hasta que el más débil de los tres clubes en cuestión decidió que ya no podía sostener el ritmo que imponía el fútbol de la Primera división. Fue entonces que el 26 de junio de 2011, el Club Atlético RiBer Plate decidió descender a la B Nacional, no sin que antes sus hinchas incendiaran su estadio y golpearan a sus jugadores.
 
Desde ese momento, fue claro que el Club Atlético Indesingente sintió la fuerte presión de tener que competir con Boca Juniors por ser quién era el último club en perder la categoría (cosa que hubiese podido continuar ad infinitum si no fuera por el poco temple de la institución de Avellaneda). Una seguidilla de decisiones desacertadas de parte de la dirigencia del pequeño club de color rojo, que contrató como directores técnicos a dos personas fuertemente identificadas con el Club Atlético RiBer Plate, hicieron que la debacle fuera inminente.
 
Menos de 2 años bastaron para que Indesingente cayera a la B Nacional. El 15 de junio de 2013, curiosamente ante el primer descendido de ese pequeño grupo, el Club Atlético San Descenso de Almagro. No fue difícil la tarea, teniendo en cuenta la ayuda que Ramón Angel Díaz y Américo Rubén Gallego le proporcionaron para obtener ese “logro”.
 
Retomando la estadística, observamos que un 31 de mayo se inició la era profesional, un 26 de junio se hizo justicia y descendió quien debió haber descendido en 1983 y un 15 de junio descendió el anteúltimo club que quedaba sin pisar la segunda categoría del fútbol argentino.
 
Es por eso que, humildemente, desde este lugar, pido que demos por finalizada una era. Ha quedado todo dicho (por si hacía falta agregar algo a las comparaciones en cuanto a seguimiento de las parcialidades, temple dentro del campo de juego, reacción ante resultados adversos, logros internacionales). La era del fútbol profesional argentino ha terminado. Ahora podemos jugar para ver quién es el más lindo; quién tiene los botines más coloridos; o quién usa su estadio para mayor variedad de espectáculos artísticos. Pero lo que es fútbol… eso se terminó en el día de hoy. Todos se han manchado y tienen una “B” grabada a fuego en su historia. Así como muchos añadimos estrellas a sus escudos cuando se obtienen logros, para sobresalir por sobre aquellos que no los han obtenido, pido que aquellos que han descendido agreguen una “B”, para que la diferencia sea igual de clara.
 
No hay mucho más para decir. Que la AFA busque otro nombre; que los clubes se reúnan y piensen que hacer; pero lo que es demostrar superioridad en el terreno futbolístico está más que claro. No hay club que esté a la altura de Boca Juniors. El único que nunca jugó en la “B”
 
Por César Marschoff


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