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¿Te acordás de...? Por Agustín Rombolá

Hoy es el turno de: Martyn Clarke

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Si hay casos raros en Boca, este no baja del top 5. Hoy, el protagonista de la sección es Martyn Clarke, nacido el 27 de abril de 1980 en Plymouth (Inglaterra), pero críado desde los pocos días de vida en... Malvinas. Hijo de un militar inglés (estuvo en la guerra de 1982) y de su madre, Julie, dueña de un bar llamado “The Globe” en las islas, este usurpador de tierras centrodelantero de 1.87 y 82 kilos, llegó en 1999 al club, de la mano de Esteban Cichello, el mismo chanta empresario que después llevó a Maradona a Oxford a dar una conferencia. 

            La permanencia de Clarke en Boca fue corta como muleta de cocodrilo (?), pero muy intensa. Llegó, igual que nuestro amigo Waltner, vendiendo humo en otro idioma. “Para mí es un sueño estar acá. Me han tratado muy bien y cada día me enamoro más de la Argentina”, le contaba a La Nación. Isenbeck, en vez de invertir en su espantosa cerveza, la trajo a su madre a vivir acá, en una movida comercial bastante turbia; por lo que el delantero se la pasó en el Village Recoleta y en el bar The Kilkenny. De más está decir que las condiciones futbolísticas que habían encandilado a Cichello se las olvidó en Puerto Stanley. Tras estar en la pensión de Boca durante un mes, con lesión de por medio, Martyn no pudo disputar ningún encuentro con la gloriosa auriazul. De Boca, se fue a probar a Defensores de Belgrano y el Porvenir, corriendo la misma suerte. Finalmente, encontró su lugar en el mundo en la segunda divisón de USA, jugando para los Connecticut Wolves.
 
            La travesía de Clarke por Argentina tomó tal trascendencia para los malvinenses que su historia fue llevada al cine, en una película llamada “Jugando para el enemigo”. Años más tarde, el DT de la selección de Islas Malvinas dijo: Lo de Martyn Clarke fue un ejercicio de propaganda orquestado por su madre. El no era el mejor de acá pero ninguno quería ir a la Argentina.Claro, ¿quien querría ir de la poderosísima liga malvinense a la paupérrima liga argentina? (?)
            Nunca vamos a saber si era o no un buen jugador. Lo que sí nos imaginamos es que Julie Clarke debe haber hecho varias libras vendiendo Isenbeck, allá en su bar de Malvinas. 
 
Este pots va dedicado al último inglés que se quedó un tiempo más largo paseando en el país. ¡Un saludo, Brujita!
 
Por Agustín Rombolá @agustinrombi