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Del “Viejo” Gasómetro a la “Nueva” Bombonera. Por Vito Amalfitano

La opinión de un experto e idoneo periodista

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El Club San Lorenzo de Almagro está penando desde hace 34 años por la pérdida de su lugar en el mundo. Por haberse quedado sin su casa, su “templo” y su emblema.

Después de aquella sospechada o presionada venta de 1979, con participación decisiva de la dictadura militar, por un controvertido proyecto de urbanización del ex intendente de facto Cacciatore, los hinchas de San Lorenzo penaron por años por aquel querido “Viejo Gasómetro”. Y ya nada fue igual, ni siquiera, porsupuesto, con la construcción del Nuevo Gasómetro.

En el tiempo de la más absoluta impunidad,-que empezó a terminarse en 2003-, con leyes del perdón e indultos que se presentaban como cosa juzgada, parecía una quimera imposible volver hacia atrás y replantear que los genocidas mayores de la Argentina no podían caminar por nuestras veredas. Pero hubo un salto impensado en la historia y a partir de bajar el cuadro de Videla, pedir perdón en nombre del Estado Argentino y decir en la ONU que todos somos hijos y nietos de madres y abuelas de Plaza de Mayo, ya nada fue ni será igual en Argentina.

La Caja de Pandora que se abrió implicó también la investigación de los crímenes civiles de la dictadura. Entre tantos otros, y quizá más atroces, y que todavía hoy tienen implicancia en nuestra vida cotidiana, se investigó aquella transferencia, y aquella pérdida de su casa por parte del Club San Lorenzo.

Hubo un par de héroes originarios que forjaron la subcomisión del hincha que llegó de la quimera a la realidad. Se arribó a una manifestación de más de 100.000 hinchas en pleno centro de Buenos Aires. Y hoy hay una Ley de Restitución Histórica, votada por 50 votos a 0 en la legislatura porteña y un proceso de fideicomiso iniciado para la recompra de los terrenos de Avenida La Plata al hipermercado francés allí montado, que tendrá un curso irreversible, inclusive con compras de metros cuadrados de los socios y los hinchas hasta llegar al dinero que se necesita. Incluso ya está la maqueta y el proyecto para la construcción de este “Nuevo-Nuevo” Gasómetro para replicar al “Viejo”, en aquel lugar en el mundo perdido y ahora recuperado.

Boca se metería dónde San Lorenzo no termina de salir…

Todo eso tuvo que pasar y todo esto aun está sucediendo.

Los emocionados y sufridos hinchas de San Lorenzo que hicieron posible esta realidad no entienden, entonces, como en otro club grande de Argentina,- el más grande desde el punto de vista de la trascendencia y los títulos internacionales, entre otras cosas- alguna mente dirigencial afiebrada este pensando en que Boca deje de jugar en la Bombonera, también un “templo” del fútbol, como aquel “Viejo Gasómetro”, aunque justamente con mayor reconocimiento en el mundo entero.

“¿En serio en Boca piensan irse de la Bombonera? ¿Están locos?”, me preguntaba asombrado hace unos días Fernando Grisolía, jóven integrante de la Subcomisión del Hincha de San Lorenzo que junto a toda su familia formaron parte de la utopía de la restitución. “¿Ustedes vieron lo que nos costó y lo que todavía nos está costando?. Y no vamos a parar eh… Ahora ya recuperamos los terrenos, pero no crean que esto es simbólico, la cancha volverá a estar ahí, y te puedo asegurar que como hincha de San Lorenzo doy un descenso o no seguir sin ganar la Copa por años”, me agrega Fernando.

Fernando Grisolía tiene apenas 22 años, obvio que no vivió las épocas de gloria del Viejo Gasómetro: “Tampoco mi novia, que está más metida que yo en esto. Pero esto se traspasa de generación en generación, mi viejo y el padre de ella dan cualquier cosa por volver a Avenida La Plata y miles de jóvenes de San Lorenzo tomamos esta causa como propia”. Sentido de pertenencia que le dicen.

A San Lorenzo le costó sangre, sudor y lágrimas y todavía no volvió. En Boca hay algunos delirantes que quieren que Boca ya no juegue en la Bombonera. La excusa es que “no hay lugar para todos los socios”, y que la cancha nueva se haría al lado, en Casa Amarilla, y sin demoler esta, que quedaría para “espectáculos artísticos” y casi como una pieza de museo.

No dicen, quienes impulsan este cambio desde la dirigencia, que por discutibles procedimientos en la venta de entradas, hoy por hoy la Bombonera no se llena en todos los partidos, insólitamente, teniendo en cuenta que, efectivamente, hay muchos más socios que la capacidad real del estadio.

Tampoco dicen, los que promueven este monumental “negocio” con fondos árabes y/o con la empresa Fénix, que la verdadera tendencia en construcción de nuevos estadios en todas partes, incluso para los campeonatos mundiales, es de no más de 50.000 espectadores.

Dejan de lado, además, que para un Boca – River o una final de Libertadores, de todos modos, no alcanzarían dos Bomboneras de 100.000 espectadores cada una para satisfacer la demanda de quienes quisieran estar. En todo caso deberían pensar en una transmisión de televisión de sus partidos de la Copa para todos en serio, y no solo para los habitantes de Capital y Gran Buenos Aires que tienen Canal 13 en la televisión abierta. Al resto del país los partidos de Boca de Copa siguen llegando solo por cable. Y eso es parte de una arreglo también muy discutible del club con la empresa que emite esos encuentros.

Las alternativas

Lo cierto es que Boca tiene todas las posibilidades, incluso articulando con el gobierno de la Ciudad, cuyo jefe es hoy un ex presidente del club, para insistir con la compra de las propiedades que quedan, aun a alto costo, del par de vecinos que todavía se niegan detrás de los palcos, para proceder a agrandar en todo lo posible esta Bombonera, la única Bombonera. Si la legislatura porteña actuó y falló de forma tan rápida y eficiente con San Lorenzo, ¿por qué no lo haría con Boca?. Con una salvedad: no hay ningún apuro, Boca sí tiene su Bombonera, aun no la perdió. Se puede continuar con un trabajo a largo plazo, articulada con autoridades ejecutivas y legislativas, para convencer a esos propietarios que faltan, ya que un 65% ya dio su acuerdo. Es cierto que no se trata de revertir una venta fraudulenta en tiempos de dictadura, sino de comprar a vecinos que son propietarios legítimos allí desde hace muchos años, pero el volumen de tierra que se intenta “ganar” es infinitamente menor al de las tierras de Avenida La Plata y el dinero que se necesitaría ni por asomo se acerca a la cifra que todavía están juntando los socios e hinchas de San Lorenzo.

De últimas quedaría retomar el viejo proyecto de una ampliación “por dentro” de Pablo Abbatangelo, Claudio Giardino y la Universidad de Morón, que iba a llevar adelante el querido fallecido presidente Pedro Pompilio y que no supieron retomar ni Jorge Ameal ni Daniel Angelici.

Para que en definitiva, de una forma u otra, nunca haya una “vieja” y una “nueva” Bombonera. Para que no se inicie el calvario que San Lorenzo todavía no pudo cerrar. Todavía se está a tiempo para parar ese desatino que los hinchas y socios de otros clubes no logran comprender.


Por Vito Amalfitano @VitoMundial

Vito Amalfitano es: Periodista. Jefe de deportes y prosecretario de redacción Diario La Capital de Mar del Plata. Comentarista de Boca de Selección/Radio Cooperativa. Y de LU6 Mar del Plata.

Fuente: 20-16 el Blog de Vito Amalfitano