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De Colombia con amor: Te estoy hablando de Riquelme

La opinión del hincha. Por Jorge Marchena

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Parece que fue ayer, tarde de lunes, undécimo día del mes de noviembre de 1996 cuando Carlos Bilardo apuesta en el once titular por un muchacho de apellido Riquelme para enfrentar como local a Unión. “Flaco él, clase 78 y de buen pie. Pinta para crack, pero es muy callado” decían aquellos que conocían en su momento las inferiores de Boca. El día de su debut, mostró ser diferente, hubo una inmediata conexión sentimental cuando el estadio fue testigo de cada pincelada que su cabeza planificaba y sus pies ejecutaban con clase. Ese día, La Bombonera habló y lo coreó a él, al flaco con el número 8 en la espalda.

La consolidación llegó cuando Carlos Bianchi arribó al club y entendió que a pesar de contar con grandes jugadores en el plantel, el equipo tenía que girar en torno de ese muchacho y bajo esa responsabilidad le entregó la diez de Boca para que la portara y la hiciera suya.

Los éxitos colectivos y personales llegaron, pero no vendrían solos y como es costumbre  cuando salen a flote situaciones positivas, siempre buscarán la forma de encontrar algún punto de quiebre por donde atacar al protagonista y su entorno. Desgraciadamente para ellos, el número diez siempre tuvo la inteligencia para sobre llevar cada situación que se le presentaba dentro y fuera de las canchas, si era o no amigo de Palermo, por qué Mauricio Macri siempre lo miró con ojos rivales y que no dejó de ser así hasta la actualidad, entre otras calamidades.

Su manera de declarar ante los micrófonos ha sido única, como sus pases o impredecibles enganches, detonante que exaltó su grandeza, siempre hablando con la verdad como estandarte personal. Nunca se mostró con falsedad, incluso, en los encuentros cara a cara con grandes contradictores que en su mayoría eran periodistas con afinidades políticas o eran amigos de aquellos que no gustaban del diez, supo mostrarse correcto, nunca con la altivez que solían decir que se comportaba. El problema es que muchos lo confunden con el hecho de tener “códigos” o simplemente tratan de tergiversarlo por gusto o a pedido de terceros.

Algunos de los respetados que me superan en edad opinan que Rojitas es el máximo ídolo, desafortunadamente no lo pude ver jugar, pero la vida me otorgó el regalo de ver al mejor en su especie, al último diez, quien nos llenó de gloria y elevó el nombre del club a lo más alto del fútbol mundial. A donde Boca Juniors pertenece.

Hoy lamento profundamente su pronto retiro de las canchas por la incapacidad de unos pocos, sin embargo, él siempre tendrá el amor y la admiración de los millones de hinchas que llenamos el planeta con el azul y oro, ese sentimiento no tiene fecha de vencimiento ni taza de cambio, es eterno. Cualquiera que sea el camino que decida tomar, el apoyo incondicional en el hincha de Boca va a encontrar y estamos seguros que el día de su despedida como profesional, en el jardín de su casa, va a ser una fiesta nunca antes vista y la cual quedará grabada en la memoria de todo aquel que la observe en el lugar donde se encuentre.

Gracias a ti, por tanto, por mi parte te puedo asegurar que como los grandes personajes en la historia mundial, la leyenda de “El último diez” será contada a hijos, sobrinos, nietos y bisnietos, claro y cuando me pregunten, ¿de quién me estás hablando? Con una sonrisa diré: “Te estoy hablando de Riquelme”.

Por Jorge Marchena. Empresario especialista en marketing. Amante de la mixología y el cine. Columnista de @SoyBoca y 700 AM Córdoba. Cartagena - Miami