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Es el equipo flan...

Por Marcelo Rodríguez para el blog Corazón y pases cortos

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La palabra fe tiene varias acepciones según la Real Academia Española, pero me quedo con esta, que es la que más se ajusta a la realidad: “Conjunto de creencias de alguien, de un grupo o de una multitud de personas”.

Y fe, es lo que hay que tener, más ahora con  lo poco que ya falta para comenzar el campeonato. Como hincha de Boca, siempre se debe tener fe, confianza. Vamos a la cancha para verlo ganar, no para ver si gana, empata o pierde. Ganar es en lo único que uno piensa y que, seguramente, tiene que ir de la mano de justificativos futbolísticos suficientes para no dudar sobre el partido siguiente.

Pero si analizamos desde lo táctico, caemos en la conclusión que Boca tiene serios problemas. Situaciones que, lamentablemente, están arrastrando a la dupla técnica.

Un equipo, como dirían nuestros abuelos, necesita de una columna vertebral. ¿Por qué se le dice así, columna vertebral? Porque esa parte del esqueleto, nos permite mantenernos erguidos, poder agacharnos sin caernos, no deja que el cuerpo se convierta en un flan… que se mueva casi sin sentido de un costado hacia otro. Son las columnas de una construcción. Sin ellas,  con cualquier movimiento todo se viene abajo.

En el fútbol la columna vertebral es la que pasa justamente en el eje que va desde el punto del penal de tu área, pasa por el punto del centro del campo y acaba en el punto penal del área rival o contraria.

Los jugadores que deben pisar esos puntos y moverse alrededor de éstos, son cuatro: Un arquero; un zaguero central (sea zurdo o diestro, por cultura, siempre es el 2), un volante central, y un número 9, un centrodelantero.

Cuando vos tenés esa columna, es como preparar un asado y tener la parrilla y el fuego encendido… partes fundamentales para cocinar. Después, el resto dependerá de tu habilidad o conocimientos para no arrebatar la carne, o dejarla cruda…

Lo cierto es que si repasamos rápidamente cuál es la columna vertebral de Boca, nos encontramos con lo siguiente. Arquero: Guillermo Sara. El técnico no confía, piensan que no tiene jerarquía y el pibe abonó esta situación con malas actuaciones que, seguramente, tienen que ver con su inactividad.

El dos, el zaguero derecho: Santiago Vergini o Juan Insaurralde. En el caso del Chaco, quedó sobre la mesa la idea de que sin Schiavi, el jugador es tan básico como cualquiera de nosotros cuando jugamos con amigos. ¿Y Vergini? Buena pregunta. Hay tantas dudas que como en el puesto de arquero, lo dejamos vacante.

El volante central. ¿Un Serna, un Cascini, un Battaglia? No, nada de eso. Andrés Cubas. Un excelente jugador que debería agregarle más agresividad a su juego, pero no hablo de pegar, tiene que sentirse patrón de estancia en ese círculo central. Pegar, gritar y ordenar. Pero juego muy bien, demasiado para ser un volante central para Boca. Leonardo Jara no es volante central. Por más que haya jugado alguna vez y ahí a lo lejos, no es volante central. A Boca llegó para jugar de 8, de 4 o de 2 si es necesario y por alguna urgencia.

Y el último punto es el final: el punto penal del adversario, donde tiene que merodear el nueve, el asesino, el killer del fútbol. Y ahí está Benedetto, que no es Leonor.

El pibe, ojalá pueda rendir y taparme la boca a mi  y a muchos más. Pero no deja de ser un argentino que se fue jovencito a México… Y Boca pagó nada menos que 5 millones de dólares que, con uno o dos más, traía a Wanchope, goleador que le avalan cuatro temporadas como goleador, y no seis meses afortunados.

De los cuatro puntos, el que me da un poquito más de seguridad es el 9. Pero si el 9 anda bien, pero el 5 no corta y le mira el número a los rivales, y el 2 no es capaz de resolver ese ataque y si el arquero no logra solucionar el problema que su zaga central no hizo, entonces estamos al horno.

El Boca anterior a estos últimos cambios , lo califiqué como un equipo cíclico. Y el tiempo me dio la razón… Un partido bueno, un partido regular, dos malos. Dos muy buenos, dos muy malos, tres regulares… Contra Independiente del Valle, nos tocó la parte más baja… Los dos partidos malos.

La realidad es que no sabemos cuál es el pensamiento de Guillermo cuando enfrenta a Angelici y hablan de los refuerzos. El técnico es tan inteligente como pícaro, es decir, es muy inteligente. Pero lamentablemente, ahora está enfrascado en otras cosas, en las luchas intestinas del plantel. Y la salida de Orion será como que te griten truco y vos tenés un dos en la mano. Le das o no le das. Si el arquero sigue en Boca y empieza el torneo, Guillermo no lo va a poner como titular, con lo cual, se cae la teoría de que el 1 quiso irse para cambiar de aire.

Muchas veces, por querer maquillar al muerto nos olvidamos que no podemos hacer nada con el olor a podrido. Cuando se quiere disfrazar una verdad, termina siendo como escupir al cielo. Y si bien hay que tener cierto tacto para manejar estas circunstancias, lo mejor es decir “muchachos, se acabó el ciclo para algunos”, dar los nombres y a otra cosa. Doloroso, sería como una bomba… pero una bomba estalla una sola vez, de la otra manera, es la misma bomba que estalla infinidades de veces.

Hay un cariño que me une con Guillermo. Hay algo de piel que siento por este muchacho que tantas alegrías nos dio. Y que, seguramente, el no llegó de la mejor manera. No llegó a un cumpleaños de 15 para bailar el vals con la niña en cuestión. Llegó a una casa que se cae, derruida, con humedad en todas las paredes, con serios problemas de cañerías… De fiesta, nada. Por lo tanto, quiero creer que su trabajo, demasiado quirúrgico, es el que le está llevando más tiempo. Habrá que ver cómo soluciona el resto, olvidándose de las luchas internas para ver quién es el que la tiene más larga.

Ahora, mientras Guillermo resuelve lo interno, algo que los dirigentes tendrían que haber hecho hace tiempo, ¿qué hacemos con el equipo? Equipo flan, ya no es cíclico, es un rico flan… Habrá que ver si se puede mantener erguido y no desparramarse en el plato del campeonato.

Por Marcelo Rodríguez* para el blog Corazón y pases cortos (Siempre Boca) 

* Marcelo Rodríguez es periodista acreditado en Boca desde hace más de 20 años. Trabaja en el diario Crónica, escribe en Don Balón y fue uno de los puntales de Informe Xeneize. También trabajó en El Cronista Comercial, La Razón y Diario Popular. Y además en la inolvidable Asi es Boca.