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Deja Vu 1998

Por Leandro Valdés @leandrovaldesVM. La opinión del hincha

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Recién llego del Templo Sagrado y no tengo ganas de irme a dormir, prefiero soñar despierto. ¿Qué sueño o qué pienso? Que estamos en 1998, que se está gestando algo, que tenemos con qué y en quiénes confiar. 

Yo no olvido nada de lo que pasó, desde ya, pero mejor mirar hacia adelante y buscar equivalencias o fundamentos para sostener este deja vu.
 
Carlos Bianchi, el inigualable, armó un equipo sólido, fuerte, ganador y con buen juego. Arruabarrena hoy está armando un equipo sólido, fuerte, ganador y con buen juego.
 
¿Qué estoy diciendo? Repasemos: Córdoba, Ibarra, Bermúdez, Samuel, Arruabarrena, Basualdo, Serna, Cagna, Riquelme, Barros Schelotto y Palermo. Orión, Marín, Echeverría, Díaz, Colazo, Erbes, Meli, Gago, Carrizo, Chávez y Calleri.
¿Son parecidos? Sobran las coincidencias y existen marcadas diferencias… Para ello hay que analizar todo como si hoy es 1998 y lo haremos individual, colectiva e incluso  tácticamente.
 
Comencemos por los apellidos: Ambos buenos arqueros no ganaron la Copa Libertadores. En los dos casos cayeron en finales por 2 a 0 de visitantes (los dos goles del punta rival) y ambos cargaban un fuerte error Copero cometido en la Capital Federal: Óscar con River y Orión con Liga. Son arqueros de selección.
 
Los laterales de los dos equipos tienen una similitud física: el morocho por derecha, el rubio por izquierda (y en este caso son los dos de las inferiores de Boca, con un breve paso en otro equipo más pequeño). Todos miran el arco rival. Son más confiables y completos los que fueran dirigidos por Bianchi, eso sí.
 
Dos centrales fuertes: un duro Bermúdez y un duro Echeverría. Ayer el Marplatense cerró tirando la pelota a la platea, a lo Bermúdez. Samuel y Díaz son veloces y de anticipo, ambos con divisiones inferiores en clubes rosarinos. La pareja de centrales 1998 era inmejorable. Ya sacamos una diferencia: los apellidos de 1998 congeniaron una defensa más férrea, casi inexpugnable.
 
Sigamos: el ritmo y corte de Serna es sustituido por Meli y Erbes a la vez, con la diferencia que Meli tiene llegada al área rival y remate de media distancia. Ni Meli ni Serna jugaban con el DT precedente. Erbes haría un poco de Basualdo pues Pepe Basualdo también aportaba sacrificio y sobre todo, buena ubicación, un táctico. Hoy Boca no tiene un jugador así. Por eso se necesitan dos para complementarse y cumplir esos dos roles: sacrificio y ubicación. Diferencias: experiencia 1998 vs. juventud.
 
Cagna no tiene el despliegue de Carrizo, pero el anterior capitán manejaba los tiempos. Ambos juegan por los dos perfiles y cambian de lado en pleno partido. Carrizo es más eléctrico.
 
Gago no es Riquelme pero con Central se pareció a Román. Menos quejas y más asistencias. Jugó comprometido con el desarrollo del partido y lo hizo en gran nivel. El Riquelme 1998 no era lo decisivo que fuera luego. Este Gago está agarrando la manija luego de muchos partidos en muy bajo nivel.
 
Arriba si son muy distintos: un siete encarador y guapo jugaba con un 9 que metía todo lo que le tiraban distan mucho de este 9 aguantador de espaldas y de buen toque/descarga que juega con un 11 potente. Lo importante es que la meten, y cada vez más seguido. Los goles de Palermo se pueden sustituir con los goles de los dos delanteros del presente. Llevan 5, deben superar los 20 del Titán en sólo un semestre. Eso sí, éste Boca suma puntos con goles de sus delanteros (sumemos a los de Gigliotti).
 
Hasta similitudes en los suplentes como un volante derecho extranjero por bando llegado bien de última (Pereda y Fuenzalida, respectivamente), experimentados centrales (Traverso y Forlín, anticipándose que no me sorprenderá si Forlín juega de 5 como lo hizo Traverso), Barijho/Gigliotti, Rosada/Bravo, Matellán/Magallán, La Paglia/Castellani. El plantel actual es más completo (sumemos a Martínez, Insúa, Acosta, etc.), pero el equipo base de Bianchi 1998 era mejor que éste.
 
El compromiso de los jugadores para con el DT de turno es el mismo. Además, a ninguno de los dos planteles les sobraban jugadores campeones. Ambos capitanes (Cagna y Díaz contaban con títulos locales e internacionales), Córdoba y Orión conocían la gloria local, Basualdo había ganado títulos con Vélez como Gago con Boca. Colazo y Erbes algún poroto suman, pero lo más importante es el hambre de gloria. La ventaja del actual plantel es que todos los campeones lo fueron con Boca Juniors, no así en 1998. Conocen las mieles de la gloria en azul y oro. Saben el valor de ello.
 
Cuando Bianchi arma su primer equipo, ese plantel venía de cargarse a Veira; hoy al Vasco le tocan quienes fueran dirigidos por Bianchi, justamente. En los dos casos las miradas sobre los jugadores pesan más que sobre los DT de turno, los cuáles, casualmente, no eran la primera opción de la dirigencia. Lo era Passarella en el primer caso y lo es Barros Schelotto en el segundo. La ventaja del Vasco es el respaldo total de la dirigencia. Ischia y Markic son los laderos de cada DT, dos volantes con pasado en otros equipos de cabotaje e internacionales menos Boca. Veglio y Navas comparten el elenco. Veglio agregaba el bosterismo necesario que Arruabarrena lleva en las venas. Ese rol hoy no se precisa.  
 
Sigo: La solidez defensiva, la rápida seguidilla de victorias iniciales, el estadio siempre lleno, el contagio del campo de juego a las tribunas y viceversa, dentro de un esquema táctico que se nutre de tres palabras vitales: presión, rotación y posesión.
 
Eso sí, el team de Bianchi manejaba el ritmo del juego con la pelota paseando de costa a costa, toques cortos, mucha tenencia y presión para recuperarla. El actual Boca busca eso pero lo hace a partir de un ritmo superior, siendo más vertical. Esto se puede fundar en las diferencias de los defensores y Serna vs. el presente: además el tándem Román, Guille, Martín garantizaba una pepa por match, mientras que hoy todos los volantes deben llegar al gol. Entonces, aparece una mayor rotación y movilidad que tiende a suplir esa diferencia.
 
Otro tema relativo a la formación del plantel: en primer lugar Boca prescindió del Halcón y la Paloma, y justo con la llegada de Bianchi se fueron tres caudillos de vestuario: Fabbri, Latorre y Caniggia. Ya no estaba Maradona. Bermúdez y Cagna toman la batuta. En el presente el líder dentro y fuera del campo ya no está: Riquelme y ya no estaban Schiavi. Sin Riquelme en el campo de juego, estos mismos jugadores no sumaban puntos o lo hacían muy escasamente. Y cuando sumaban (me refiero al Falcioni apertura 2012), el juego era chatísimo. Riquelme fue el Lazarillo que los guiaba. Ahora no tienen su timonel, deben ser ellos quienes lo asuman. Gago ayer lo hizo con creces. Díaz está en un nivel altísimo y celebro que Orión ahora vuelva a salir en los centros y quiera jugar sí o sí aunque le sangre la cabeza por un indefendible piedrazo. Bermúdez-Cagna, Díaz-Gago. Córdoba inicialmente cuestionado, Orión no tanto por lo deportivo sino por rumores de pasillo.
Tanto Bianchi como Arruabarrena repiten definiciones: “la actitud no se negocia”, “hay que mejorar”, “el mérito es de los jugadores”, “hay que ser solidarios”, entre otras.
 
Con las desigualdades marcadas (además de los cambios generacionales, en la prensa y hasta en cierto público de Boca), la idea es la misma. Que el rival sienta que se juega al ritmo y al rigor que exige Boca, que sea Boca quien maneje los tiempos de cada encuentro, sin importar el rival o lugar.
 
Podría seguir agregando cosas, pero mejor ir viéndolas a medida que vayan ocurriendo. Haré hincapié final en las coincidencias ya marcadas (algunas forzadas, no lo negamos) dentro del contexto general (y a veces en el particular), es eso lo que quiero destacar, pues siento, percibo que se está gestando algo similar.

Hay olor a 1998, tengo la sensación que se está engendrando algo lindo. Ojalá, yo sigo acá despierto.
 
PD: a Carlos Bianchi nunca lo voy a olvidar, menos la forma en que fue despedido y el nivel de algunos jugadores. Eso sí, en Boca se alienta, como siempre, no importa quien esté.    

Por Leandro Valdés



*Leandro Valdés es escritor y hace poco publicó el libro  "Los verdaderos mellizos de la Boca" de editorial Corregidor. Además es abogado y esta engalana el Staff de SoyBocaRadio.