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La Intercontinental del 2000 contada por Seba Battaglia en una nota para Boca es Nuestro

La columna de historia por el Beto Moreno

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Ayer festejamos los 17 años de la épica conquista de nuestra segunda copa intercontinental, y tuvimos el placer de charlar con Sebastián Battaglia mientras el Beto relataba aquella mañana épica. Les dejamos el corte del audio y algunos textuales de lo que dijo el gran Seba, agradeciendo a todos los que formaron parte de aquel glorioso equipo.

Lo que dijo Seba
:

  • "Ni en el mejor de los sueños hubiéramos imaginado estar 2 a 0 arriba en tan poco tiempo contra un rival como el Real Madrid".
  • "Fue una cosa muy linda y rara a la vez. Con 20 años recién cumplidos me encontraba jugando una final del Mundo entrando de titular. Fue impresionante. Como estar en Disney".
  • "En el momento no tomás dimensión. Recién al ver la caravana, llegar al hotel, te ibas dando cuenta de lo que habíamos logrado. La vuelta de Ezeiza al hotel fue increíble".
  • "Estábamos convencidos del equipo que éramos y que le podíamos ganar al Real Madrid".
  • "Fue muy importante para mí Carlos Bianchi. Me hizo jugar en una posición que no estaba acostumbrado y me hizo crecer mucho. Me enseñó cosas que me sirvieron en la vida más allá del fútbol".




Las cosas en su lugar

Si tu equipo viene de ser bicampeón de la Argentina, se encamina a ganar su tercer título local y fue campeón de la Libertadores, tenés que estar tranquilo de que se puede traer la Intercontinental. Era nuestro caso,  dueños de una fe inquebrantable en lo que la Azul y Oro es capaz de hacer en cualquier cancha, de cualquier lugar del mundo y ante el rival que sea. Pero bueno, hay una mitad menos uno de la Argentina, especialmente los habitantes de Núñez y alrededores, que auguraban otra cosa: una derrota segura ante los galácticos del Real Madrid, el mejor equipo del mundo. Se sabe, esta gente posee una devoción casi mística por todo lo que es de afuera. Por eso se sienten orgullosos y felices cuando un jugador surgido de su equipo triunfa en uno europeo. Porque sienten que es más que su club, entonces piensan que ese éxito tiene otra dimensión. Superior, digamos. Y buena parte de ese complejo de inferioridad nace de sus malas experiencias y papelones varios fronteras afuera. Está claro no es lo mismo jugar una final contra Estenada Bucaqué, que contra la Juventus o el Barcelona. Salvo para nosotros. Porque nosotros sabemos que Boca es el equipo más grande de la galaxia y los demás nos tienen sin cuidado. Por eso mientras ellas se compraban una camiseta del Real Madrid y nos deseaban lo peor, nosotros nos aglomerábamos frente al televisor no para ser testigos de una hazaña -algo que ocurre cuando uno de los rivales en cuestión está en inferioridad de condiciones- sino para recibir una nueva alegría.

Pero como todo lo enumerado es cierto de toda certeza, también es importante poner las cosas en contexto para darle al acontecimiento la dimensión que se merece. Habían pasado 22 años desde que el Xeneize lograra su primera Intercontinental y en el medio las cosas no habían sido fáciles. Boca obtuvo el Metro ‘81 y debió pasar 11 largos años sin salir campeón local. En el ’84 estuvo a punto de desaparecer. La lenta reconstrucción incluyó enormes alegrías como las de la Supercopa y la Recopa; y algunos tentempiés como la Master y la de Oro. Y también frustraciones al rolete. Encima en la vereda de enfrentes estaban dulces: en los 80 –en el único año en el que REALMENTE ganaron todo- se desvirgaron de Libertadores e Intercontinental. Y en los ’90 no paraban de ganar títulos locales y encima nos alcanzaron en Libertadores y Supercopa. Para los jóvenes xeneizes que no vivieron esos tiempos es bueno decirles que la mano venía muy cambiada. Boca armaba equipazos, incluso repatrió al Diego, pero no pasaba nada. El fin de siglo asomaba oscuro, con la amenaza de que se prolongase una hegemonía plumífera que no se condecía con la historia. Hasta que en 1998 vino un señor llamado Carlos Bianchi. Armó un equipo irrepetible –porque es difícil que se vuelvan a alinear los astros para que estén juntos el mejor técnico, el mejor jugador y el máximo goleador de la historia xeneize, rodeados encima por una constelación de cracks- que clavó dos torneos locales y una Liberadores. Y nos depositó en la noche del 28 de noviembre de 2000, para terminar de poner las cosas en su lugar.  

El asunto arrancó inmejorable. Diez mil hinchas de Boca copando el Estadio Nacional de Tokio, algo nunca visto en la historia de esta Copa, hacían que el Xeneize se sintiera como en casa. Fue quizás eso lo que hizo que aquel 28 de noviembre de 2000, Boca saliera como si estuviera en la mismísima Bombonera a llevarse por delante al Real Madrid. Ellos venían con todas sus figuritas: Casillas, Hierro, Roberto Carlos, Guti, Figo, Raúl… Pero claro, cuando a la cancha saltan Córdoba; Ibarra, Bermúdez, Traverso, Matellán; Battaglia, Serna, Basualdo, Riquelme; Delgado, Palermo, podés ir a Vietnam tranquilo. Hinchas ajenos se relamían pensando en el festín que el Pesetero Figo se haría con Matellán; propios y extraños se preguntaban si el Pepe Basualdo, con 37 años, estaría a la altura de una final Intercontinental; algunos protestaban -otros lo veíamos con beneplácito- la presencia del Chelo en vez del Melli. Lo cierto es que, para variar, el Virrey dejó en claro que raramente se equivoca. Y lo dejó claro enseguidita nomás.

A los 2' Matellán se la quitó a Figo, metió el pase largo y recto para el pique del Chelo, por izquierda, quien la cruzó al medio, por donde entraba el Titán. El gol más rápido de la historia de la Intercontinental le daba 100% la derecha a Bianchi. Cuatro minutos después, el Real buscaba desesperado en la puerta del área Xeneize. Presión entre Chicho, Traverso y el Pepe sobre Helguera. Basualdo que se la quita y entrega para Román. Y Román -estoy de pie- mete un pase de otro planeta, desde campo boquense, para el pique de Palermo, apareado con Geremi. No bien pisó el área, el Titán –estoy de pie otra vez- bancó con el brazo la pechada de Geremi y le metió un fierrazo cruzado. 2-0. Delirio absoluto. Un minuto después, Roberto Carlos metió una jugada fenomenal y su remate dio en el travesaño. Conseguimos bajarlos de la garganta y asumimos que meter dos de entrada es maravilloso, pero que te garantiza 84' de sufrimiento. Lo confirmó Roberto Carlos a los 11', cuando agarró un rechazo hacia el medio del Negro Ibarra y le metió una volea infernal para marcar el 2-1. Acto seguido, Raúl casi la clava de cucharita. Parecía que se nos iban a venir al humo y cascotearnos el rancho a lo loco. Pero fue tan así. De hecho, Casillas se lució: primero sacándole un tiro libre venenoso a Román, y después tapándole al Chelo lo que hubiese sido el mejor gol de todas las Intercontinentales, tras una apilada fenomenal de derecha a izquierda. El primer tiempo se fue con un Boca muy superior ante un Madrid confundido.

Y en la segunda mitad apareció la otra faceta de ese equipo infernal diseñado por el Virrey: la solidez. Martín y el Chelo ya habían hecho lo suyo. La defensa, comandada por el Patrón, se volvió impenetrable. Ya no estaba Samuel pero no importó, porque Traverso le comió los tobillos a Raúl; el Negro clausuró el lateral y Roberto Carlos ya no volvió a arrimarse al gran Oscar; y Matellán se lo comió a Figo en dos pancitos. El Seba, Chicho y el Pepe coparon el medio. Cortaban todo y se la daban a Román. Y Román... Qué decir de Román. Amo y señor del partido, arrancó con un tiro libre al ángulo que le sacó Casillas. Y después sacó a pasear a al Real Madrid entero, la puso bajo la suela y ya no se la pudieron sacar. Así le dio aire a todo Boca como para que lejos de sufrir, el Xeneize gozara otra vez, como nunca, 22 años después de aquel glorioso equipo del Toto, pero con la misma genética de la más pura cepa bostera. Y de paso, ya que estamos, recordar que esa fue la última final que perdió el Real Madrid, pero no la última que ganaría Boca…

Por Alberto Moreno para Boca es Nuestro



"Boca es Nuestro" Todos los jueves de 18.30 a 20.00 hs por Radio Ired. Con Ana Bonissone en la conducciónEduardo EliaschevClaudio Giardino y Fernando Burruso en el estudio, y los columnistas que cubren las principales actividades de nuestro Club como Martín Marzolini en básquet, Vanesa Raschella en futbol femenino, Martín Herrera en fútbol profesional, Jacqueline Vezzosi en divisiones inferiores del fútbol masculino, Mariano Reverdito con el polideportivo y el invalorable aporte de Alberto Moreno recordándonos de dónde venimos en cada hecho histórico de nuestro Club Atlético Boca Juniors. Con la producción general de Leo ZallioDaniel LubelGabriel MartinIvan Ludueña y Maximiliano Catanzano en diseño y gráfica.